La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) fue clara en su recomendación: Costa Rica tiene que diferenciar sus productos agropecuarios y darles valor, si quiere mantener el éxito ya consolidado del sector.
Hoy, la agricultura cuenta con un sector exportador competitivo e inserto en los mercados internacionales. Según datos de la Organización, las exportaciones en ese nicho han crecido a un promedio anual del 5,6% desde 1994 al 2015.
Apostarle a un mercado como el orgánico se enlista entre los criterios de la agrupación para mantener los números positivos. En la medida en que también la eficiencia y la productividad logren volverse la norma.
“Costa Rica ha tratado de diversificar sus productos, pero no significa que no se puede hacer más”, sostuvo Dalila Cervantes, analista de políticas Agrícolas de la OCDE.
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Desde el Gobierno, aseguran que abrazan la exhortación y que están concentrados en tratar de concretar objetivos trazados en esa materia.
Las conclusiones de la Organización forman parte del más reciente documento “Revisión de las políticas agrícolas (Costa Rica)”, elaborado por la entidad como parte del proceso país para pertenecer a ese grupo de naciones desarrolladas.
En la mira
En la composición de la estructura del sector agrícola nacional se percibe cómo la producción se ha expandido hacia la inclusión de bienes no tradicionales como la piña o el aceite de palma, por lo que si bien siguen siendo los cultivos tradicionales los que se imponen, el país sí ha dado muestras de su diversificación. .
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Como salida, la OCDE invita al país a girar la atención a un mercado como el de productos orgánicos, nicho incipiente a lo interno y con potencial fuera de nuestras fronteras.
De acuerdo con el informe, la producción orgánica en Costa Rica apenas y alcanza un 1,6% de la producción total del sector, teniendo espacio para crecer.
Luis Felipe Arauz, ministro de Agricultura, subrayó cómo se ha buscado impulsar la incursión de productos relativamente poco explotados por el productor nacional, un ejemplo en este campo ha sido la producción de papaya.
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Este producto ha sido uno de los bienes agrícolas que más vieron crecer su eficiencia (un 241% en tonelada por hectárea) en las dos últimas décadas . Un tema de mejores precios, mayores rendimientos genéticos y una demanda creciente del mercado local e internacional, han sido factores favorables que han propiciado ese comportamiento.
“Buscamos incrementar áreas como las del cacao, seguir trabajando con los caficultores para más y mejores variedades del grano y pensando en otros productos como el culantro coyote, que han tenido nichos muy pequeños pero que sabemos tienen una gran posibilidad de expansión y de generación de empleos con producto fresco y de valor agregado”, puntualizó Arauz.
En la misma línea, el jerarca recordó el compromiso adquirido para el desarrollo de dos plantas piloto de agregación de valor, una en la zona norte y otra en la zona sur del país.
“Serán plantas donde empresarios o cooperativas puedan incubar por uno o tres años una idea de producto para que luego salgan directo a su comercialización, es un modelo que replica el mexicano, que aumentó la probabilidad de éxito de un producto registrado de un 15% a un 85%. Estamos ilusionados con esa posibilidad y esperamos que una de esas plantas quede inaugurada en esta administración”, dijo Arauz, a quien le fue presentado el informe de la Organización
Más retos
Además, y más allá de generar valor, se suman otros desafíos.
Uno de los más significativos a criterio de la OCDE es continuar la búsqueda de nuevos mercados, que al final resulte en más consumidores de esos bienes.
Si bien no se trata de una tarea que solo debe ser emprendida por las autoridades nacionales, en instancias como el ministerio de Comercio Exterior (Comex) o la Promotora de Comercio Exterior recae gran parte de esa labor.
Surge entonces otro punto clave: “El desarrollo del sector agropecuario y el crecimiento de la productividad comienza con la mejora de coordinación y eficiencia institucional”.
De esta forma, el plantamiento de la OCDE se aleja de ser una revelación y se toma como un llamado de atención para acelerar el paso y poner en perspectiva los retos que se derivan de adoptar un sector innovador, eficiente y altamente productivo.