Su propuesta es transformar el enfoque regional bajo pilares como la inclusión, el desarrollo verde y sostenible y un mayor impacto económico favorable para países pequeños, históricamente más golpeados por la desigualdad y ahora también por el coronavirus.
Laura Chinchilla, expresidenta de Costa Rica (2010-2014), relata que sus propuestas para buscar la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) reciben buenos comentarios, puertas abiertas y retroalimentación positiva cuando todavía falta poco más de un mes para la elección del alto cargo.
Su campaña se basa en nueve ejes que buscan impulsar el crecimiento económico de la mano con otros temas importantes que por muchos años quedaron rezagados.
Mientras Estados Unidos utiliza su diplomacia para acuerpar y concertar apoyos en favor de Mauricio Claver-Carone, asesor de Donald Trump para las Américas y aspirante de ese país a la máxima silla del banco. La exmandataria tiene claro que su nombre no es sinónimo de polarización, por el contrario, las naciones la perciben como una figura con un mensaje de unidad y trabajo conjunto.
EF entrevistó a Chinchilla para conocer cómo avanza la construcción de su candidatura en la recta final de la elección del organismo internacional.
Una campaña accidentada
¿Cómo van los diálogos y acercamientos con los diferentes países?
Ha sido una campaña muy accidentada que fue primero interrumpida por la pandemia al punto que no se pudo realizar la reunión anual de los gobernadores en marzo, en Barranquilla, Colombia. Este era un punto de inflexión importante porque tradicionalmente ahí es donde los candidatos se presentan e intensifican sus conversaciones personales con los representantes ante cada país.
¿Qué ha sido lo más complicado en este proceso de construcción de su candidatura hacia la presidencia del BID?
El frenazo obligado de la campaña por la pandemia provocó que cuando ya creíamos que existían nuevamente condiciones para retomar las conversaciones, en junio se anunció de manera intempestiva la candidatura de los Estados Unidos. Ha sido una campaña muy contenciosa también, que en los últimos días se caracterizó por la discusión en torno a la posposición o no de la elección, y muy especialmente, una campaña muy politizada, algo que yo no recuerdo antes.
¿Politizada en qué sentido?
Especialmente en Washington D.C. en donde la elección tiene lugar con un candidato estadounidense en la antesala de las presidenciales de su país. Entonces esas son las tres características que yo he visto en la campaña: muy accidentada, muy contenciosa y con un fuerte ingrediente de politización.
El Gobierno de Costa Rica emitió pronunciamientos oficiales de apoyo a su candidatura y luego respaldó la posposición del proceso por la crisis del coronavirus. ¿Cómo toma esos mensajes?
Las razones esgrimidas por parte del Gobierno de Costa Rica para sumarse a la solicitud de posposición, hecha inicialmente por Chile y luego secundada por México y Argentina, no son de naturaleza política, son básicamente consideración ante las graves circunstancias por las que atraviesa América Latina.
¿Han tenido tiempo y espacio los gobiernos de la región para pensar su voto en el BID en medio de una crisis?
La pandemia ha obligado a los gobiernos a concentrar sus esfuerzos en la atención de la crisis, más que en un proceso reflexivo, como tiene que darse, sobre la conveniencia de los distintos perfiles de candidatos para el BID. Desde ese punto de vista a mí me parece que la posición de estos cuatro países latinoamericanos (México, Costa Rica, Chile y Argentina), también respaldada por la Cancillería de la Unión Europea (UE), es prudente y sensata. Pone por encima de cualquier aspiración personal y de cualquier candidatura, el interés de preservar al banco como una institución estratégica.
Temas urgentes
¿Cuáles son las urgencias que demandan los diferentes países al banco como consecuencia de la crisis?
De mis conversaciones con representantes de la región, precisamente lo que sale a flote son las urgencias inmediatas que tienen, lo cual confirma la preocupación expresada por quienes solicitan posponer esta elección, en el sentido de que todavía no se ve con claridad la parte de los escenarios futuros que dejará la pandemia. Lo único que se sabe es que van a ser retos muy complejos desde el punto de vista social, económico e institucional, pero cuya configuración definitiva todavía no podemos ver. Hay una gran angustia por lo que acontece.
