La fundación de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) en la década de 1940 —así como la constitución de su alcance universal de sus servicios— es un factor trascendental para el país, que ha permitido mejorar la calidad de la vida de la población y su capacidad de sobrevivencia.
Incluso a pesar de sus problemas financieros y administrativos, la Caja sigue siendo fundamental para la población, que acepta no tener el dinero suficiente para cubrir tratamientos y operaciones costosas por su cuenta y que, además, ve a la institución como su primera opción en caso de necesitar operaciones u otras formas de atención, incluso a pesar de las listas de espera.
Todo ello se desprende de uno de los capítulos de la más reciente encuesta de Actualidades 2024, publicada por la Escuela de Estadística de la Universidad de Costa Rica (UCR) este mes de diciembre.
Para dicho estudio, los encargados realizaron 1.179 entrevistas a personas mayores de 18 años, nacionales y extranjeras, de todas partes del país; lo cual implicó un margen de error de solo 2,8 puntos porcentuales.
¿Cuán dependiente de la Caja es la salud de la población costarricense? ¿y qué tanto afectan esa dependencia los problemas estructurales de la institución?, EF lo analiza.
Los números
De modo general, podemos rescatar cinco grandes conclusiones de la encuesta sobre la CCSS:
Cobertura
A pesar de los problemas de la Caja para dar una atención rápida y oportuna, la encuesta de la UCR determinó que un 86,4% de la población nacional está debidamente asegurada por la entidad por medio de alguna de las múltiples vías disponibles.
Preponderancia
Asimismo, el estudio encontró que hasta ocho de cada 10 habitantes del país ven a la Caja como su “primera opción” en caso de necesitar ser operados; mientras que siete de cada 10 también la priorizan en caso de requerir atención médica en general.
Estos porcentajes son más altos entre personas mayores, con menores niveles educativos y con ingresos propios que consideran justos o insuficientes.
Sin embargo, el porcentaje de personas que priorizan a la Caja tampoco caen por debajo del 50% entre los más jóvenes, con mejor desarrollo educativo o con mejor situación económica.
La preponderancia de la Caja sobre la salud de las personas también es alta, aunque con un nivel ligeramente menor, al analizar los números relacionados con la adquisición de medicamentos. Hasta un 32,7% de las personas encuestadas dijo que depende exclusivamente de la institución para obtener sus medicinas, mientras que un 20,2% dijo hacer uso mixto de la institución pública y de las farmacias privadas.
Un 40,6% de la población, por otra parte, dijo que solo acude a farmacias privadas; mientras que un 2,7% dijo que su actitud depende del costo del medicamento y el resto aludió a otras formas de abastecerse.
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Razón económica
El estudio también dejó en evidencia que la importancia de la Caja, más allá de sus problemas de atención, podría relacionarse con la situación económica de la población y su incapacidad de pagar por soluciones privadas.
Hasta siete de cada 10 personas encuestadas reconoció que no dispondría de los recursos suficientes para pagar un tratamiento o una operación cuyo costo supere los ¢3 millones; y hasta una cuarta parte de los habitantes dijo que ya ha dejado de atender algún problema o alguna preocupación de salud por falta de dinero.
Tiempos de espera
En cuanto a los grupos que no ven a la Caja como primera opción en caso de requerir atención médica o una operación —principalmente compuesto por personas con mejores condiciones educativas y financieras—, la mayoría lo atribuye a cuestiones como los tiempos de espera.
En materia de atención médica general, un 65,1% de las personas que no ven a la Caja como primera opción señalan los tiempos de espera como la causa de esa postura; mientras que un 14,9% lo atribuye a que tiene seguro privado y un 4,4% a que percibe una mala atención del personal de la Caja.
En tanto, en materia de operaciones, hasta un 71% de las personas que no priorizan a la Caja lo relacionan con los tiempos de espera; mientras que un 18,6% lo atribuye a su percepción de que la atención es mala y solo un 4,2% a que tiene un seguro privado que cubre ese tipo de situaciones.
Suficiencia
La encuesta también abordó la percepción de la población sobre la suficiencia o insuficiencia de los recursos que recibe la Caja, así como sobre el manejo que realiza la institución de los mismos.
En ese sentido, se encontraron criterios divididos.
En cuanto a la suficiencia o no de los recursos, un 40% de las personas opina que la CCSS recibe el dinero necesario, un 35% que recibe menos de los que requiere y un 16% que recibe más de lo que necesita.
En cuanto al manejo que hace la Caja de su dinero, un 44% opinó que es “malo o muy malo”, un 36% que es “bueno o muy bueno”, y solo un 15% que es “regular”.
Problemas críticos
A pesar de su alta importancia para la población, la CCSS enfrenta serios problemas en la actualidad, muchos de ellos relacionados con su situación financiera. Entre ellos, acumula listas de espera muy significativas en materia de operaciones y otros procedimientos médicos; la situación de sus balances de ingresos y gastos ha obligado a reducir su inversión en nuevos proyectos; y el financiamiento por parte del Estado enfrenta problemas.
Hasta octubre pasado, el Área de Estadística en Salud de la Gerencia Médica de la CCSS estimaba que unas 185.500 personas esperaban por una operación en la entidad; con un tiempo de espera promedio de 411 días para todas las especialidades. Sin embargo, en algunos casos como Neurocirugía del Hospital Monseñor Sanabria, en Puntarenas, o del Hospital Enrique Baltodano, los tiempos llegan hasta los tres años.
En cuanto a sus inversiones, la entidad apenas retomó hace un año 213 de los 340 proyectos de su portafolio de inversión para los próximos 10 años, el cual se había suspendido luego de conocer informes que ponían en entredicho la sostenibilidad financiera de la institución si se concretaban esas iniciativas y se mantenían con en el paso del tiempo.
A ello se suma los problemas financieros del Estado, que han desfinanciado a la institución de forma indirecta. La CCSS estimaba que el Estado le debía ¢1,6 billones al seguro de salud en 2020, pero hasta octubre de este 2024 el monto se había duplicado y ascendía hasta los ¢3,2 billones.
Pese a ello, el sistema público sigue siendo la única vía de atención sanitaria para la mayoría de los costarricenses y demás habitantes del país, comprueban los datos.