Costa Rica tendrá una Asamblea Legislativa muy distinta a la que ha visto en los últimos cuatrienios durante próximo el período constitucional (2022-2026), que arrancará el 1.° de mayo.
La cantidad de partidos políticos representados en el Congreso se redujo de siete bancadas, un bloque independiente y otros seis diputados disidentes en los último cuatro años, a solo seis fracciones para las próximos cuatro legislaturas.
Esta situación es atípica por la reducción de partidos, pero también porque nunca antes en la historia legislativa habían llegado al Congreso seis fracciones con seis o más diputados al mismo tiempo. Esto permitirá que las negociaciones se realicen entre menos actores pero, al mismo tiempo, que cada grupo tenga mayor poder para negociar u oponerse a proyectos o agendas, aunque sean mayoritarias.
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“Contar con solo seis partidos puede facilitar los acuerdos, pero también que puede dificultar las cosas en determinados momentos”, describió la diputada electa Paulina Ramírez, del Partido Liberación Nacional (PLN). “A fin de cuentas, el rechazo de una o dos fracciones, aunque estén solas, podría frustrar el paso de todo un proyecto”, advirtió la cartaginesa, que ya fue diputada en el período 2014-2018 y que regresará al Congreso después de cuatro años.
‘Número mágico’
La aprobación regular de las agendas del Plenario Legislativo, la tramitación de proyectos complejos y la generación de ‘vías rápidas’ para estos –cuando se encuentran en condiciones de bloqueo o cuando urge su aprobación– requiere regularmente el respaldo de al menos 38 congresistas (dos terceras partes de los 57 totales).
El actual diputado liberacionista Carlos Ricardo Benavides calificó a esa suma de congresistas como una especie de “número mágico”, para obtener niveles mínimos básicos de gobernabilidad.
Si se confirman los resultados del escrutinio provisional del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), el Congreso se dividirá en seis fracciones minoritarias.
Liberación Nacional se dejaría 18 escaños del nuevo Congreso, Unidad Social Cristiana (PUSC) se dejaría 11 y Progreso Social Democrático (PPSD) nueve. Además, el Partido Nueva República (PNR) quedaría con siete plazas; mientras que el Liberal Progresista (PLP) y el Frente Amplio (FA) se dejarían seis cada uno.
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Con esa división, reunir 38 votos para un mismo objetivo requeriría que se reúnan hasta tres o cuatro partidos, dependiendo del tema en cuestión, e incluso podría ser necesario ir un poco más allá. Es común que diputados se ausenten de sesiones del plenario, y eso merma el tamaño de algunas fracciones en su dinámica diaria. También es usual que surjan divisiones entre las mismas bancadas cuando se discuten temas complejos.
Esto implica una mayor importancia de no marginar a nadie a la hora de realizar las negociaciones, en vista de que –si solo existen seis partidos en el Congreso– los votos solo se pueden obtener a partir de una cantidad de fuentes más limitada.
Eso complejiza el panorama en la comparación con la actualidad. En el Congreso de los últimos cuatro años existieron bancadas de dos diputados o menos, y también una alta cantidad de diputados independientes. Esto hizo más sencillo suplir a unos con otros en las negociaciones mayoritarias.
Agenda temática
Para la diputada electa del PUSC, Daniela Rojas, la conformación electa de la próxima Asamblea Legislativa invita a negociar por ejes temáticos. Desde su punto de vista, existen coincidencias mayoritarias en cuestiones de desarrollo económico sobre las que se pueden construir rutas conjuntas, pero muchos temas invitarán a negociar por aparte, a tono con los intereses de cada agrupación política o diputado.
La legisladora de Grecia, que también ha sido asesora del diputado Erwen Masís en los últimos cuatro años, añadió que un factor de peso será la postura que asuman los nuevos legisladores por sí mismos.
Más allá de cualquier posición partidaria, los diputados siempre tienen posiciones y convicciones propias que pueden modificar el panorama en cualquier momento. “Habrá que ver las propuestas, más allá de las meras coincidencias ideológicas”, comentó.
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Similar opinó la diputada electa, Kattia Rivera, del PLN. Desde el punto de vista de la ex vicealcaldesa de Santo Domingo, la mayoría de los partidos más nuevos responden a “causas más específicas” y eso representa un importante punto de partida para negociar con ellos y sus integrantes.
