Perú declaró el estado de emergencia hasta el 31 de diciembre al sector turismo y dictó medidas para mitigar la crisis de la actividad turística a consecuencia de la pandemia del COVID-19, al tiempo que las tensiones políticas y la incertidumbre están levantando nubarrones sobre la economía peruana, que hasta hace poco navegaba sin ser afectada por los recurrentes conflictos entre gobierno y oposición.
“Declárese en emergencia el sector turismo a nivel nacional hasta el 31 de diciembre de 2022, debido a los efectos generados por la Covid-19″, indica un decreto publicado en diario oficial. Según el decreto, el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur) aprobará “el Plan de Emergencia del Sector Turismo en un plazo de 15 días”.
El plan incluirá “medidas de rescate financiero, de apoyo económico, de facilitación turística, de fomento a la inversión en turismo y de promoción turística”, señala el decreto.
Perú pasó de recibir 4,4 millones de turistas extranjeros en 2019 a 900.000 en 2020. En 2021 solo llegaron 400.000, según el ministerio de Comercio Exterior.
La economía peruana cayó 11,12% en 2020 y estuvo en recesión hasta junio del 2021, pero el golpe fue mucho mayor en el turismo (-50,45%).
En diciembre de 2021 el país comenzó a sufrir la tercera ola de la pandemia, pero los contagios han disminuido considerablemente en las últimas 10 semanas. Con 33 millones de habitantes, Perú acumula oficialmente más de 3,5 millones de casos de coronavirus y más de 212.000 muertos.
Crisis política
El decreto y esa tercera ola de COVID-19 se da en un contexto de crisis política donde el gobierno izquierdista del presidente Pedro Castillo es acusado de supuesta “falta de rumbo” o “impericia” y la oposición, que controla el Congreso, intenta otra vez destituirlo.
El pulso genera un clima que desincentiva las inversiones en una economía que busca recuperarse de los efectos nocivos de la pandemia. “¿Quién va a invertir en un país si no sabe si la próxima semana puede haber otro presidente?”, dice el economista y consultor Joaquín Rey.
Los choques entre el Legislativo y Ejecutivo llevaron a Perú a tener tres presidentes en cinco días en noviembre de 2020. En poco más de cuatro años, el país ha tenido cinco mandatarios. Además, en ese tiempo, por el Congreso han pasado seis mociones de “vacancia presidencial” o destitución, la última contra Castillo hace dos semanas, como las que llevaron a la caída de Pedro Pablo Kuczynski (derecha) en 2018 y Martín Vizcarra (centro) en 2020.
“Anteriormente hubo vacancias presidenciales y no entrábamos en una recesión, porque la economía iba por un canal separado a la política. Pero hoy día estamos viendo un impacto muy grande de la política en la economía”, afirma Rey.
El impacto en la economía de las recurrentes crisis políticas cambió en Perú. “Con el gobierno del señor Pedro Castillo ya hay una relación estrecha del ámbito político y económico, y eso se ve clarísimo en el comportamiento del dólar”, indica el economista Jorge González Izquierdo.
El precio del dólar escaló de 3,6 soles a más de cuatro soles durante 2021 en medio de la polarizada campaña que llevó a Castillo al poder y temores de que cambiara el modelo de mercado por uno de corte socialista como el de Venezuela.
“La entrada del presidente Castillo suponía un cambio. La verdad es que hasta ahora casi que por torpeza, impericia, por incapacidad política, no se han podido implementar grandes cambios, pero todavía queda la duda de qué va a pasar”, dice Rey. “Y todo esto en un marco de absoluta incertidumbre, porque no sabemos si es que en unos meses habrá presidente”.
El dólar comenzó a bajar en enero pasado, pero volvió a subir esta semana tras protestas y bloqueos de rutas contra las alzas de los precios de los combustibles y alimentos, y llamados para que Castillo renuncie.
“La situación política por supuesto que está afectando a la economía por crear incertidumbre y ésta afecta el canal de expectativas de los agentes económicos, llámense consumidores o inversionistas nacionales y extranjeros”, dice González Izquierdo, un exministro de Trabajo.
Efecto Ucrania
Los precios también han subido por la guerra en Ucrania, aunque ésta también ha tenido un impacto positivo para Perú. El aumento en las cotizaciones de los principales exportaciones peruanas, como el cobre y el oro, es responsable del “buen desempeño” de la Bolsa de Lima, que cerró el primer trimestre con un alza de 18%, explica el economista Jorge Gillén, citado por la agencia estatal Andina.
En marzo pasado, los alimentos subieron 3,41% en promedio en el país, la mayor variación mensual en 26 años, según cifras oficiales. “Siempre compro por mayor porque me sale más económico, pero hoy no me alcanzó el dinero. Así que me he quedado sin [comprar] azúcar, sin arroz y sin tallarines”, dice Marisol Gamarra, de 39 años, en el mercado mayorista de Santa Anita, al este de Lima.
Los comerciantes rechazan ser culpados por las alzas.
“Dicen que los comerciantes mayoristas ganan un montón de plata ¡no!”, indica Carmen Guevara, quien vende zapallos en Santa Anita. “Yo para invertir en la chacra y sembrar este zapallo, tengo que darle semilla, tengo que darle abono para que él [un camionero] pueda traerme el producto [al mercado]. Todos los comerciantes hacemos eso”.
María Valencia, quien vende pollos en ese mercado, señala que el precio se eleva por muchos factores: el insumo de los alimentos de las aves, el transporte, al incrementarse el combustible, también repercute en todos los productos.
Para contener las alzas y apaciguar los ánimos, el gobierno eliminó el impuesto a los combustibles y elevó 10% el sueldo mínimo a 1.025 soles ($277). Además, el Congreso derogó el tributo a las ventas de pollo, huevos, fideos, harina, azúcar y carnes.
La eliminación de impuestos reducirá la recaudación fiscal, por lo que en un año el Estado debería invertir más por la falta de inversión privada, afirma Rey.
Pero González Izquierdo cree que el gobierno optó por dar una aspirina, para un tremendo dolor de cabeza como lo son las alzas de precios.