La incertidumbre se ha apoderado del mercado bursátil a raíz de la imposición de aranceles y otras medidas anunciadas por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, las cuales generan pesimismo en los inversionistas preocupados por una posible desaceleración económica y una reducción en el valor de sus acciones.
El síntoma más claro de este malestar se produjo con la reciente caída del índice S&P 500, indicador que incluye las acciones de 500 empresas líderes y representa aproximadamente un 80% de la capitalización de mercado disponible.
En las primeras semanas de marzo, este índice bajó un 10,1% desde el máximo alcanzado en abril y entró en fase de corrección, término utilizado en Wall Street para alertar que un índice ha caído un 10 por ciento o más desde su máximo. De hecho ha sido la corrección más rápida ocurrida en los últimos años, dado que, en solo 16 días, las acciones perdieron 10% del valor del mercado.
Otros índices importantes, como el Russell 2000 y el Nasdaq Composite, ya habían entrado en corrección.
“Los inversionistas reaccionaron con ventas masivas y aversión al riesgo de forma acelerada ante lo que se convirtió en un episodio de incertidumbre desde múltiples frentes. Fue un movimiento muy brusco pues la cantidad de información que recayó en el mercado fue también abrumadora en cuestión de semanas”, explicó Adriana Rodríguez, Gerente General de ACOBO Puesto de Bolsa.
Si bien la tendencia alcista de los últimos dos años en el precio de las acciones empezó a perder fuerza, Rodríguez anticipó que el mercado sabrá recuperarse de esta situación porque las compañías buscan estrategias que les permitan generar valor y asegurar su continuidad.
Con ella coincidió Juan Pablo Arias, analista económico bursátil de la Bolsa Nacional de Valores (BNV): “Si la caída se encuentra entre un 10% y un 20% en un período corto (uno o dos meses) se considera como una corrección de mercado y ayuda a que el proceso de formación de precios del mercado se ajuste a sus fundamentales. Básicamente, esto es lo que ha sucedido en los mercados de capitales de Estados Unidos durante los últimos dos meses: una corrección desde el 19 de febrero, cuando el mercado marcó 6147, hasta el 13 de marzo, cuando el cierre fue de 5.521 (aproximadamente un 11%). A partir de allí, se ha ido recuperando nuevamente”, puntualizó Arias.
Sin embargo, la expectativa sobre el impacto de las nuevas políticas comerciales de Estados Unidos crece conforme se acerca el 2 de abril, fecha denominada por Trump como el “día de la liberación”, cuando anunciará los llamados “aranceles recíprocos” que afectarían a numerosos países y podrían desacelerar la economía global.
Aranceles con efecto dominó
“Dado que la política arancelaria de Trump tiene efectos negativos sobre el crecimiento de la economía, la caída de los índices accionarios refleja una expectativa de que las empresas estadounidenses tengan menores ganancias y esto afecte el precio de las acciones. Esto tiene implicaciones para los inversionistas a nivel internacional, en la medida en que la rentabilidad de las inversiones en acciones estadounidenses se reduce”, afirmó el economista José Luis Arce, director de la firma de asesoría FCS Capital.
Como un eventual impacto para Costa Rica, advirtió, “nuestros fondos de pensiones tienen una porción importante invertida en el resto del mundo y muchos de ellos están en los mercados accionarios estadounidenses, por lo que esas caídas nos terminan afectando. No son efectos que vayan a durar toda la vida pero es parte de la volatilidad que existe”.
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Tal como lo explicó Arias, el mercado de capitales es una consecuencia de lo que sucede en la economía; es decir, cuando el mercado crece (fase alcista) se asocia con mejoras en las expectativas de crecimiento económico y cuando cae es producto de una disminución en las expectativas de crecimiento de la economía.
Esta semana la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) redujo ligeramente sus previsiones de crecimiento para 2025, anticipando que el Producto Interno Bruto (PIB) mundial crecerá un 3,1%, frente al 3,3% de su proyección previa en diciembre. Pese a la expectativa de una posible desaceleración, los analistas señalan que es prematuro hablar de una recesión y es poco probable que esto ocurra.

“Ante la incertidumbre, las decisiones de consumo e inversión se han visto afectadas, mientras que algunos otros indicadores de la economía real han empeorado respecto a las expectativas del mercado, lo que se refleja en las encuestas de sentimiento del consumidor y empresarial una caída en la confianza hacia el futuro. Pero lo cierto es que el deterioro en los indicadores de la economía real no es tan abrupto como para pensar que se entrará en un periodo recesivo”, aseguró Mauricio Moya, líder de Inversiones de Mercado de Valores.
Implicaciones para inversionistas
Ante este panorama es importante que los inversionistas diversifiquen sus portafolios para no concentrar el riesgo en un solo sector, así como procurar que los activos que adquieran tengan la suficiente liquidez para poder rebalancear de una forma más fácil sus portafolios de inversión ante eventuales movimientos del mercado. Así lo señaló Luis Diego Chavarría, coordinador de estrategias y portafolio de ACOBO.
Por su parte, Rodríguez recalcó que los periodos de incertidumbre son frecuentes en los mercados y representan una oportunidad de reposicionamiento para el inversionista de mediano y largo plazo, con la correcta tolerancia al riesgo.
“Con una adecuada diversificación y la correcta cuantificación de los riesgos aceptables, es posible encontrar una variedad de activos de inversión óptimos para cada conjunto de rentabilidades objetivo. La renta fija (bonos) del mercado internacional con alta liquidez y altas calificaciones de riesgo de emisor (grado de inversión) constituyen en este momento una excelente opción para diversificar por país, por industria y por plazos, ya que se encuentran atractivamente valorados”, puntualizó.
Asimismo, Juan Pablo Arias destacó que la fase de corrección de mercados es un buen momento para entrar al mercado porque “los precios tienen mayor atractivo y, eventualmente, se podría tener un mayor rendimiento esperado; sin embargo, se deben sopesar los riesgos asociados al tipo de activos que se van a adquirir y contemplar la volatilidad que podrían tener, así como claridad de que esta caída se podría extender por un mayor tiempo si es que el mercado considera que aún no es tiempo de poder recuperarse”.
Desde la perspectiva de José Luis Arce, lo más importante es actuar con cautela, tanto en el caso de los inversionistas como en el de aquellas personas que apenas están valorando la posibilidad de ingresar al mercado accionario, recordando que este es principalmente para inversiones a largo plazo.
“Yo diría que en el corto plazo es mejor pausar las intenciones de invertir en los mercados accionarios internacionales, para entender qué va a pasar en las empresas estadounidenses y cuál será el impacto en el mercado. En el caso de las personas que ya poseen inversiones de largo plazo es importante recordar que este es un fenómeno temporal y que el mercado se recupera, el secreto está en ser cautos y no sobrerreaccionar”, afirmó.
Con él coincidió Danilo Montero, director general de la Oficina del Consumidor Financiero (OCF): “¿Es un buen momento para comprar acciones? Claramente queda demostrado que este no es un mercado para todo el mundo. Antes de invertir hay que tener muy claros los objetivos de esa inversión y definir un horizonte: si estoy invirtiendo en el muy corto plazo, las acciones no son una buena opción”, advirtió.
“El mercado accionario de los Estados Unidos es muy amplio y tiene una gran variedad de participantes, de modo que una corrección como la que hemos visto tiene implicaciones muy variadas, donde hay ganadores y perdedores”, concluyó Montero.
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