“Hacia eso es a lo que hay que dirigirse. Si hay algo en común en este momento es la necesidad de estabilizar el clima de inversión y de que el sector público no se sienta afectado de una forma directa, manteniendo equilibrios, para una agenda común”, señaló la legisladora electa y actual presidenta del PLN.
El PLN y el PUSC serían las fracciones más grandes de la nueva conformación del Congreso y juntos sumarían 29 votos. Este es un número suficiente para aprobar proyectos que solo necesiten una mayoría simple y que no enfrenten una especial oposición de otros actores políticos; pero insuficiente para pensar en una alianza definitiva en temas mucho más complejos, como reformas de Estado.
La incógnita PPSD
La tercera bancada en importancia del actual Congreso será la principal incógnita de cara al próximo período legislativo.
A diferencia de agrupaciones como el PLN, el PUSC, el PNR, el FA y el PLP, que ya han mostrado más claramente sus ideologías en el Congreso o en sus campañas electorales, el PPSD llegará por primera vez a Cuesta de Moras con un grupo de personas poco conocidas y que no han tenido la oportunidad de mostrar su pensamiento en temas clave.
La periodista Pilar Cisneros, diputada electa del PPSD por la provincia de San José, sostiene que no debería existir tanto recelo sobre la nueva propuesta.
Desde su punto de vista, el Progreso es un partido de centro, socialdemócrata y ‘progente’, que negociará con todos los actores políticos.
Sobre el resto de su fracción, dijo que apenas realizarán sus primeras reuniones oficiales para determinar planes de acción en las próximas semanas; pero que sí se conocen lo suficiente, porque “han trabajado muy cerca y muy juntos” para la campaña del candidato Rodrigo Chaves.
Precisamente esa campaña definirá mucho de cuál será la actitud de la fracción, según Cisneros. Chaves disputará la segunda ronda electoral en abril, en busca de la Presidencia de la República contra el expresidente José María Figueres, del PLN, y eso definirá si el PPSD será bancada de oposición o de gobierno.
“Obviamente es totalmente diferente ser gobierno u oposición”, afirmó Cisneros. “La estrategia es diferente, el trabajo es diferente y habrá que tomar acciones a partir del 3 de abril, con el escenario que tengamos”, añadió.
Al igual que el candidato Chaves, Cisneros señaló que un foco de acción del nuevo partido en el Congreso será atacar lo que consideran monopolios de “grupos empresariales muy fuertes” que “han aumentado el costo de vida en Costa Rica”. Mencionó a los mercados del arroz, del azúcar, de las medicinas, de los agroquímicos y hasta al Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), por sus problemas de gestión financiera.
“Creemos en un mercado libre, en el que la competencia sea libre, pero en igualdad de condiciones”, apuntó la antigua presentadora y directora de Telenoticias.
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Lejos del discurso confrontativo del candidato Chaves con los partidos tradicionales que dominarán el Congreso a partir del 1.° de mayo, la nueva diputada asegura que se tratará de “sacar el país adelante” en ese panorama de división legislativa.
El PPSD, sin embargo, todavía genera dudas en otros actores políticos. Así lo señaló, por ejemplo, la socialcristiana Rojas al hablar sobre eventuales alianzas. “Resta por ver sus propuestas porque hasta ahora lo que conocemos fue el papel de Rodrigo Chaves como ministro, cuando abogó por impuestos”, comentó.
¿Actores pequeños?
Los tres actores con menos peso en la Asamblea Legislativa serán el PNR, el PLP y el FA. Sin embargo, en conjunto, hablamos de un grupo de mucho peso. Las tres agrupaciones reunirán a una tercera parte de la cámara legislativa.
Dos de esos partidos serán nuevos en el Congreso; sin embargo, el caso de Nueva República es especial.
Este partido ya obtuvo una representación informal en la actual Asamblea Legislativa, tras la salida de su líder, Fabricio Alvarado, del Partido Restauración Nacional (PRN).
Alvarado había sido candidato presidencial de Restauración y su salida de ese partido hizo que una parte de su fracción se independizara, para ponerse a sus órdenes. Al final, seis diputados restauracionistas se terminaron formando el bloque independiente Nueva República desde octubre de 2018, que luego dio paso a la fundación del partido que ahora llega oficialmente al Congreso.
Ese grupo mostró posiciones ambivalentes en los últimos años; sin embargo, sí tuvo una tendencia conservadora en cuestiones sociales y más liberal en asuntos económicos.
