Hace cuatro años la desigualdad habitaba en el campo, pero emigró hacia la ciudad. Así lo demuestran datos de la la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho) del 2013, del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
El estudio determinó que la desigualdad de ingresos en los hogares costarricenses, medida por el coeficiente de Gini, aumentó un 4% en la zona urbana y bajó en un 2% en la zona rural.
Este indicador mide la igualdad en el ingreso promedio, donde 0 es la distribución igualitaria y 1 la más desigual.
El indicador por hogar pasó de 0,487 en el 2010 a 0,507 en el 2013, lo que significa un aumento en la brecha de los habitantes de la población central.
Mientras tanto, mejoró la situación en el campo, donde se registró la disminución de 0,505 a 0,495 en ese mismo periodo.
Quiere decir que la tendencia se invierte: la zona rural, que era la más desigual, fue superada por la ciudad. Esto aunque los niveles de pobreza se mantuvieron estables.
La región Brunca es la más afectada por la pobreza y la desigualdad. La segunda región con la incidencia de pobreza más alta es la Chorotega. Empero, en esta última zona bajó el índice de Gini por hogar de 0,535 en 2010 a 0,508 en 2013.
Buscando respuestas
Hay varios factores que incidirían en este comportamiento entre una zona y otra, como lo explica el sociólogo José Carlos Chinchilla.
“En la zona urbana se siente más el nuevo modelo de desarrollo socioeconómico, un modelo con menos intervención del Estado, y eso posibilita que algunos grupos se vean beneficiados de ventajas comparativas en su posición económica, contrastado con la ventaja de los de menos ingresos”, comentó Chinchilla.
Además, hay un sector económico informal que ha crecido fuertemente en zonas urbanas. Estos trabajadores informales no solo tienen menos ventajas económicas y de seguridad social, sino también, menos ingresos.
Por otra parte, en la ciudad se da el surgimiento de grupos económicos que, por su inserción en el mundo globalizado, logran mejores ingresos.
Y aunque según la Enaho 2013 la pobreza se concentra en las zonas rurales del país, con un 26,5% ante el 17,4% de la zona urbana, en el campo la gente vive de manera menos desigual.
Otro factor sería la posibilidad de que las políticas sociales del Estado también se esté concentrando en la zona rural: de hecho, según la Enaho, los subsidios estatales representan un 0,8% del ingreso de familias en la zona urbana, y un 2,7% en la rural.
“En los sectores de la pobreza extrema, la participación del Estado en el ingreso de estas personas es tres veces más que lo que estas mismas personas generan, entonces puede ser que algunas de las políticas sociales impulsadas por el Estado a pesar de lo reducidas que son, tengan un gran impacto”, comentó Chinchilla.
Adicionalmente, la zona rural se ha venido beneficiando de residuos de la actividad turística, un agente dinamizador de labores que puede redistribuir mejor los ingresos. Por ejemplo, guías turísticos, empresas para mochileros, de transporte y que abren campo a los trabajadores con un estándar similar.
También otras actividades están generando empleos que antes no existían, como el sector piñero, bananero, la naranja, el melón u otros cultivos, que aunque dan trabajos de manera temporal, son frecuentes.
Para enfrentar la desigualdad
El aumento de la tendencia a la desigualdad también fue identificada por el XIX Informe del Estado de la Nación.
Empero, Jorge Vargas Cullell, director a. í. del Estado de la Nación, y el economista Jorge Franco coinciden en que la variación de la desigualdad en las zonas urbana y rural aún no es tan significativa para poder diseccionarla.
Sin embargo, también coinciden en que esa tendencia generalizada debe enfrentarse en Costa Rica.
Cullell resaltó la importancia de trabajar en las políticas de empleo, en el apoyo de la pequeña y mediana empresa donde hay muchos integrantes del sector de más bajos ingresos empleados sin garantías laborales, los encadenamientos de todos los sectores económicos que no están incluidos dentro de los más modernos de la apertura.
Franco comentó que la necesidad de mejorar la distribución del ingreso en el país pasa primero por crear mejores condiciones para el empleo en los hogares más pobres, donde la tasa de desempleo es 10 veces mayor que en los hogares de más altos ingresos.
También es estratégico mejorar la calidad de los programas públicos educativos y de formación para el trabajo, y dirigir estas herramientas muy especialmente hacia el quintil más pobre de la población.
Chinchilla agrega que es necesario formalizar el sector informal de la economía, garantizar los salarios mínimos y una profunda reforma fiscal, para que el Estado tenga más recursos y con eficiencia pueda invertir en equilibrar esta desigualdad.
La gran síntesis pareciera apuntar a la necesidad de revisar las políticas de ingreso: Floribel Méndez, gerente del INEC, resaltó que la fuente de ingreso que más pesa e influye en el comportamiento de la desigualdad es el ingreso salarial. Este se mantuvo en el último año en un 61% de los ingresos totales por hogar en la ciudad, mientras en la zona rural subió de 62,7% a 64,6%.