Costa Rica duplicó, entre 2008 y 2018, su nivel de crecimiento promedio anual de productividad, incluso logró mejor ritmo que naciones como Estados Unidos, Chile y las naciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Sin embargo, la productividad laboral nacional es casi tres veces menor en comparación con el promedio de los miembros de esa organización internacional conocida como “el club de los países ricos”.
Este es uno de los hallazgos del estudio La productividad en Costa Rica, elaborado por los economistas Gloriana Ivankovich y Josué Martínez, y publicado por la Academia de Centroamérica, en enero del 2020.
Los investigadores profundizan en las razones que motivaron la mejora del rendimiento del país en los últimos diez años, pero también ofrecen luces sobre los aspectos que se deben transformar para el futuro.
Evaluación de la OCDE
La productividad, que se define como la capacidad para fabricar bienes y servicios de la forma más eficiente posible, es uno los factores que se relaciona con el ingreso de los habitantes y se traduce en bienestar.
Si una nación invierte menos tiempo y aprovecha mejor sus recursos para producir, tendrá un crecimiento económico más robusto y duradero en el tiempo, esto permitirá que el ingreso de cada persona aumente y, por ende, mejorará su calidad de vida.
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La OCDE evidenció en diferentes informes que los bajos niveles de productividad −principalmente en economías de ingreso medio similares a Costa Rica− son una de las razones de las diferencias de ingreso per cápita entre las naciones de América Latina y las de ese organismo internacional.
En el estudio económico sobre Costa Rica 2020, la organización destacó que en la última década el crecimiento promedio de la producción nacional cayó del 5%, en 2009, al 3%, en 2019, debido a una débil productividad.
El organismo recalcó que la diferencia desfavorable de ingresos con los países de la OCDE es grande por la misma razón.
La productividad laboral de Costa Rica es baja con respecto a otras naciones de la región y su brecha se ensancha cuando se compara con Europa o Estados Unidos.
El país es una economía dual que combina a un sector exportador con altos niveles de innovación y dinamismo, con un amplio parque de pymes que no logran encadenarse para aprovechar la apertura comercial y el entorno del mercado global.
“Aumentar la productividad y la competitividad de las empresas locales para ayudarlas a alcanzar su máximo potencial fortalecería los efectos positivos aún más significativos. Es particularmente importante mejorar el marco regulatorio”, apunta el estudio de la OCDE.
Ocho retos
Para Ivankovich y Martínez los retos son claros en áreas como la estabilidad macroeconómica, el desarrollo de infraestructura, la apertura comercial y la Inversión Extranjera Directa (IED).
Sin embargo, reconocen que el país no puede enfrentar al mismo tiempo todos los obstáculos o ‘cuellos de botella’ para ser más productivo y eficiente, por lo que se enfocan en algunos elementos centrales.
1- Profundizar la IED: permite modernizar y diversificar la estructura productiva y el comercio exterior. Se conseguirían mayores avances tecnológicos que se trasladan a un progreso en el sistema productivo y social.
2- Mejorar el diseño institucional: ayuda a promover una asignación más efectiva de recursos de producción y crea incentivos para el desarrollo integral. La idea es aprovechar los spillovers (efectos derrame) generados por la IDE, sobre todo en industrias con alta productividad y empresas exportadoras.
Las propuestas para avanzar en este tema consisten en crear una agencia encargada de fomentar la competitividad, y promover un sistema nacional de innovación y desarrollo (I+D).
“El país no sólo tiene un bajo nivel de inversión en innovación, sino también, un limitado apoyo en materia de ciencia y tecnología, lo cual repercute en la capacidad de absorción y creación de nuevas tecnologías”, aseguran los investigadores.
3- Transformar la eficiencia del sistema educativo: el principal fin es mejorar la calidad para formar personas que puedan integrarse a las nuevas demandas del mercado laboral. Todavía persisten desconexiones entre el modelo académico y las necesidades de las empresas que operan en el país, así lo advirtió el Informe Estado de la Nación 2019.
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4- Mayor apertura comercial: impulsar la promoción de exportaciones, importaciones y la IED para buscar acceso a nuevos mercados y mayor eficiencia en la producción interna.