¿Qué esperan los diferentes gobiernos del nuevo liderazgo en el BID para los siguientes cinco años?
Existe una claridad absoluta de la importancia que tiene el banco, lo que no logro todavía encontrar es hacia dónde deberán ir algunas de las respuestas prioritarias. Yo por supuesto he tomado mis iniciativas y las he presentado sobre la mesa. En el caso de Europa pasaron algunos meses después de que alcanzaron el pico de la pandemia para que pudiesen negociar y concretar de manera colectiva una respuesta con un rescate económico importante, no fue una decisión que se tomó al calor de la crisis, los gobernantes no estaban en condiciones de hacerlo.
¿Es necesario que la región se tome una pausa para pensar mejor sobre la elección del banco?
En Europa necesitaron unas semanas para que, con mucha mayor pausa y de manera más reflexiva, pudiesen coincidir en un planteamiento que se convirtió en un precedente para el resto de la comunidad internacional. Lo mismo tendríamos que pensar para América Latina, darnos una pausa, tratar de medir mejor las secuelas profundas que va a dejar la crisis y, entonces sí, procurar una convergencia de posiciones sobre las prioridades de las instituciones financieras como el BID.
Recta final
¿Cómo avanza la concreción a apoyos hacia su candidatura?
A partir de la presentación del candidato de los Estados Unidos (Mauricio Claver-Carone), muchos de los países simplemente se trabaron, se contuvieron. Algunos prefieren no manifestar abiertamente su apoyo y es algo que tenemos que respetar. Es una situación muy singular la que caracteriza esta elección y algunas naciones prefieren mantener con mucha discreción cuál va a ser su posición.
En muchas de las llamadas que he hecho, desde antes de que el escenario cambiara, he logrado encontrar una identificación muy profunda de varios países con nuestra propuesta.
¿Qué es lo que más les ha llamado la atención de sus propuestas?
En primer término que garantiza los balances tan delicados que deben pesar sobre el desarrollo de las naciones, no se trata solamente de reconocer la urgencia de apostar al crecimiento económico y el dinamismo, sino también de cómo podemos garantizar la protección social y la sostenibilidad ambiental. El tema del cambio climático es muy fuerte en mi propuesta, algo con lo cual algunas naciones se han identificado.
¿Cómo se puede generar mayor cercanía entre los países de la región en este contexto?
Es necesario que las naciones depongan sus diferencias para crear sinergias, economías de escala, proyectos intraregionales en materia de infraestructura y logística que nos permitan ser más competitivos para prepararnos para la atracción de inversiones que presumiblemente se van a desplazar hacia América Latina. Esto solo se logra con un liderazgo que no genere divisiones.
Usted es la candidata más fuerte para enfrentar a Mauricio Claver-Carone a pesar de que el proceso ha sido inusual y cambiante. ¿Mantendrá su postulación hasta el final?
Siempre he tomado las decisiones con una motivación profunda de mis convicciones. Cuando yo decidí poner mi nombre sobre la mesa era porque estaba convencida de que podía garantizar las mejores condiciones posibles para llevar al banco hacia los derroteros que tiene por delante.
En el momento que tomé la decisión no solamente me movieron las convicciones, sino también una valoración realista e informada de las posibilidades reales que Costa Rica tenía en ese momento. Las reglas después me las cambiaron sobre la marcha y a pesar de eso, decidí mantenerme con el apoyo de mi Gobierno, que agradezco, para posicionar las tesis que me movieron.
¿Llegará hasta el final?
Seguiré muy atenta de tener las garantías necesarias frente a la elección, estaré muy al tanto de cuáles serán las reglas que finalmente se van a imponer, porque no estoy dispuesta a llegar hasta el final en un proceso donde las reglas no sean claras o que cambien a última hora como sucedió durante el camino. Estoy a la espera para ver qué va a pasar con la posibilidad de posponer la votación.