Las dinámicas de confianza en el Gobierno de la República son difusas. Recién este 3 de marzo trascendió un audio de la exministra de Salud, Joselyn Chacón, en el que acusó a dos excompañeros de gobierno —la vicepresidenta Mary Munive y el ministro interino, Alexei Carrillo— de “una deslealtad completa” por, según ella, precipitar su salida del Poder Ejecutivo.
La “lealtad” y la “deslealtad” son conceptos difíciles de definir en cualquier ámbito político. Sin embargo, personas cercanas a la Presidencia y politólogos coinciden en la preponderancia que tiene la figura del presidente Rodrigo Chaves como centro de la fidelidad entre los integrantes de su administración.
Los lazos que unen a los integrantes del Gobierno son exiguos entre ellos. La mayoría llegó por procesos de selección y no por afinidad partidaria o de programa político alguno; lo cual implica un menor ‘colchón’ para enfrentar eventuales tensiones.
La situación es diferente en el caso del presidente, que seleccionó a las personas en puestos de mando y tiene un mayor margen para pedirles cuentas o cuestionar su apego.
No obstante, es difícil identificar el círculo más cercano del mandatario. El presidente emplea un rol más ejecutivo con su equipo de gobierno y, según diversos testimonios recogidos por EF para esta publicación, están más cerca suyo personas que pasan más o menos inadvertidas en la opinión pública, como por ejemplo algunos que fueron sus financistas, o bien las personas que conviven a diario con él, dentro y fuera de su despacho.
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Las lealtades
En gobiernos pasados, los lazos partidarios que unían a sus integrantes solían ser mayores. Usualmente, las figuras de estos gobiernos provenían de contextos similares (proyectos políticos y tendencias partidistas parecidas), por lo que había mayores nexos entre las mismas. Eso cambió en la actual administración.
El presidente Rodrigo Chaves instauró una visión más tecnócrata del Gobierno y colocó en múltiples puestos de confianza a personas que él apenas conocía por entrevistas, a las cuales, a su vez, les brindó la oportunidad de seleccionar a sus subalternos.
Esto generó, como resultado, a un grupo de personas con lazos inexistentes o muy borrosos; pero con un alto nivel de dependencia con el propio presidente.
Según Ronald Alfaro, politólogo del Centro de Investigación y Estudios Políticos de la Universidad de Costa Rica (CIEP-UCR), esa situación atípica es en la que se enmarcan las relaciones de confianza del gobierno actual, y estas no se pueden entender fuera de ese contexto.
Lejos de la existencia de múltiples lealtades por orígenes partidarios o causas específicas, el gobierno de Chaves se configuró como una selección de “jugadores” en la que todos responden a la confianza del mandatario.
El propio Chaves afirmó que así funcionaría su gobierno y que a él le correspondería evaluar a sus elegidos, conforme a la línea que decidiera su gobierno en cada momento.
El círculo de confianza
Las relaciones entre integrantes del grupo de gobierno (ministros, viceministros y otros jerarcas) se interpretaron en un inicio como secundarias para el gobierno. El Partido Progreso Social Democrático (PPSD) no tenía una afiliación suficiente para conformar un equipo de gobierno con orígenes compartidos, motivo por el cual desde un inicio se previó un cuadro variopinto y de figuras sin nexos demasiado arraigados.
Solo hay una conexión directa de los integrantes del Gobierno que es primaria y de la cual todos dependen: de su relación con el presidente Chaves, como responsable de los nombramientos.
No obstante, el círculo de mayor confianza del presidente es reducido, según diversos testimonios recogidos para este trabajo.
El presidente escucha el criterio de jerarcas que respeta particularmente, como el del ministro de Obras Públicas y Transportes, Luis Amador; o el de la presidenta de la Caja Costarricense de Seguro Social, Marta Eugenia Esquivel. Pero su relación con la mayoría de integrantes de gobierno son más ejecutivas que cercanas.
Pilar Cisneros, otra figura ligada con Chaves desde la campaña, consideró que para ella es difícil valorar “el peso relativo que uno tiene sobre las decisiones que finalmente termina tomando el presidente”; aunque ella sabe que públicamente el presidente ha manifestado considerarse una persona “muy cercana” a ella y que “valora los consejos que le pueda dar”.
