La expresidenta de la República (2010-2014), Laura Chinchilla, será la candidata de Costa Rica para buscar la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) a mediados de setiembre del 2020.
La exmandataria confirmó a EF, la tarde de este lunes, que cuenta con el respaldo del Gobierno de Carlos Alvarado y que continuará en el proceso de buscar apoyos entre los diferentes países para consolidar su candidatura en las próximas semanas y hacer la inscripción oficial en julio.
Aunque las candidaturas para el puesto todavía no son formales, Estados Unidos anunció en los últimos días que romperá una “regla no escrita” y buscará la presidencia del banco multilateral por primera vez en la historia. Esta nación siempre ocupa la vicepresidencia.
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La carta del presidente Donald Trump es Mauricio Claver-Carone, asesor para las Américas del gobernante estadounidense.
Este abogado de 44 años, es considerado como un republicano de extrema derecha con una visión sesgada sobre los gobiernos de América Latina y con un discurso duro frente a los regímenes de Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Chinchilla tendrá que enfrentarse a Claver-Carone, quien en declaraciones a medios internacionales afirma contar con el apoyo de unos 15 países de la región para llegar a la máxima silla del BID en setiembre.
La regla no escrita
La postulación del asesor de Trump generó discrepancias en el escenario político y diplomático regional en los últimos días.
El BID fue fundado en 1959 con el objetivo de financiar proyectos de desarrollo económico y social en los países de la América Latina.
El expresidente de los Estados Unidos, Dwight Eisenhower (1953-1961), estableció una regla no escrita sobre la posición de su país dentro de BID durante un discurso pronunciado en la Asamblea General de las Naciones Unidas, en 1958.
Las intenciones de Trump son vistas con recelo en la región. El pasado 18 de junio los expresidentes Julio María Sanguinetti, de Uruguay; Ricardo Lagos, de Chile; Juan Manuel Santos, de Colombia; y Ernesto Zedillo, de México; publicaron una carta en la que cuestionan la nominación.
“Deseamos manifestar nuestra profunda preocupación y desacuerdo con tal propuesta. Ella implica una ruptura de la norma no escrita, pero respetada desde su origen, por la cual el BID, por razones, entre otras de eficiencia financiera, tendría su sede en Washington, pero a cambio siempre estaría conducido por un latinoamericano”, indica la misiva.
En la carta los exmandatarios resaltan que no se trata únicamente de “una alteración protocolar”, sino más bien de un “quiebre con obvias derivaciones políticas en el quehacer de uno de los instrumentos más eficaces para la convivencia hemisférica”.
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La carta reafirma que la designación de Trump “no anunciará buenos tiempos para el futuro de la entidad”.
Sobre esta postulación, Chinchilla es clara en que los procesos electorales deben tener múltiples candidaturas y visiones para fortalecer a quien resulte electo.
“No es momento para replantear nuestras aspiraciones, todo lo contrario, las mantenemos en la ruta hacia la inscripción de candidatura; pero respetaremos y valoraremos mucho las implicaciones que esta decisión de Estados Unidos pueda tener”, apuntó la politóloga, que desde 2010 trabaja muy de cerca con la agenda de desarrollo regional.
Cambios en el escenario
Antes del apagón internacional por la crisis del coronavirus, se manejaban extraoficialmente varios nombres para buscar la presidencia del BID y suceder en el cargo al colombiano Luis Alberto Moreno quien ocupa esta posición desde el 1 de octubre del 2005.
Los posibles candidatos eran Benigno López, ministro de Hacienda de Paraguay; Gustavo Béliz, abogado y periodista de Argentina; Juan José Daboud, ministro de Hacienda de El Salvador; María Silvia Bastos, directora del Banco de Desarrollo de Brasil; y Laura Chinchilla, expresidenta de Costa Rica.
Tras el receso por la COVID-19 y la cancelación de la Asamblea de Gobernadores del BID, en Barranquilla, Colombia, programada para la tercera semana de marzo; el panorama cambió.
Laura Chinchilla, quien inició su campaña con recursos propios, empezó a recibir llamadas y a conversar con diferentes países para concertar el apoyo de cara a sus aspiraciones.
Indudablemente la presentación del nombre de Claver-Carone produjo un remezón en el escenario. Un ejemplo de ello es que Brasil y El Salvador desistieron de sus intenciones de impulsar candidatos para el puesto y, más bien, Jair Bolsonaro y Nayib Bukele dieron el respaldo al nominado por Trump.
“Del lado de Costa Rica nada cambia, si hay algo que fortalece cualquier proceso para elegir a alguien es que haya competencia, es que haya la posibilidad de debatir y de contrastar ideas; eso siempre garantiza que la persona electa se haya nutrido más”, comentó Chinchilla.
Argentina también mantiene su aspiración con el abogado y periodista Gustavo Béliz, aunque la compleja situación de las finanzas públicas y el impago de la deuda de ese país generan barreras para impulsar una candidatura fuerte.
“Con independencia de que yo pueda decirle a usted si tenemos o no garantía de que vamos a poder ganar este proceso, me parece que ya el hecho de participar es una buena cosa para una institución como el BID, el que no haya participación de otros candidatos puede restarle fuerza”, agregó la expresidenta costarricense.
La ruta
El BID está integrado por 48 países de América y el Caribe, Europa y Asia.
26 son miembros prestatarios de Latinoamérica y el Caribe; Canadá y Estados Unidos son no prestatarios; y 20 naciones de Europa y Asia están en condición de no regionales y no prestatarios.
Todos los países tienen votos en la Asamblea General de Gobernadores, máxima autoridad del BID. Este organismo celebra una reunión anual entre marzo y abril de cada año para analizar las operaciones y actividades del banco y tomar las decisiones de peso.
El presidente del BID es elegido por la Asamblea General de Gobernadores para dirigir las reuniones del Directorio Ejecutivo, pero no tiene voto, sólo en casos de empate.
Debido a la crisis del coronavirus la Asamblea General de Gobernadores se pospuso para setiembre de este año, en ese encuentro los candidatos a la presidencia acostumbran reunirse con los representantes de cada país para presentar las propuestas y concertar los votos de apoyo.
Costa Rica tiene préstamos con el BID por $4.487 millones en diferentes proyectos de transporte, energía, inversiones sociales, integración regional, agua y saneamiento, educación, y ciencia y tecnología.