Cada vez hay más interés en el bienestar, la salud y el equilibrio en las personas, incluyendo en las empresas. Y también más atención a los problemas de salud mental, tales como la ansiedad, la depresión, el estrés, el insomnio y las tendencias de suicidio.
Estas situaciones, más el agotamiento crónico y el síndrome del trabajador quemado (burnout), están relacionados con el trabajo y la deficiente gestión de sus situaciones cotidianas. A nivel global se habla “del gran agotamiento”.
¿Las consecuencias? Problemas de productividad (hasta un 35%), días pérdidos por incapacidad, ausentismo, eficiencia, calidad, errores continuos, conflictos internos y con clientes, desmotivación y accidentes en el trabajo.
No solo eso: si no se sabe cómo atenderlos, puede enfrentar conflictos legales y de reputación e imagen. Todo eso, impacta los costos.
“Es tiempo de ver la salud mental en el lugar del trabajo”, advirtió Sinaí Valverde, funcionaria de la Secretaría Técnica de Salud Mental del Ministerio de Salud, durante el desayuno de actualización laboral realizado por la firma BDS Asesores el 14 de febrero.
La Organización Mundial de la Salud estima que cada año se pierden 12.000 millones de días de trabajo debido a la depresión y la ansiedad, lo que cuesta a la economía mundial casi $1 billón.
En Costa Rica, el número de casos y de días de incapacidades aumentó durante 2024, como lo reportó El Financiero en setiembre anterior.
Desde 2022 a 2024 también se registra un incremento. En este periodo se sumaron 86.000 incapacidades por depresión y ansiedad, con un total de 729.000 días de incapacidad.
Por edades, la mayoría de reportes se presentan en personas entre 30 y 49 años.
La situación empeoró con la pandemia de la covid-19, cuando prácticamente se duplicó la porción de personas con depresión y ansiedad, del 19% hasta el 32% entre 2019 y 2020, según el Ministerio de Salud.
Los especialistas apuntan a factores como la falta de reconocimiento, cargas excesivas de trabajo, presión de plazos, problemas para equilibrar la vida personal y laboral, la falta de apoyo, ambiente en la empresa y la hostilidad (directa o indirecta).
Asimismo, debido a situaciones familiares y financieras, consumo de fármacos y drogas, exageradas expectativas de vida y deficientes hábitos alimenticios, problemas cardiovasculares, alteraciones hormonales y fatiga, entre otros.
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¿Qué hacer?
Invierta y capacite
Las empresas deben contar con programas de salud mental (incluyendo descansos y el trabajo remoto o teletrabajo para evitar estrés por traslados y tráfico) e iniciativas proactivas para la identificación de situaciones de salud mental.
Asimismo, impulsar una cultura que desestigmatice estas situaciones y genere sensibilidad en todos los niveles de la empresa, empezando por sus líderes.
“Debemos quitarnos la idea de que es un gasto innecesario”, dijo Cecilia Álvarez, co-fundadora y directora de la firma Shift506.
Álvarez señaló que se obtienen $4 de retorno por cada $1 invertido, mediante la productividad, la reducción de costos y otros resultados positivos.
Establezca mecanismos de identificación
Las empresas deben contar con mecanismos que generen alertas sobre situaciones que se estén presentando.
Esa identificación, atención y acompañamiento temprano con personal capacitado deben ser proactivos, para evitar que se salga de las manos.
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Defina protocolos
Cuando se identifique una situación de salud mental se debe seguir un protocolo de atención de las personas colaboradoras. Por ejemplo, se pueden basar en las directrices de la Organización Mundial de Salud. La clave es que el abordaje debe ser humano y no desde el estigma o el prejuicio.
Lo primero es el diagnóstico individual y confidencial, a cargo de un médico especializado. Lo segundo, es el diagnóstico organizacional, para determinar los factores externos e internos que más afectan al personal, pues se requiere conocer exactamente lo que se necesita.
Con ese conocimiento se pueden definir políticas y normas de acción, que indiquen qué hacer. En forma paralela, se debe contar con medidas de “primeros auxilios psicológicos”, a cargo de personal especializado y de voluntarios entrenados para atender situaciones.
Tome en cuenta lo legal
Las situaciones de salud mental en las empresas e instituciones requieren un abordaje integral que considere varios requerimientos legales.
Lucía Solórzano, socia de BDS Asesores, detalló que se deben cumplir condiciones de confidencialidad y privacidad de la información de las personas, así como de documentación y reglamentación de los beneficios o acciones a favor de su atención (como las licencias por fallecimientos de familiares).
“El reto es empatar la perspectiva humana con la legal”, recalcó Solórzano. “Es una inversión que ayuda a evitar conflictos legales”.
Impulse programas de bienestar
Defina y desarrolle programas de bienestar del personal, como la gestión de reconocimientos, gimnasios, servicios de apoyo psicológico y apoyo legal (por ejemplo, para colaboradores que enfrenten una conflicto legal).
Para las empresas, lo fundamental es generar un ambiente enfocado en las personas. “Los trabajadores felices demandan menos”, recalcó Solórzano.