Printworks, gigantesco club nocturno del sur de Londres, lleva seis meses sumido en la oscuridad. Un zorro se instaló en el vestíbulo y sin las luces, la música y la multitud bailando, estas antiguas imprentas vuelven a ser tristes naves industriales.
En el Reino Unido, el mundo nocturno es uno de los pocos sectores que aún no han podido reabrir debido a la crisis sanitaria, y tanto los artistas como los propietarios temen no recuperarse.
"Estamos luchando por nuestra supervivencia", dice a la AFP Simeon Aldred, cofundador de Printworks, desde la inmensa sala que suele albergar hasta 5.000 personas por noche.
Con la aceleración de los contagios de covid-19 en el país --muchos de ellos atribuidos a fiestas o raves ilegales--, se están multiplicando las nuevas restricciones, desde toques de queda en los bares de algunas regiones hasta la prohibición de reuniones de más de seis personas.
Mientras tanto, "no estamos quedando sin liquidez", se inquieta Aldred, que lamenta la incertidumbre: ¿deberían él y su socio Bradley Thompson decidirse a despedir a sus 400 empleados? ¿O prever una reapertura en primavera y programar a los artistas?
Peter Marks, patrón de Deltic, uno de los mayores grupos de bares y clubes nocturnos del país, está igual de preocupado: con 53 locales cerrados, 600.000 libras se esfuman cada mes debido a los costos fijos, sin mencionar los atrasos en alquileres, de alrededor de un millón de libras.
"Si los arrendadores no nos ayudan, tendremos que declararnos en bancarrota", se lamenta.
"Solíamos ser un negocio próspero y ahora estamos en agonía cuando no es culpa nuestra. Es muy difícil. Los (450) empleados temen por su trabajo y se preguntan cómo van a pagar sus viviendas", insiste.
Según la asociación sectorial NTIA, la vida nocturna, incluyendo restaurantes, bares, pubs, teatros y clubes nocturnos, genera 66.000 millones de libras al año y emplea hasta 1,3 millones de personas.
En octubre terminan las ayudas del gobierno para preservar los empleos y la NTIA espera una ola de despidos en el otoño.
“Todo se ha detenido”
Pero el gobierno británico se mantiene categórico: "sabemos que son tiempos increíblemente difíciles para los clubes nocturnos, pero deben permanecer cerrados", dijo un portavoz a la AFP.
Una firmeza difícil de aceptar para Marks: "No queremos causar un rebrote de covid-19, pero creemos que podemos reabrir con seguridad con protocolos sanitarios", defiende.
Pero en otras grandes capitales como Berlín, los grandes locales nocturnos también permanecen cerrados. El templo de la música techno Berghain ha reabierto, pero para una exposición sonora y distante.
Para artistas como la DJ y compositora Nabihah Iqbal, la pandemia también ha tenido un efecto "catastrófico".
"Normalmente estoy de gira todo el tiempo y ahora todo se ha detenido", dice desde su casa, donde prepara sus mezclas para la radio.
La semana pasada, mezcló por primera vez en un bar desde el comienzo del confinamiento en marzo. Dadas las nuevas restricciones, cree que puede ser la última vez en mucho tiempo.
También para DJ Shosh y su grupo 24H Garage Girls, el covid-19 fue un golpe a su carrera: "teníamos una gira planeada para el 2020", en Lyon, Amsterdam y Glastonbury, el más famoso festival de música inglés.
Era la culminación de varios años de trabajo. "Y ahora todo se ha sido suspendido. Estoy preocupada por el futuro de mi grupo. Solíamos estar juntas todo el tiempo y ahora ya casi no nos vemos. No estamos realmente de humor", explica.
Bloqueados en casa, los artistas tratan de mantenerse creativos: componen, experimentan nuevos formatos en Zoom, en realidad virtual, con técnicas de inteligencia artificial. Aunque para muchos de ellos bailar frente a una pantalla nunca reemplazará la energía que proviene de la experiencia colectiva.
Para Simeon Aldred, “tal vez las cosas no vuelvan a ser exactamente como eran antes de la pandemia, pero creo que la gente seguirá queriendo reunirse, comer, rezar y bailar juntos”.