París.- La producción energética mundial podría estar saliendo de la edad del carbón, debido a la menor demanda china y al auge de energías renovables como alternativas a ese combustible fósil extremadamente contaminante, afirma la AIE.
La Agencia Internacional de la Energía (AIE) evalúa en su informe anual sobre el sector, publicado este viernes, que el planeta consumirá 5.800 toneladas de carbón en 2020, unas 500 millones de toneladas menos que en su evaluación precedente.
El crecimiento anual de la demanda de carbón, que alcanzó un promedio de 3,3% entre 2010 y 2013, se desacelerará a una media anual de 0,8% hasta 2020, precisa el reporte, publicado menos de una semana después del acuerdo de lucha contra el cambio climático sellado en París por 195 países (COP21).
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Además, la parte relativa al carbón en la producción de electricidad disminuirá, pasando del 41% al 37% del total.
La tendencia ya es visible. "Por primera vez desde los años 1990, el crecimiento de la demanda mundial de carbón se detuvo en 2014", constata la agencia energética, al estimar incluso "probable" un repliegue este año.
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Presiones
Para la AIE, dos razones principales explican esta inflexión: el refuerzo de las políticas ambientalistas, que se refleja en acuerdos como el de la COP21, y sobre todo en la reconversión económica de China, que consume actualmente la mitad de los recursos mundiales de carbón.
El gigante asiático, que registra también una desaceleración de su crecimiento económico, está desarrollando una economía basada principalmente en los servicios, en detrimento de una industria pesada voraz en materia de recursos energéticos.
El gobierno chino también está confrontado a "desafíos ambientales" de grandes proporciones y se ve presionado para buscar alternativas al carbón, apuntó el director ejecutivo de la AIE, Fatih Birol, en una conferencia de prensa en Singapur.
A inicios de mes, Pekín anunció un plan de modernización de sus centrales de carbón, que permitirá economizar 100.000 millones de toneladas del combustible y evitar la emisión anual de 180 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2).
China desarrolla igualmente a ritmo acelerado fuentes alternativas de energía, como la hidroelectricidad, la energía solar, la fotovoltaica y la nuclear.
"Datos oficiales provisorios muestran que la demanda china de carbón retrocedió en 2014 y que esa baja podría acelerarse en 2015", subraya la AIE.
El carbón también pesa cada vez menos en los países desarrollados de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), especialmente en Europa y Estados Unidos. Ello se debe al efecto conjugado de unas instalaciones que envejecen, una débil demanda eléctrica, la instauración de tasas al carbono y el apoyo a las energías renovables, cada vez más competitivas.
El mes pasado, varios países de la OCDE decidieron limitar sus respaldos financieros a las exportaciones de centrales de carbón.
En otras regiones, la salida del carbón se anuncia más dificultosa.
Eso ocurre en particular en India y los países del sudeste asiático (Indonesia, Vietnam, Malasia, etc...), que serán el principal motor del crecimiento del consumo de carbón en los próximos años, según la AIE.
Las autoridades indias consideran en efecto que ese combustible es indispensable para apuntalar el crecimiento industrial del país y garantizar el acceso a la electricidad de 240 millones de habitantes aún privados del fluido.
"India se convertirá en el segundo consumidor mundial de carbón, por delante de Estados Unidos, y en el primer importador de carbón térmico", aunque ese impulso será insuficiente para contrarrestar la tendencia general, asegura la Agencia Internacional de la Energía.