5- Promover la competencia: se debe aplicar en los mercado internos de bienes y servicios (incluidos los financieros). En el país hay varios sectores donde no se aplica la nueva ley aprobada en 2019 para fortalecer a las autoridades de competencia, por ejemplo, transportes, distribución de combustibles, arroz, azúcar, alcohol y servicios profesionales.
6- Cambios en el mercado laboral: crear empleos formales, reducir la informalidad, aumentar la eficiencia del sector público, modernizar y flexibilizar el mercado con nuevas políticas públicas como las jornadas 4/3, la ley de fortalecimiento del Instituto Nacional de Aprendizaje (INA) y la educación dual entre otros.
7- Más infraestructura y comunicaciones: disminuir los costos de movilización de los bienes, servicios y personas dentro del país, y con otras naciones, ayudaría a aumentar la productividad en todos los sectores de la economía.
8- Mercados financieros: una mayor profundización de estos mercados ofrece una oferta más robusta de servicios que permiten financiamiento a las empresas, reduce los costos de intermediación y propicia un ambiente óptimo para aumentar el ahorro interno. Todo esto redunda en nuevos recursos para incentivar las inversiones de los agentes económicos.
Pandemia: punto de quiebre
El análisis sobre el rendimiento del país se efectuó antes del golpe del coronavirus a la economía nacional, que profundizará problemas como la crítica situación fiscal, el desempleo y la pobreza.
Sobre la estabilidad macroeconómica de Costa Rica, Ivankovich y Martínez ampliaron en entrevista con EF, que es una condición necesaria, pero no suficiente para los avances en materia de productividad y competitividad.
La complejidad de las finanzas públicas deteriora las condiciones de crédito, lo que significa menos disponibilidad de préstamos y aumentos en las tasas de interés, y esto se traslada en un efecto negativo en la demanda y el crecimiento económico.
Los investigadores agregaron que la COVID-19 añade dificultades en la misma dirección porque no se tiene certeza de lo que sucederá a futuro con la pandemia ni con las implicaciones de las medidas sanitarias sobre la productividad.
“Por una parte, puede implicar una contracción en la producción y posiblemente un excedente de capital con respecto a la utilización del mismo (por ejemplo, un restaurante con 100 mesas, ahora debe operar sólo con el 50%), pero, por otra parte, las empresas se enfrentan a la necesidad de adaptarse a una nueva realidad y a ser más eficientes con menos”, concluyeron.
Cambios en camino
Algunas de las propuestas que plantean Ivankovich y Martínez para mejorar el rendimiento del país en la producción de bienes y servicios, ya vieron la luz en el Congreso o se encuentran en trámite.
El 9 de octubre del 2019 entró en vigor la Ley de Fortalecimiento de las Autoridades de Competencia (9.736) que pretende mejorar las condiciones de los mercados, aunque falta la publicación de su reglamento que se espera para octubre del 2020.
La Ley de Educación Dual y Formación Técnica (9.728) superó su paso por la Asamblea Legislativa el 12 de agosto del año pasado y se implementa en varios centros educativos públicos −mediante un plan piloto− y en el INA.
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Mientras que la creación de un agencia Promotora Costarricense de Innovación (ProInnova) camina a lo interno del Congreso donde ya recibió el aval de la Comisión de Ciencia, Tecnología y Educación el pasado 20 de agosto y pasó al plenario legislativo para la presentación de mociones de fondo.
Silvia Hernández, diputada del Partido Liberación Nacional (PLN), es la promotora de este proyecto de ley con el que pretende transformar el Consejo Nacional para Investigaciones Científicas y Tecnológicas (Conicit) para enfocarlo en procesos de innovación destinados al ecosistema emprendedor.
“El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha señalado que la evidencia empírica internacional muestra una correlación estable y duradera entre las inversiones en innovación y el crecimiento de la productividad de los países; por lo tanto, la relación de causalidad va de la innovación hacia mayor productividad y crecimiento, y no al revés”, indicó Hernández.
La iniciativa dotará de respaldo técnico a las empresas y pymes que deseen mejorar su rendimiento en la producción de artículos para vender dentro y fuera del país.