Gabriela Murillo, Johanna Brenes, Laura P. y Mario Herrera viven en distintas zonas del país pero comparten una característica: son madres y padre de niños identificados con alta dotación en Costa Rica.
Eso significa que sus hijos tienen habilidades que destacan sobre el promedio. Por ejemplo, poseen capacidades de lectura desde edades tempranas o afinidad por las matemáticas, ciencias o artes superiores a lo esperado de sus pares de la misma edad.
“Cuando tenía 4 años e íbamos en el carro, el muchacho ya leía. Veía las señales y nos decía ‘alto’, ‘ceda’... Mi esposa y yo nos volvíamos a ver. Luego empezamos a notar muchas cosas”, expresa Herrera sobre su hijo Daniel, actualmente de 12 años, quien lee sobre metafísica y está identificado con un coeficiente intelectual de 136.
Por su parte, Brenes tiene dos hijos con alta dotación y cuenta que el menor aprendió a escribir solo y ambos aman la ciencia: uno manifiesta que quiere luchar contra el cáncer y el otro sueña con ser mecatrónico.
No obstante, a pesar del orgullo con el que se refieren a sus hijos y su potencial, ellos también coinciden en que la situación es un “calvario”, especialmente por el proceso al que deben someterse en un sistema educativo que no ofrece opciones para desarrollar a estos estudiantes, así como las actitudes de profesores y compañeros. La situación, además, le roba al país la posibilidad de desarrollar talento sobresaliente.
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Barreras
El punto de inicio es la identificación. Es decir, si un padre, docente u otro profesional ve ese potencial y capacidades sobresalientes en los niños puede iniciar un proceso para determinar si las capacidades de los niños se clasifican específicamente como alta dotación.
En algunos de los casos mencionados el proceso inició por solicitud del propio colegio o por un psicopedagogo externo, por ejemplo, pero la última palabra la tiene el Ministerio de Educación Pública (MEP), el cual, con base en la Ley para la Promoción de la Alta Dotación (8.899), establece sus propios criterios de identificación.
Lo anterior es criticado por Krissia Morales, profesora e investigadora del Programa Alta Dotación, Talentos y Creatividad de la Universidad Estatal a Distancia (UNED), para quien el MEP monopoliza y retrasa ese proceso, al no aceptar criterios externos.
Hay un cambio total entre un docente preparado con voluntad a uno que no se prepara y no tiene voluntad”.
— Johanna Brenes, madre de dos niños con alta dotación.
Esa misma ley promueve la flexibilización y adaptación del currículo académico según las necesidades y características de los niños con alta dotación, tal y como se hace con los menores que, por el contrario, tienen dificultades de aprendizaje.
Aquí los padres encuentran obstáculos. Murillo cuenta que su hijo manifestaba alta ansiedad y la docente no sabía cómo manejarlo. La valoración posterior arrojó que se trataba de alta dotación.
“En la escuela se negaban a hacer la valoración y la que plantea el MEP es sumamente subjetiva. Tuvimos muchísimos problemas hasta que se logró identificarlo. Pero eso no nos ha servido de nada”, dice la madre, quien ha tenido a sus hijos en escuelas privadas y la situación se mantiene igual.
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El proceso del MEP aplica tanto para centros públicos como privados. Pero los padres indican que en el sistema privado también existen barreras, aunque el trato varía significativamente de centro a centro y de docente a docente.
Brenes, por ejemplo, trasladó a sus hijos de centro educativo varias veces, pues lloraban de frustración o recibían malos tratos. En una ocasión, una directora le dijo que “se podía lavar sus manos con el proceso (de identificación) si ella quería”. Pasó a su hijo menor de un preescolar en Alajuela a otro en Belén y ahí percibió un cambio positivo: la docente mostraba preparación y trato cariñoso y reiniciaron el proceso de su hijo menor que había detenido en Alajuela.
“Hay un cambio total entre un docente preparado con voluntad a uno que no se prepara y no tiene voluntad”, dice Brenes.
La alta dotación, tan poderosa como desconocida
Estudiantes con alta dotación quedan con frecuencia relegados o subestimados pues existe un alto desconocimiento sobre su condición, la cual a veces se confunde con otras como el autismo.