El PLP, por el contrario, es un partido más nuevo en la palestra política. No obstante, mostró una cara clara en la contienda de este 2022.
Su discurso se ha centrado en una dura oposición a nuevos impuestos, la solicitud de proyectos de reforma estatal, el impulso a la libre competencia y la simplificación de trámites y procesos para el sector productivo. No obstante, queda por ver cómo se traslada esa demanda al Congreso.
Eliécer Feinzaig, hasta hace pocos días candidato presidencial y ahora diputado electo del PLP, señaló que el tamaño de su fracción podría funcionar como “bisagra” importante y necesaria para la aprobación de muchos proyectos cruciales de interés mayoritario. Sin embargo, también advirtió de que podría ejercer una gran presión en contra de iniciativas a las que se oponga.
El fundador del Liberal comentó que no querría ver en su agrupación un partido de “nicho” o de “suma cero”, pero que sí sea capaz de presentar “los carretillos de mociones que sean necesarios” cuando se tramiten proyectos de impuestos o de gasto público que considere abusivos.
A diferencia de otros partidos con tendencias liberales que se han desintegrado fácilmente al llegar a Cuesta de Moras, como el Movimiento Libertario, la también diputada electa Kattia Cambronero consideró que el PLP debería lograr una mayor cohesión. Opinó que se trata de “un grupo de personas que se conocen desde hace dos o hasta tres años” y que han trabajado a partir de ideales muy similares, a diferencia de lo que ha ocurrido con otras tendencias en el pasado.
Una izquierda diezmada, pero negociadora
El Frente Amplio, por su parte, será el único partido de clara izquierda en el Congreso y esto lo deja en una posición incómoda, pero algo más provechosa que en el período pasado.
Los frenteamplistas saben que será difícil impulsar una buena parte de su agenda con la composición legislativa que eligió el electorado, pero también que tendrán una bancada más fuerte que en los últimos cuatro años, en la que solo tuvieron a su candidato presidencial José María Villalta en un escaño legislativo.
Pese a ello, el diputado electo Jonathan Acuña no renuncia a encontrar acuerdos en algunos temas. A fin de cuentas, recordó el asesor, Villalta logró aprobar más proyectos con su firma que cualquier otro congresista en los últimos cuatro años, a pesar de estar “solo”.
Tener seis diputados también le permitirá al FA disponer de una mayor cantidad de recurso humano para dar seguimiento a las comisiones legislativas de más peso, a los proyectos y expedientes que se traten en ellas, y para realizar control político. Esto no es un tema menor si se contempla que el Frente Amplio ha tenido que delegar esa tarea a una sola diputación en tres de sus cuatro apariciones previas en el Congreso.
En el período 2014-2018, el FA obtuvo su mayor cantidad de legisladores. Fueron nueve. Aquel grupo se caracterizó por una serie de conflictos internos y por obstaculizar el trámite de leyes con las que no estaba de acuerdo. Sin embargo, Acuña dice que el tiempo ha dejado aprendizajes a su partido.
“El paso de los años permite aprender de lo bueno y de los errores cometidos. Esta es una fracción con mayor cohesión, se trata de compañeros con los que he trabajado desde hace muchísimos años (...) respecto a la estrategia política, por supuesto que nosotros queremos ser un dique de contención contra cualquier intención de echar atrás los derechos de la ciudadanía y que vamos a actuar con muchísima contundencia; pero no haremos lo que hacía Otto Guevara, de poner mil mociones y cantar canciones al discutirlas; cuando nosotros presentamos mociones, lo hacemos con intención de negociar”, subrayó.
La nueva Asamblea Legislativa asumirá funciones en menos de tres meses. Su agenda seguramente variará dependiendo de quién resulte vencedor en los comicios de abril próximo. Ambos, sin embargo, han manifestado su intención de continuar en negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), las cuales seguramente requerirán de medidas de ajuste fiscal (gasto o ingresos).
Asimismo, los nuevos diputados serán los primeros que ingresen a Cuesta de Moras en un período de sesiones extraordinarias, después de una reforma constitucional que se aprobó en este cuatrienio. Ese cambio se aprobó para dar la oportunidad a nuevos gobiernos de aprovechar mejor sus primeros tres meses de gestión, pero eso dependerá de la capacidad que tengan de lograr acuerdos.