La suspensión de contratos laborales como consecuencia del COVID-19, afecta de manera directa a 36.098 trabajadores, según los últimos datos proporcionados por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), con corte al 17 de abril. Es decir, casi 37.000 personas dejaron de recibir por completo sus salarios, de un día para otro.
A estas se suman otras 62.967 a las que les recortaron sus jornadas, y en consecuencia sus salarios, de forma parcial. Y la lista se amplía si se toman en cuenta trabajadores informales.
La afectación que esta medida tiene en el día a día de estas personas y sus familias es variada y por supuesto, profunda.
Mientras el Gobierno tomó acciones para tratar de contenerla, solicitando la suspensión del pago de deudas bancarias, o prohibiendo la cancelación de servicios públicos que caigan en impago, hay gastos que no se pueden ignorar y que las personas deberán seguir enfrentando.
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EF consultó a distintos expertos en finanzas personales para identificar cuáles son las medidas que deberían ejecutar, de manera inmediata, las personas con una suspensión de contrato.
¿Cuánto dinero hay disponible?
Lo primero que hay que tener claro es cuánto dinero hay disponible en la familia. Por ejemplo, si una persona vio suspendido su contrato de forma temporal, pero otra continúa trabajando, entonces ese salario dictará el presupuesto total.
Si en lugar de una suspensión, se dio un despido, entonces el dinero de la cesantía tiene que servir como colchón para enfrentar este lapso, sumado a los otros ingresos que se contabilicen en la familia.
“Es como revisar el carro, es saber cuánto combustible tenemos”, explicó Danilo Montero, de la oficina del consumidor financiero.
Para poder medir correctamente cuánto dinero hay disponible, es fundamental saber por cuánto tiempo se mantendrá la suspensión del contrato. De momento esta medida puede ser aplicada en Costa Rica, por un máximo de tres meses.
“Nunca como ahora es tan importante rendir ese efectivo. Por eso es fundamental saber cuánto dinero hay disponible. Eso dictará el margen de maniobra”, detalló Montero. Entre más corto sea el plazo en el que el salario estará suspendido, este margen se ampliará, porque la situación tiene un punto final ya proyectado.
¿Qué se puede dejar de pagar?
Algunos bancos anunciaron la suspensión de cuotas de préstamos y tarjetas de los próximos meses, para personas afectadas por la crisis. Contabilizar cuánto puedo dejar de pagar mientras la situación se estabiliza, es el siguiente paso.
Tenga en cuenta que en algunos casos estos pagos se deberán hacer apenas se termine el estado de emergencia, mientras que en otros, se trasladan al final de la deuda. Es importante que consulte a su entidad financiera cuál es el tipo de gestión que deberá realizar.
Más allá de los préstamos, hay otros gastos que se pueden recortar.
En casos de personas con más ingresos pero con hijos en centros educativos privados pueden negociar con la entidad un arreglo en los pagos mientras los niños están en casa, según explica Javier Angulo de Finanzas con Propósito. Sumado a esto se pueden suspender gastos como la buseta escolar.
Si la persona puede negociar teletrabajo y tiene hijos pequeños que llevaba a la guardería, ese es otro pago que se puede poner en pausa.
En esta categoría también entran suscripciones a servicios que no son de primera necesidad, por ejemplo, el Gimnasio, clases particulares o servicios como Spotify y Netflix. Es una medida temporal y que cuando la situación mejore, se podrán volver a adquirirlos.
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Las salidas a comer y comprar comida para llevar o express es otro gasto de recorte inmediato para una persona con su contrato laboral suspendido.
¿Cómo priorizar gastos?
Después de recortar todo lo posible, el siguiente paso es priorizar en qué se va a gastar el dinero.
Es crucial revisar los gastos de los meses pasados para tener un panorama claro de cuánto hemos gastado en comida, vivienda, salud, transporte, y deudas. Este cálculo le servirá para realizar un nuevo recorte y priorizar qué sí comprará durante estos meses y qué no.