Pese a ello, Cisneros considera que su relación con el presidente hoy día es la de dos personas que “trabajan juntas, pero no revueltas”; siempre en un marco de confianza y cercanía que se mantiene. “Ahora la relación es diferente en el sentido de que cada uno trata de hacer las transformaciones que quiere para Costa Rica desde su trinchera, tratando de apoyar en todo lo que pueda las acciones del Gobierno”, agregó.
La diputada también afirmó que ella ya no se considera una persona clave para la comunicación del gobierno, como lo fue en la campaña electoral, pues el presidente “superó a la maestra”.
“Mi percepción es que ya don Rodrigo vuela solo. Él es un comunicador nato y se comunica perfectamente con la gente, en el lenguaje que la gente entiende, con las frases que la gente entiende y realmente tiene una comunicación directa con su pueblo; así que ni él lo necesita ni yo tengo el tiempo ni la energía para dedicarme a eso”, afirmó, no sin antes agregar que sí da algunos consejos a voceros del gobierno cuando se lo solicitan. “Pero generalmente es porque ellos me llaman o me dicen: ‘Mire, qué me aconseja’”.
Figuras menos visibles
Algunas de las personas más cercanas a Chaves son personas que no pertenecen formalmente al Poder Ejecutivo o que laboran en puestos menos visibles, según dos personas cercanas a la Presidencia que hablaron bajo condición de anonimato para esta publicación.
Uno de los más importantes, según mencionaron (y que también fue mencionado por la diputada Cisneros), es el jefe de despacho de Chaves, Jorge Rodríguez Vives.
Él fue descrito por estas fuentes como un “mano derecha” del presidente.
El papel de Rodríguez Vives es evaluado como fundamental por personas cercanas a la dinámica de Casa Presidencial; sin embargo, el funcionario prefirió no ahondar en su relación con el mandatario.
Consultado por EF, respondió a través de un mensaje de texto que su labor “es aconsejarlo y ejecutar seguimiento a las gestiones que desde el despacho se lideran”, solamente.
Rodríguez es de las pocas personas en gobierno a las que el presidente Rodrigo Chaves conocía, personalmente, desde antes de asumir sus funciones como mandatario. Él había sido su viceministro de Ingresos cuando Chaves fue jerarca de Hacienda durante el gobierno del expresidente Carlos Alvarado.
Además de Rodríguez, existen otros nombres pronunciados regularmente y que incluso han sido mencionados por el presidente en conferencias de prensa. Los financistas de campaña Calixto Chaves y Arnoldo André (devenido en canciller); así como el publicista y estratega político Federico Cruz, conocido como “Choreco”.
Sobre Calixto Chaves, el mandatario afirmó públicamente que incluso llegó a discutir con él la posibilidad de que accediera a algún puesto de gobierno o de apoyo, pero que él desistió porque no quería recibir un salario; mientras que a Federico Cruz llegó a referirse públicamente como un amigo y consejero.
“Choreco”, mencionan las personas consultadas, tiene un rol especialmente importante en asesoría y tareas de comunicación.
Otras personas mencionadas como cercanas a Chaves son el ministro de Agricultura, Victor Julio Carvajal, que fue su director general en Hacienda. También su equipo jurídico en Presidencia.
Todas estas figuras a la sombra, incluso, podrían tener un peso mayor que otras como los mismos vicepresidentes Stephan Brunner o Mary Munive, quienes fueron seleccionados por el propio Partido Progreso Social Democrático (PPSD), a través de procesos de reclutamiento similares a los de la mayoría de los ministros. Esa es una cuestión que, hasta cierto punto, explica por qué personas como Munive se ven en una especie de segundo plano en su relación con el presidente, según analizó la politóloga y coordinadora del Observatorio de la Política Nacional (OPNA) de la UCR, Eugenia Aguirre.
Relaciones utilitarias
Una de las fuentes cercanas a Presidencia que pidió no ser identificada, calificó las relaciones de Chaves con su equipo de trabajo como las de un ligamen más que todo utilitario.
“Él es adepto, adicto y seguidor a quien él pueda utilizar; así que, si vos hacés lo que él te dice, sos el amor de él, pero si no hacés lo que te dice, caíste en desgracia”, aseguró. “Es una relación que puede ser de amor u odio, en tanto vos hagás lo que él dice”.
