Olga Rodríguez administra el apartotel Tairona, un establecimiento frente a la Universidad de Costa Rica (UCR) dirigido a un turismo corporativo y de larga estadía, el cual ha tenido que adaptarse a las circunstancias para sobrevivir.
“Ha cambiado un montón. Nos hemos convertido en ventas para nacionales”, contó la hotelera. Su público principal que eran investigadores, profesores o grupos de estudiantes ha cambiado a parejas o personas nacionales que vienen a la capital para algún trámite.
Su peor mes fue agosto, justamente cuando Costa Rica reabrió las puertas a los vuelos internacionales, luego de pasar casi cinco meses sin recibir turistas.
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El primer trimestre de reapertura, sin embargo, expone resultados agridulces.
Las estadísticas proporcionadas por el Instituto Costarricense de Turismo (ICT) muestran que, en números absolutos, las llegadas internacionales se incrementaron mes a mes entre agosto y octubre.
Para el primer mes de reapertura se recibieron 1.636 turistas, mientras que en setiembre el número fue de 3.371, poco más del doble. En el caso de octubre, las llegadas aumentaron a 9.888.
Es decir, hubo un incremento sostenido en esos primeros tres meses. Sin embargo, las cifras están muy lejos de los niveles registrados antes de la pandemia.
Esos 1.636 turistas de agosto representan un 99,1% menos comparado con agosto de 2019. Para setiembre la variación fue de -97%, mientras que en octubre la cifra corresponde a un -92,7% de turistas en relación al mismo mes del año pasado.
Los números proyectan una recuperación en el sector, pero lenta, y llegar a las cifras pre pandemia podría tardar algunos años, según Shirley Calvo, directora ejecutiva de la Cámara Nacional de Turismo (Canatur).
“Hemos advertido que para poder siquiera llegar a unos números cercanos a la actividad turística del año pasado va a tardarse tres o cuatro años más”, dijo.
Por su parte, Gustavo Segura, ministro de Turismo, considera como positivo el crecimiento mes a mes tomando en cuenta que se realizó una reapertura gradual y que, además, la llegada de estos visitantes ayudó a poner a prueba los protocolos sanitarios del país.
No obstante, Segura admite que la cantidad de turistas que arribó al país ese primer trimestre de reapertura es insuficiente y está fuera de lo que esperaban.
“Si uno ve la cifra absoluta, que llegó casi a las 15.000 personas, y la compara con cifras previas a la pandemia, son demasiado bajas (...). 15.000 turistas internacionales no reactivan la economía. La reactivación desde Europa no fue lo que esperábamos”, manifestó.
Contexto internacional incierto
Justamente esa reactivación está intrínsecamente ligada a las posibilidades de viaje desde los principales puntos de origen de viajeros.
El año pasado, los turistas provenientes solo de Estados Unidos y de Europa representaron el 71% del total de viajeros por vía aérea, convirtiéndolos en los puntos de origen más importantes para el país.
Sin embargo, actualmente naciones como Francia o Reino Unido están en medio de una segunda gran cuarentena en sus territorios debido al repunte en los casos de COVID-19.
Esta segunda ola rompió una tendencia a la baja en las estadísticas de COVID-19 que se venía presentando en esas zonas. Dicha tendencia traía esperanzas para el país, pues se esperaba que más turistas europeos y estadounidenses retomaran los viajes internacionales.
“El hecho de abrir fronteras fue una medida muy importante que el sector turístico pidió pero que no generó una reactivación inmediata porque dependemos del apetito de viaje que tengan los extranjeros y Costa Rica prácticamente depende del turismo proveniente de EE. UU. y Europa”, aseguró la directora de Canatur.
La represente también afirmó que, si bien ha habido una mayor apuesta al turismo nacional, este presenta una contracción que responde a la afectación que han tenido muchas familias costarricenses a raíz de la situación económica y sanitaria del país.
Los casi 15.000 turistas que entraron al país entre agosto y octubre de este año pudieron haber dejado entre $25 y $30 millones en ingresos, según estimaciones del ministro de Turismo, tomando como referencia los promedios de años anteriores en los que un turista en Costa Rica gasta aproximadamente $150 por día durante una estadía media de 12 días.
Expectativas ante la temporada alta
Desde inicios de noviembre el país permite la llegada de personas provenientes desde cualquier estado de EE. UU. y ya no solo desde aquellos con incidencia más baja de COVID-19, lo que podría incrementar los números de cara a la temporada alta.
Según el jerarca de Turismo, se han abierto nuevas rutas aéreas, como por ejemplo desde San Francisco (California) o Denver (Colorado), mientras que desde Los Ángeles volarán cuatro aerolíneas, dos más que antes de la pandemia.
“Esperamos números importantes que le permitan al menos superar el punto de equilibrio a la mayoría de empresas”, estimó Segura.
Las expectativas son ambiciosas y el ICT espera atraer a medio millón de turistas para esta temporada alta 2020-2021, aunque con un crecimiento gradual y paulatino.
De acuerdo con Segura, para el año 2021 las aerolíneas proyectan traer al país entre un 30% a 35% de los turistas que vinieron el año anterior, es decir, alrededor de 800.000 personas.
Durante la etapa de reapertura, un punto polémico fue la obligación de un seguro médico para cada turista que ingresara al país que, en principio, estuvo solo en manos del Instituto Nacional de Seguros (INS), pero luego se abrió a entes privados e internacionales.
Para la jerarca de Canatur, a estas alturas del año el tema ya no se trata de reactivación, sino de salvamento para que muchas empresas puedan aguantar hasta enero o marzo del año entrante.
Olga Rodríguez, con su apartotel Tairona, ve el futuro con incertidumbre. “La expectativa para nosotros es como una esperanza: que algún día abra la UCR y vuelvan a traer profesores, catedráticos, investigadores, que era la gente que recibíamos mucho... todo eso no sé cuándo volverá”.