Partió en la carrera electoral como un desconocido, en un partido desconcertado al quedar huérfano del liderazgo en la papeleta presidencial, tras el retiro voluntario de su fundador Ottón Solís. Y contra todo pronóstico, derrotó a las encuestas, a la tradición electoral, al partido de mayor trayectoria de Costa Rica e incluso los fantasmas del abstencionismo y de un mandato débil.
Luis Guillermo Solís, un historiador de 56 años, ahora es quien reescribe la historia de Costa Rica, al ganar la segunda ronda electoral con más de un millón de votos, obteniendo un porcentaje de un 77,8% de los votos válidos y superando el 22% de Johnny Araya, del PLN, para convertirse en el presidente 47 que elige Costa Rica.
Solís sorprendió al ganar la anémica convención del PAC (apenas 0,7% del padrón nacional) con solo 8.260 votos y 72 de ventaja en julio, a pesar de que existían otros candidatos con más exposición, como Epsy Campbell y Juan Carlos Mendoza. Volvió a dar la sorpresa al vencer en la primera ronda siete meses después en febrero, con 629.866 votos, y una ventaja de 19.232, y otra vez volvió a sorprender, al imponerse en la segunda ronda en abril con 1.300.000 votos (con el corte del 96% de las mesas), en lo que podría ser el ascenso más meteórico en la historia electoral costarricense. No solo es el primer candidato que supera la meta del millón de votos, sino que saca una ventaja de casi ese millón de sufragios.
Incluso podría superar al enemigo invisible, el abstencionismo, que también habría superado el millón de adeptos. Sin embargo, si bien en la primera ronda el abstencionismo fue vencedor indiscutible, con 31,7%, frente al 20,5% de apoyo que Solís recibió del padrón, en esta segunda ronda el 43,2% de abstencionismo proyectado, sería menor del 44% del padrón que se proyectaba para Solís con el 96% de las mesas. Pero incluso una leve ventaja del abstencionismo sería un triunfo para Solís, luego de estar diez puntos debajo.
Dimensionando la victoria
La victoria prácticamente por un nivel de 8 a 2 es también una de las mayores victorias en las urnas ticas, pero hay que dimensionarla. Debe recordarse que el voto de la primera ronda es el que revela el "apoyo duro", el respaldo de quienes consideraron a Solís su mejor opción para presidente, mientras que en la segunda ronda se pudo sumar el apoyo de otros partidos, pero que votaban contra el oficialismo.
Una señal en esta dirección estaría en la votación en las costas, donde el PAC históricamente no logra calar, y en esta elección pasó de los primeros lugares a cuartas posiciones. Sin embargo, el PAC logró victorias por márgenes de 7 a 3, que sugieren que Solís logró recibir el aval de personas de otros partidos, como el Frente Amplio, el PUSC y el Movimiento Libertario, que son mas fuertes en esas regiones.
Tampoco debe minimizarse del desplome del PLN. Luego de que el candidato Johnny Araya renunciara a la campaña a inicios de marzo, con todavía un mes de proceso electoral por delante, los resultados sugieren que la decisión enfrió a los verdiblancos, que en la segunda ronda no sumaron más apoyos, o siquiera repitieron el caudal de febrero. De hecho, se desplomarn en casi la mitad: de los 610 mil votos pasaron a unos 386 mil; es decir, pasaron de representar un 19,9% del padrón, ya de por si su peor resultado electoral, al escuálido 12,5% del padrón.
La ruta del Presidente
Empero, eso no debe minimizar la hazaña de Solís, que logró conjuntar un movimiento alrededor de su persona, a pesar de que ni siquiera aparecía en las encuestas, ni era conocido por la mayoría de la opinión pública.
El PAC no estaba en su mejor momento en las encuestas. Tampoco la oposición, que se mostraba dividida tras haber dejado pasar las oportunidades de crear una coalición para enfrentarse al PLN. A pesar de los dos periodos consecutivos del PLN, la oposición no lucía unida, ni con un nombre de peso para enfrentar al oficialismo.
Con una elección dominada por los indecisos y el abstencionismo, la opción de Solís estaba cuesta arriba. Pero poco a poco, primero a partir del "conózcame" y luego de su participación en debates, Solís empezó a repuntar. Hasta dar el campanazo en la primera ronda, venciendo al partido con más trayectoria del país, y luego quedar en solitario, tras el inusitado retiro de Araya. Luego la elección ya parecía un trámite, en el que solo quedaba la duda de si el abstencionismo minaría el mandato de Solís. Eso quedó despejado tras la votación contudente.
El reto del Presidente
La expectativa generada por Solís se convierte en arma de doble filo. Ahora, es su principal herramienta para procurar avanzar donde otros no han podido, en la reconstrucción de la confianza. Que la opinión pública sienta que hay rumbo para el país, y que el desarrollo no es una utopía.
Sin embargo, tiene dos grandes obstáculos. En el ámbito económico, el déficit de un 6% y la necesidad de equilibrar los ingresos del Estado se vislumbra como el primer desafío, en el que las tres administraciones anteriores fracasaron en forma estrepitosa.
En lo político, debe procurar aceitar una Asamblea Legislativa en la que apenas tiene una bancada de 13 diputados y ni siquiera es la primer minoría.
Sin embargo, la primera señal la deberá dar en una semana, cuando anuncie los nombres de su gabinete, como había prometido. En ese momento, habrá empezado realmente el camino de Luis Guillermo Solís como presidente, dejando atrás al candidato desconocido que hincó a la tradición.