FUENTE: Krissia Morales y María Marta Camacho. || INFOGRAFÍA / EF.
Wady Gutiérrez, vocero de la Asociación de Centros Educativos Privados (ACEP) admitió que carecen de una estrategia conjunta para atender a esa población y que, más bien, cada escuela o colegio lo maneja de forma independiente.
ACEP está a favor de la flexibilización que plantea la ley 8.899 y Gutiérrez manifestó que las escuelas privadas de alguna forma siempre lo han hecho, pero dijo desconocer cómo se está aplicando la ley y agregó que la burocracia institucional es un obstáculo para agilizar esas gestiones.
Herrera fue el único que mencionó que tuvo un proceso “fácil”, pues su esposa es directora de la misma escuela donde estudiaba su hijo, aunque el niño recibió burlas de sus compañeros.
Otra situación que los padres observan es la poca representación femenina en las estadísticas. Ante las constantes burlas y etiquetas, las niñas suelen cohibirse más y esconder su potencial.
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Los cuatro comparten el criterio de que el sistema educativo está poco preparado para atender a esta población con alta dotación, a pesar de que existe una ley desde el 2010, reforzada con una nueva legislación del 2021. Y en esto coincide también el propio MEP.
“La verdad es que hay que hacer mucho por esa calidad educativa. (...) Costa Rica no tiene formación inicial en ese tema”, dijo Sandra Villalobos, encargada de la Unidad de Alta Dotación del MEP, en la que actualmente laboran tres personas que dependen en gran medida de la cooperación con entes nacionales y extranjeros.
El MEP ha creado dos documentos de orientaciones educativas y administrativas para la aplicación de la ley 8.899, uno del 2016 y otro del 2021, además de su respectivo reglamento.
Villalobos defendió que esa ley sí se está implementando pero no al 100%, pues se trata de un proceso a largo plazo. Además, señaló como principal limitación la tarea de formar a los docentes en el tema de alta dotación, pues en las currículas universitarias de las carreras de Educación es una asignatura pendiente o está poco desarrollada.
Aunque Costa Rica destaca en Centroamérica pues es el único país que ha legislado sobre este tema. No obstante, la funcionaria admitió que se puede hacer más como país, tanto en las instituciones públicas, universidades y empresas privadas incluso.
El bajo estímulo que le ofrece el sistema educativo a estos niños no solo les corta su potencial, sino que el país también pierde la posibilidad de contar con profesionales de alta excelencia en áreas que demanda el mercado como las carreras STEM, pero también en otros campos como el arte o el sector social, con lo que se esfuma la oportunidad para atraer empresas de distintos ámbitos y generar empleos de calidad. Además, esos futuros profesionales podrían preferir salir del país, provocando una “fuga de cerebros”.
“Si no soy estimulado, esa condición no se desarrolla como podría (...). Si el sistema educativo no prepara adecuadamente al profesorado, aquellos niños no van a ser detectados porque el facilitador no tiene el expertise para hacerlo”, afirmó Morales.
Alta dotación, condición desconocida
La alta dotación es aún una condición altamente desconocida e incomprendida. Los padres entrevistados por EF contaron que los docentes y directores creen con frecuencia que los niños tienen “problemas” y se les relaciona con dificultades de aprendizaje y socialización u otras condiciones como autismo o asperger, aunque en ocasiones sí pueden coexistir o ser consecuencia.
“Un niño con alta inteligencia puede tener doble excepcionalidad: alta dotación y tener rasgos de asperger, problemas de dislexia o hasta trastornos emocionales por el rechazo, bullying o falta de apoyo”, explicó Morales, de la UNED.
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Algunas de las características de estos niños son su agudeza perceptiva, ganas constantes de aprender con ritmos superiores a los demás niños de su edad, actitud indagadora, elevada autoconciencia, entre otras.
Si bien esta alta dotación se hace más patente en el preescolar y la escuela, cuando ya se puede comparar con otros niños, el primer espacio de identificación es la familia.
