Nueva York. El estado de Nueva York, ubicado en la costa este del país, es el epicentro de la pandemia de coronavirus en Estados Unidos. Registró 594 nuevas muertes en 24 horas, que elevaron la cifra total a 4.159 víctimas en ese territorio, según informó el domingo el gobernador Andrew Cuomo.
El número de fallecimientos diario resultó inferior a los 630 registrados el día anterior, pero “aún es demasiado pronto” para sacar conclusiones, agregó el gobernador demócrata en una conferencia de prensa.
Las cifras de nuevas hospitalizaciones, admisiones en los servicios de reanimación y de personas intubadas también descendieron levemente, pero se necesitarán "dos o tres días" para ver dibujarse una tendencia, insistió Cuomo.
El estado de Nueva York está tal vez "muy cerca del pico" de contagios o puede que "ese pico sea una meseta y que estamos en ella", añadió el político.
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A la espera de que se reduzcan los contagios, el sistema de salud del estado está "en situación de estrés" por falta de "equipos y de profesionales", dijo Cuomo.
El presidente estadounidense, Donald Trump, anunció el sábado el envío de un millar de médicos y enfermeros militares a Nueva York para ayudar a tratar al alto número de pacientes con coronavirus.
Los 325 primeros miembros de ese personal médico, cuya llegada está prevista este domingo, irán a los hospitales públicos de la ciudad de Nueva York, donde la situación es más complicada, precisó Cuomo.
El estado de Nueva York concentra más del tercio de los 312.481 casos de COVID-19 registrados en Estados Unidos y casi la mitad de las 8.503 personas que murieron por la enfermedad en el país.
Fase crítica
La ciudad entrará esta semana en una fase crítica de la lucha contra el coronavirus en medio de advertencias oficiales de sombríos saldos de muertes y desafíos inéditos para el abrumado sistema de salud pública.
Muy pocas personas salían a las calles, y quienes lo hacían, ya sea para hacer un poco de ejercicio o para comprar artículos básicos, lo hacían con guantes y máscaras.
El panorama de la cuarentena se hacía inequívoco en momentos en que los neoyorquinos enfrentaban su cuarta semana de aislamiento.
Todos los negocios estaban cerrados a excepción de los esenciales. Cerraron teatros, salas de cine, restaurantes, bares, cafés, tiendas. Prácticamente lo único abierto son las farmacias y los mercados. Unos pocos restaurantes estaban abiertos pero sólo aceptaban pedidos para llevar o de entrega a domicilio.
El receso de primavera en las escuelas fue cancelado. Una medida que causó polémica fue la decisión de mantener clases incluso en la Pascua Judía y en el Viernes Santo. Las autoridades educativas explicaron la decisión afirmando que era necesario mantener la continuidad del aprendizaje por Internet.