La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) prevé que la actividad económica en Costa Rica podría contraerse entre 4% y 5% a raíz de la COVID-19 durante el 2020, según dio a conocer la entidad hoy miércoles 15 de julio.
Estas proyecciones se basan en dos escenarios.
En el peor de los casos, si la pandemia produce un segundo brote, la economía llegaría a contraerse 5% y para el 2021 manifestaría una recuperación del 1,5%. Esto debido a una lenta normalización de la industria turística y a que los servicios más golpeados experimentarán una paralización casi total hasta el último trimestre de este año.
Además se debe contemplar que el aumento en el desempleo deprimirá el consumo privado.
En un panorama más positivo y si la pandemia desaparece, pronto la actividad económica se podría contraer 4% durante el 2020 y tendría un rebote del 2,75% para el 2021, por una mayor recuperación de la demanda interna y las exportaciones.
En junio anterior el Fondo Monetario Internacional (FMI) estimó una contracción de la economía costarricense del 3,3 % para el 2020. Mientras que el Banco Central de Costa Rica (BCCR) estimó un decrecimiento de la producción nacional del 3,6% al inicio de la emergencia producto del impacto por la COVID-19.
En este caso las proyecciones de la OCDE muestran un panorama más complicado para Costa Rica. Ahora bien, el Central podría presentar nuevas estimaciones en el Programa Macroeconómico 2020-2021 que se presentará a finales del mes de julio.
Ante las condiciones excepcionales que vive el país y el mundo, el organismo recomienda estabilizar las cuentas públicas y mejorar la eficiencia del gasto, una vez que se supere la peor etapa y se inicie con la recuperación; esto con la finalidad de mantener los logros económicos y sociales que ostenta el país.
La OCDE estima que el promedio de la deuda de sus países miembros, será del 100% y para Costa Rica estima que con un segundo brote la deuda sería del 69% para el 2020 y para el 2021 crecería hasta el 73,1%. Si hay un solo brote durante el indicador sería del 68% para este año y para el próximo subiría hasta 71%.
“Todos los países van a aumentar la deuda, nos vamos a quedar con una herencia de deuda más pesada, no solo el gobierno sino las empresas y las familias. Por eso será más lento el despegue. Escoger entre la economía o la salud es un falso dilema, no solo es un tema moral y ético es un tema ciertamente económico”, manifestó José Ángel Gurría, secretario general de la OCDE.
Una vez que el país se encamine hacia la recuperación económica será vital apegarse a la regla fiscal para limitar el crecimiento del gasto.
“Si hay un segundo brote la deuda va a aumentar más, si la reforma fiscal y la regla son completamente implementadas la sostenibilidad de la deuda está garantizada, pero si no hay implementación de la regla y el marco fiscal entonces la deuda va a seguir subiendo”, manifestó Álvaro Pereira, director de Estudios Económicos de la OCDE.
El organismo también brindó recomendaciones para procurar mejoras en las políticas macroeconómicas.
• Cualquier apoyo a empresas y hogares durante la crisis del coronavirus debe ser temporal y dirigido a los sectores más afectados.
Prepararse para aumentos en la demanda de atención médica, incluso aumentando las posibilidades para realizar pruebas.
• Asegurarse de que la reforma fiscal se implemente plenamente sin excepciones.
• Establecer pautas claras para la implementación de la regla fiscal.
• Eliminar las exenciones fiscales que benefician a los contribuyentes más ricos.
• Permitir que todas las categorías de gastos puedan ajustarse cuando la deuda pública exceda el 50% del PIB.
• Estar preparados para relajar aún más la política monetaria para apoyar la economía durante el brote de coronavirus.
• Continuar proporcionando liquidez al sistema bancario para proteger su integridad y respaldar la confianza, y continuar ajustando la regulación prudencial según sea necesario durante el brote de coronavirus.
• Crear una oficina para la gestión de la deuda pública.
• Procurar atraer inversionistas extranjeros a instrumentos emitidos en moneda local.
• Adoptar una escala salarial única, racionalizar los sistemas de incentivos y hacer que se basen en el desempeño.
• Reducir gradualmente las distorsiones regulatorias existentes que afectan a los bancos públicos y privados, incluyendo, a su debido tiempo, la eliminación gradual de la garantía pública de los pasivos bancarios estatales