En las próximas semanas el Gobierno tratará de darle forma al último camino para intentar que la sectorización y el pago electrónico de buses, al fin, sean una realidad en las rutas nacionales.
La llegada de Liza Castillo a la silla del viceministerio de Transportes y Seguridad Vial, supuso un rescate de la confianza entre los autobuseros, la sociedad civil y el Gobierno. Al menos esa es la idea de la nueva jerarca.
Hace unas semanas la junta directiva del Consejo de Transporte Público (CTP) acordó crear dos mesas de trabajo para encaminar un “plan piloto” que permita aplicar la sectorización y el pago electrónico en algunas rutas de buses capitalinas, “cuanto antes”.
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Esas mesas lideradas por el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT), tendrán la participación del CTP, las cámaras de autobuses, las empresas que operan las rutas y colectivos urbanos que pueden hacer sus aportes al proyecto.
La idea tiene matices de “novedad”, además de que persigue un objetivo ambicioso y hasta ahora inédito: poner a operar una parte de la sectorización de buses.
La iniciativa se discute en Costa Rica desde 1999, y hasta la fecha, ningún Gobierno ha logrado pasarla del papel a las calles.
La sectorización y el pago electrónico de buses tienen un doble propósito: por un lado mejorar el servicio de quienes usan el transporte público, y por el otro, disminuir las presas para aquellas personas que viajan en sus carros.
El último camino
En noviembre del 2009 se estrenó en los Estados Unidos una película posapocalíptica llamada The Road (La carretera), la extraña traducción al español quiso llamarla El último camino .
Las escenas de esa película –que cuenta la historia de un padre y su hijo que deben aprender a sobrevivir en un mundo convertido en un páramo invernal en decadencia– se trasladan fácilmente a la realidad en las carreteras de Costa Rica.
Las personas salen a diario de sus trabajos para tomar buses o manejar sus carros rumbo a su casa en algún lugar de la Gran Área Metropolitana (GAM).
El apocalipsis inicia en hora pico. Los carros se amontonan en incontables filas, que a su vez se van llenando de personas en los buses. La desesperación se apodera de los conductores, quienes, intolerantes a las presas, luchan por pequeños espacios o por meterse a la fuerza en la cola que hacen los carros.
Hartos, los choferes pitan, se gritan, intercambian insultos y, finalmente, siguen su camino con resignación.
La escena se repite una y otra vez. Basta con salir a las calles cualquier día entre semana en hora pico, puntos extra si llueve y bono máximo si es viernes de quincena.
En el escenario de las presas y los urgentes intentos del Gobierno por acabar con esta calamitosa realidad, aparece la opción de crear mesas de trabajo para aplicar un plan piloto de sectorización y pago electrónico en buses.
Castillo comentó que la idea es poner a trabajar dos mesas de diálogo en las próximas semanas para definir junto al CTP, los autobuseros y colectivos urbanos, la metodología que se va a seguir para implementar los dos proyectos en algunas rutas de buses.
Mario Zárate, director ejecutivo del CTP, aseguró que las mesas ya están convocadas y los sectores que participarán están siendo invitados para la iniciativa.
“Queremos implementar la primera fase del proyecto de sectorización y pago electrónico cuanto antes”, agregó Zárate.
La idea resulta atractiva. Piénselo por un momento. Menos buses entrando al centro de San José, rutas más cortas que alimentan las troncales y buses más grandes para mejorar el servicio en algunos sectores.
El “plan piloto”, como lo llamó Castillo, podría arrancar en el sector este de San José y en Desamparados.
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La mesa se acomoda poco a poco. Los invitados y el Gobierno deben darle forma pronto para tratar de que “el último camino a la sectorización”, finalmente tenga éxito y sea una realidad.
Contrarreloj
Como si se tratara de una carrera contrarreloj, el Gobierno tiene el tiempo en contra para implementar la sectorización de buses.
La restricción vehicular, el horario escalonado de los empleados públicos y el carpooling fueron, en el papel, buenas ideas para mitigar las presas, pero los resultados no convencen.
La sectorización se discute en el país desde 1999 y el pago electrónico de buses desde 2007. Hasta la fecha ningún Gobierno ha logrado pasar estos planes del papel a las carreteras.
El proyecto de sectorización pretende crear nueve sectores en 18 cantones de la GAM.
Habrá rutas troncales que conectarán cada sector con San José y otras rutas secundarias que no ingresarán a la capital, pero servirán para alimentar de pasajeros a las primeras.
El plan impactaría en el transporte de 1,4 millones de personas, es decir, el 33% de la población.
La nueva metodología del MOPT consiste en crear dos mesas de diálogo: una para sectorización y otra para pago electrónico de autobuses.
La viceministra explicó que a diferencia de otras iniciativas anteriores, en estos ciclos de diálogo participarán colectivos urbanos y organizaciones sociales que podrán aportar ideas.
También estarán los autobuseros y el CTP para generar las propuestas técnicas y ponerlas en práctica.
Silvia Bolaños, directora ejecutiva de la Cámara Nacional de Transportes (Canatrans), dijo que la idea goza de buen ambiente entre los autobuseros, quienes parecen haber olvidado los roces con Sebastián Urbina, exviceministro de Transportes.
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Precisamente la discordia con estos empresarios sobre temas como la sectorización terminaron costándole el puesto a Urbina.
Sin embargo, la llegada de Castillo parece renovar la confianza y el diálogo entre el Gobierno y los autobuseros.
Bolaños dijo que esperan avanzar en los proyectos de modernización de transporte con la nueva viceministra.