Donald Trump llegará a la Casa Blanca y sus políticas de comercio exterior hacen eco en las economías alrededor del mundo. En Costa Rica no es la excepción.
Hasta ahora el presidente electo de Estados Unidos solo ha manifestado abiertamente su intención de renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA por su siglas en inglés) y eliminar cualquier posibilidad que implique la aprobación del acuerdo Transpacífico (TPP). Sin embargo, sus políticas de comercio proteccionistas obliga a plantearse la interrogante: ¿Si Trump quisiera modificar Cafta puede hacerlo?
Este acuerdo regula las relaciones comerciales y de inversión entre Centroamérica, Estados Unidos y República Dominicana.
En el caso de Costa Rica, este tratado constituye uno de los principales instrumentos de la política comercial, por cuanto regula el comercio con el principal socio comercial del país.
El tratado permitió modernizar la legislación costarricense en materia de propiedad intelectual, seguros, telecomunicaciones y contratos de distribución. Al tercer trimestre del 2016 América del Norte absobió el 44% de las exportaciones de bienes de Costa Rica. Los dispositivos médicos y el banano son los principales productos exportados a los Estados Unidos.
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¿Podría el instrumento ser modificado por el nuevo inquilino de la Casa Blanca? La respuesta es sí, pero antes hay que valorar ciertos criterios.
El Cafta, al igual que el resto de los tratados comerciales, cuenta con un mecanismo de denuncia que permite que un país miembro se salga del acuerdo comercial.
Además, se tiene la posibilidad de plantear renegociaciones sobre temas diversos. Para que eso suceda, se requiere la voluntad u aprobación de todas las partes que forman parte del tratado, que en el caso del Cafta son un total de ocho economías.
Las reformas al tratatado denominadas procotolo de menor rango pueden hacerse entre los países interesados, otras de mayor magnitud requieren la aprobación de los Congresos de las naciones involucradas.
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Para el ministro de Comercio Exterior, Alexander Mora, actualmente Costa Rica no favorece ningún proceso de renegociación ni se puede asegurar el inicio de algún proceso de este tipo.
A su criterio, Costa Rica esperará que las autoridades asuman sus cargos para revisar de manera profunda los intereses de ambas economías.
"Estamos ante un escenario inesperado. Aquí lo que se impone es la prudencia, es un manejo muy conservador y de análisis más que cualquier interés sectorial, claro está, un proceso de renegociación, por ejemplo, supone un gran riesgo", continuó el ministro.
"Recordemos que en cuando se aprobó el tratado los republicanos fueron los principles abanderados. Siempre hay un balance entre el Ejecutivo y el Congreso que sin duda va a influir en la toma de decisiones. Lo primero que hay que señalar es que una cosa es lo que las personas dicen en campaña y otra son las acciones que hacen cuando llegan la presidencia", resaltó Fernando Ocampo, ex viceministro de Comercio Exterior.
Hasta el momento la reacción del empresariado local es de cautela.
"El próximo presidente de los Estados Unidos habló en su campaña de cerrar la economía, ya sea al comercio internacional o a las migraciones. Eso sin duda no sería bueno para Costa Rica... De igual forma, Costa Rica recibe mucha Inversión Extranjera Directa estadounidense, y cualquier limitación, impuesto o política de incentivo a las empresas norteamericanas con negocios en otros países, afectaría la economía local. Si bien es cierto, cambios drásticos no serían fáciles, para un presidente que tiene contrapesos políticos, este es un tema al que habrá que prestarle atención", aseguró Franco Arturo Pacheco, presidente la de la Unión de Cámaras y Asociaciones del Sector Empresarial Privados (Uccaep).
Más allá del acuerdo
Trump ha hablado de otras medidas más a corto plazo y que tendrían consecuencias inmediatas, una de ellas es la creación de una tarifa de un 35% a los bienes que procedan de México, lo que incentivaría la compra de productos elaborados en Estados Unidos. Así como crear un impuesto del 20% sobre las mercancías importadas.
En este punto, una vez más, Mora fue enfático en que habría que hacer las valoraciones adecuadas para determinar si los envíos de Costa Rica a ese mercado se verán afectados.
Sin embargo, para Ocampo, el riesgo para Costa Rica y para el resto de los países es una escalada de medidas proteccionistas por parte de Trump, que no serían solo de índole arancelario y que vendrían a dificultar el tratado como tal.
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"Hay mecanimos para ir a pelear esas medidas. A las medidas que refiero es como el tema del aguacate en Costa Rica, que es una medida clara, muy discutible pero que sacó el producto del mercado", dijo el ex jerarca.
El nuevo inquilino de la Casa Blanca también se opone al outsourcing de las empresas y propone repatriar compañías que realicen labores en zonas libres de impuestos fuera del territorio norteamericano. El presidente electo pretende disminuir el impuesto corporativo de un 35% a un 15%, lo que motivaría la inversión local.
"Dentro de su estrataegia para devolver a empresas de Estados Unidos y generar empleos puede que se desarrolle una política de incentivos muy agresiva que haga que las empresas que en el pasado buscaban otros mercados donde invertir decidan quedarse o devolverse a ese país, y eso supone un gran riesgo y una competencia muy agresiva para Costa Rica", concluyó Ocampo.