“De entrada tenemos que empezar a priorizar en los gastos básicos. Entender qué son necesidades, y posponer gustos y deseos, es decir, los gastos que podemos vivir sin tener”, explicó Angulo.
Como una guía, la alimentación y la salud son los dos pilares más importantes.
Las personas dentro de la cuarentena tienen gastos ya reducidos que pueden usar a su favor. Por ejemplo:
Transporte: ya sea los pasajes de autobús, los taxis, el tren o la gasolina del vehículo, estos son gastos que se reducen.
Compra de comida: ausentarse de los lugares de trabajo también puede significar una deducción en lo que se gasta en comidas afuera. Desde algunos almuerzos, hasta cafés u otros gastos asociados.
Estos ahorros deben ser cuantificados, porque en consecuencia con estos, otros gastos se dispararán. Por ejemplo, con más personas en la casa se subirá el recibo de electricidad y se gastará más agua.
El cable es otro de los gastos que se puede suspender si la situación aprieta. Representaría un ahorro mensual y podría restablecerse una vez que el trabajo se normalice. Si no, puede pedir una readecuación de su plan, para contratar el servicio básico durante los próximos meses.
La misma medida se puede usar con el Internet mientras no dependa otra persona de la casa de este para realizar su trabajo. También puede cambiar su plan celular por un tiempo para bajar su monto mensual.
Los gastos en ropa, zapatos y compras que no son de totalmente necesarios, quedan suspendidos hasta que la situación mejore.
¿Y la comida?
El primero paso es quitar de las compras del supermercado las cosas más caras e innecesarias. Los recortes temporales pueden darse, por ejemplo, en la compra de comestibles que no son de primera necesidad. Cuando el trabajo vuelva, se pueden reestablecer.
El gasto hormiga es el que más afecta, porque la persona no se da cuenta que lo realiza y por ende, no lo suma, de acuerdo con Montero.
“Si antes compraba jamón del más caro, quizá ahora mejor comprar mortadela. Si antes compraba cierto tipo de carne más fina, habrá que quitarla por un tiempo y lo mismo con todos los productos” explicó Montero.
Esta norma aplica para con cereales, jaleas, café, refrescos, jabones y el tipo de frutas que se compran normalmente. En esos rubros pequeños, es donde está la diferencia.
Es vital comprar con una lista hecha y no dejar que caiga en el carrito, nada que no esté escrito en ella. “Cuando se haga la lista del supermercado debe hacerse pensando en lo básico, pero además, de forma moderada”, detalló Angulo.
¿Y si aún no alcanza?
Habrán casos que ni aún con esas medidas logren llegar a fin de mes, pues tienen otros gastos adicionales. En estas situaciones habría que tomar medidas más extremas como buscar un alquiler más económico, o llegar a un acuerdo de reducción con el arrendador actual.
“Si aún tomando estas decisiones fuertes la camisa no da, entonces hay que echar mano de los ahorros que se tengan”, explicó Angulo. Este dinero puede venir de ahorros a la vista, para emergencias o incluso asociaciones laborales.
Quienes tengan ahorros deben pensar en el mediano plazo y cuidar lo mejor posible ese dinero para mantenerlos por el mayor tiempo posible.
Otra opción es el retiro del Fondo de Capitalización Laboral (FCL) que ya fue aprobado en la Asamblea Legislativa.
Siempre existe la opción tratar de generar ingresos adicionales. Esto dependerá, de las habilidades y experiencia de la persona. Un consejo es que si va a crear algún emprendimiento momentáneo para tratar de ajustar más dinero debe pensarse en los sectores ahora con más demanda, por ejemplo, salud o alimentación.
Sin embargo, “esta opción es algo compleja dado que la economía precisamente está deprimida y las personas están cuidando cada centavo que tengan”, detalló Angulo.