El presidente Chaves describió la situación con otro matiz, cuando presentó a su gabinete, en abril pasado.
En aquel momento, habló de su equipo de trabajo como una “selección nacional” que debería rendirle cuentas a él, con “disciplina estratégica”.
“El equipo que anunciamos hace ocho días, el anunciado el día de hoy y las personas que estaremos anunciando en los próximos días, para completar la lista de presidentes y presidentas ejecutivos y los jerarcas que faltan, tienen el mandato de, entre otras cosas, trabajar con enorme disciplina estratégica. Aquí no son las políticas de una persona que va a un ministerio a decir ‘estas son mis políticas’”, declaró el mandatario el 29 de abril pasado, en el segundo de tres actos de presentación de sus ministros y presidente ejecutivos, a menos de 10 días de asumir su mandato.
La conformación del gabinete de Chaves se basó en un proceso que, según el propio gobierno, abarcó la recepción de currículos y la realización de entrevistas. Muchas de las personas seleccionadas no conocían a Chaves ni se conocían entre ellas.
Solo en algunos cargos fueron designadas personas cercanas a la campaña electoral de Chaves. Por ejemplo, la exministra de Salud, Joselyn Chacón, que fue jefa de campaña del presidente; la ministra de la Condición de la Mujer, Cindy Quesada, que fue coordinadora territorial; o el propio canciller Arnoldo André, que fue financista.
Las relaciones de Chaves con el PPSD, sin embargo, no partieron de una base demasiado sólida. El partido que llevó al poder al mandatario fue un vehículo para llegar a la Presidencia, pero el exministro de Hacienda no contaba con mayores lazos de entrada con la agrupación.
Pros y contras de este modelo
A pesar de los puntos negativos que pudieran achacarse al modelo de gobierno en curso y de su falta de cohesión, existe un punto positivo a favor de la gestión del presidente Chaves.
Al tener un modelo tan vertical con su equipo y tan pocas conexiones entre sus integrantes, es mayor su capacidad de influencia sobre ellos, según observó el politólogo Ronald Alfaro.
Pero no todo es positivo.
Al existir una relación más directa entre presidente y subordinados, el desgaste de los segundos también se puede trasladar de forma más directa al mandatario y cualquier conflicto puede representar una reacción de ellos contra la figura del presidente o del gobierno.
“En otros gobiernos están los ‘contenedores’” explicó Alfaro. “Hablamos de esos ministros que enfrentan una situación de crisis y frenan o impiden que eso afecte la imagen del presidente o del Poder Ejecutivo en general; pero aquí, esa relación (que tiene Chaves con los integrantes de su equipo), hace que el presidente quede como una especie de pararrayos, aunado a su forma de ser, que suscita esas reacciones”, observó.
Además, según el politólogo, la inexistencia de lazos más fuertes entre figuras del gobierno (más allá de los que tienen con el presidente) hace más complejo el panorama para enfrentar momentos de crisis.
“Son muchos los posibles problemas”, apuntó Alfaro. “Los gobiernos son un equipo de trabajo y en los equipos de trabajo hay dificultades, hay conflictos, hay roces y egos. Estos son factores que hacen que la relación sea tensa, y si no hay una relación de equipo, es más difícil procesar esas crisis porque en esos momentos todos vuelven su mirada hacia sí mismos”, subrayó.
Esas desavenencias, subraya el politólogo, se pueden traslucir en situaciones como renuncias, escándalos, críticas públicas o hasta en conflictos por el poder o choques por ambiciones que se contraponen. Esto último, apuntó Alfaro, podría ser más evidente de cara a eventuales procesos electorales.
Sobre el caso específico del audio de la exministra Chacón, por ejemplo, la politóloga Aguirre señaló que es un archivo que se publica justo en un contexto que podría ser conflictivo para algunas personas de peso en el gobierno, en que el presidente tiene que decidir con qué persona sustituye a la exjerarca en el Ministerio de Salud.
“El audio puede ser un mensaje importante”, observó. “Puede ser un audio que ejerza o que busque ejercer alguna influencia sobre la decisión”, concluyó.
El Financiero contactó por las vías formales a Presidencia de la República para preguntar por este tema, pero hasta el cierre de esta edición no se obtuvo respuesta.