Para María Marta Camacho, académica de la Facultad de Educación de la Universidad de Costa Rica (UCR) existen tres espacios clave: la familia, la educación formal y la educación no formal, refiriéndose este último a clases de música, canto u otras disciplinas fuera de la escuela.
La fórmula para la atención es compleja. En primer lugar, Camacho mencionó que un docente motivado y comprometido con el proceso es primordial, pero también los padres pueden ayudar a abrir espacios en sus hogares para potenciar las habilidades de sus hijos.
Si el sistema educativo no prepara adecuadamente al profesorado, aquellos niños no van a ser detectados porque el facilitador no tiene el expertise para hacerlo”.
— Krissia Morales, profesora e investigadora de la UNED.
Las madres y el padre entrevistados por EF comentaron que en sus casas acudieron a talleres, actividades extracurriculares y hasta apoyo psicológico, pues sus hijos suelen frustrarse y aburrirse en las escuelas por la poca estimulación que perciben. Esto representa una mayor inversión en la educación de sus hijos. Además, tuvieron que volverse “expertos” en el tema, pues encontraron pocos espacios de apoyo.
Se calcula que entre el 2,5% al 3% de la población estudiantil del país entra en esta categoría, pero no existe un número concreto pues una tarea pendiente de algunas oficinas regionales del MEP es justamente avanzar en la identificación de estos niños.
Espacios y esfuerzos
Ante la escasa preparación del sistema educativo formal, los padres de niños con alta dotación han buscado y acudido a otros espacios para poder sobrellevar la atención de sus hijos y explotar su potencial.
Por ejemplo, Laura P. comentó que ha llevado a sus hijos a los centros de desarrollo humano de la Municipalidad de Curridabat, los cuales ofrecen talleres y programas a menores de diferentes edades.
También mencionaron a la Asociación Edunámica, la Asociación Ventura o al Sistema Nacional de Educación Musical (Sinem), un programa social a cargo del Ministerio de Cultura y Juventud. Asimismo, han llevado a sus hijos a centros de investigación, charlas y otras organizaciones que ofrecen cursos o talleres. Aún así, las oportunidades son escasas.
La Universidad de Costa Rica también ha abierto espacios para esta población, en coordinación con el MEP, con el fin de promover la inclusión educativa de los altamente dotados y explotar el talento de estos y otros niños.
Camacho dirige el proyecto Enlace, que acoge dos iniciativas. Una de ellas es la plataforma Enlazando Talentos, el cual se centra en la divulgación, coordinación y cooperación con instituciones y familias para desarrollar estrategias de desarrollo personal y educativo dirigidas a personas con altas capacidades.
Este proyecto incluye encuentros con profesionales expertos en esta materia, dirigidos a la capacitación de docentes o personas que quieran profundizar en el tema.
El segundo espacio es el Encuentro de Ciencia, Arte, Tecnología y Talento (Ecatt), un evento que tuvo su última edición en noviembre del 2021 y que busca reunir y exponer a expertos y niños con alta dotación. La edición del 2022 aún está por definirse, pero actualmente la plataforma tiene disponibles charlas y conferencias en su sitio web.
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Por otra parte, el siguiente paso del MEP es que las 27 direcciones regionales concluyan el reporte de la población identificada con alta dotación; en este momento 18 ya lo hacen y nueve están pendientes.
Además, el MEP tiene la intención de coordinar con las universidades que ofrecen carreras de Educación para que incorporen en sus planes de estudio la alta dotación.
La especialista de la UNED llamó a los padres a defender los derechos educativos de sus hijos y reconoció que el país da pocos espacios para desarrollar el talento de los altamente dotados.
“Tenemos muchos niños con talento, pero no tenemos muchos niños con oportunidades de desarrollar ese potencial para manifestar el talento”, afirmó.
Mientras tanto, las madres y el padre que contaron sus experiencias a EF confían en que el proyecto de ley que homeschooling (escuela en casa) les dé una luz para que sus hijos puedan estudiar desde sus hogares y desligarse así del “calvario” que han sufrido por un sistema educativo que aún está poco preparado para incluirlos y de las burlas de compañeros y la incomprensión de los docentes.