Los créditos “gota a gota” —como se le conoce popularmente a los préstamos rápidos ofrecidos por el crimen organizado a cambio de cobros que posteriormente son abusivos— son un método de financiamiento peligroso, pero que se expande rápidamente entre la población.
Una reciente encuesta realizada por el Centro Internacional de Política Internacional para el Desarrollo Sostenible (Cinpe) la Universidad Nacional determinó que una de cada dos personas mayores de 18 años en Costa Rica conoce este tipo de instrumentos; mientras que un 5,34% acepta haber accedido a ellos.
Los créditos “gota a gota” son estratégicos para los grupos criminales por varios motivos. Entre ellos, porque se tratan de una actividad que les permite mantener su dinero en las calles, sin tener que almacenarlo en un lugar físico en concreto. Por otro, porque también les deja sacar réditos del mismo, sin tener que acudir a los sistemas formales de inversión.
De entre el aproximado de 1.700 encuestados, el estudio pudo obtener las características de 91 personas que aceptaron haber acudido por un préstamo de este tipo. ¿Cuáles fueron sus principales características y qué nos dicen sobre el alcance de estos créditos?
Todas las edades
El crédito “gota a gota” parece ser un fenómeno sin distinciones etarias. Si bien una tercera parte de las personas que dijeron haber acudido a este tipo de financiamientos afirmaron tener entre 25 y 44 años; poco más de una cuarta parte de los registros correspondió a personas del extremo más joven (de entre 18 y 24 años) y del mayor (de 55 años o más).
Sin sesgo educativo
En materia de educación, tampoco parece existir una tendencia entre las personas que acuden a este tipo de financiamiento. Si bien tres de cada cuatro personas que dijeron haber accedido a créditos “gota a gota” comentaron tener estudios de secundaria completa o menos, la tendencia general de la población es similar.
Primera o última alternativa
El estudio sí determinó que hay dos tipos de motivaciones principales que empujan a las personas a acudir al crédito “gota a gota”:
- Cuando no hay más alternativa: Tres de cada cinco motivaciones señaladas por quienes acudieron a este tipo de financiamiento correspondieron a condiciones que les impedían acudir a crédito formal. Por ejemplo, haber perdido la categoría de crédito por impago, laborar en el mercado informal y ser incapaces de acceder a crédito bancario, o tener una capacidad de pago insuficiente.
- Cuando es la alternativa más expedita: Por otra parte, dos de cada cinco motivaciones señaladas hicieron referencia a la necesidad de obtener dinero de forma inmediata, lejos de la burocracia del sector formal. Por ejemplo, el surgimiento de una emergencia o la búsqueda de trámites más fáciles de cumplimentar.
Sin tarjeta de crédito
Una condición particular que compartieron la mayoría de personas que dijeron haber accedido a un préstamo “gota a gota” fue carecer de una tarjeta de crédito. Solo 14 de las 91 personas que dijeron haber acudido por ese tipo de financiamiento dijeron tener una tarjeta de crédito que les permitiese acceder a financiamiento formal inmediato. La mayoría dijo tener una tarjeta de débito y solo una cuarta parte dijo no tener plástico alguno.
Incluso personas empleadas
Por último, el estudio consideró la situación laboral de las personas. En ese sentido, se determinó que el fenómeno afecta a personas con empleo a tiempo completo (cerca de una cuarta parte de los afectados); pero principalmente a personas con menores niveles de estabilidad laboral como trabajadores independientes, desempleados, empleados a medio tiempo y emprendedores, que son más susceptibles a enfrentarse con problemas de liquidez para satisfacer sus necesidades (aunque no exclusivamente).
Práctica antigua
Los créditos “gota a gota” se tratan de una práctica antigua, la cual se popularizó desde la década de 1990 en Colombia, junto con el auge de la cocaína para exportación.
Desde entonces, se ha extendido por múltiples países de la región, incluido Costa Rica.
Como se trata de operaciones informales de las cuales no consta registro o contrato alguno, las personas que otorgan estos préstamos llegan a cobrar tasas de interés superiores al 200% anual, por medio de pagos que llegan a ser semanales o hasta diarios, mediados por amenazas o extorsiones.
Según datos del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), actualmente se recibe una denuncia relacionada con este tipo de prácticas cada 12 o 13 horas, en promedio, más allá del posible subregistro por las acciones de intimidación asociadas.
La economista Nayeli Vásquez, una de las coordinadores del estudio de la UNA, comentó que el crédito “gota a gota” tiene éxito porque logra adaptarse a la región en la que se ofrece, cambiando de público. “Por ejemplo, el objetivo en las zonas urbanas suelen ser los comerciantes informales; pero en zonas rurales el enfoque recae sobre pequeños agricultores y pequeños empresarios”.
El economista Leiner Vargas, quien también dirigió la investigación, explicó que la falta de capacidad de ahorro de la población y la excesiva burocracia del sector formal también son factores que inciden en el fenómeno.
“Una persona (de las encuestadas) necesitaba un crédito para atender la salud de su hijo; hablamos de una mujer que necesitaba ¢200.000, pero terminó pagando ¢50.000 semanales por ese crédito solo en intereses: una tasa más allá de lo imaginable por solo ¢200.000... ese es el tipo de situación“, ejemplificó el académico.
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