La conferencia del clima de la Organización de las Naciones Unidas (COP27) aprobó este domingo la creación de un fondo de pérdidas y daños para los países “particularmente vulnerables” al cambio climático, una demanda histórica de las naciones del Sur.
Al término de una accidentada negociación, que se prolongó más de un día, las delegaciones también acordaron trabajar para lograr un recorte "rápido, profundo y sostenido" de los gases de efecto invernadero para "continuar con los esfuerzos para limitar el aumento de la temperatura [del planeta] a 1,5 ºC".
La declaración fue criticada como poco ambiciosa por el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, y la Unión Europea.
Los casi 200 miembros de la COP27 tuvieron que negociar hasta la madrugada de este domingo 20 de noviembre para sacar adelante un texto final que generó reacciones contrastadas.
Fue el colofón de una accidentada conferencia del clima, bajo la batuta de una presidencia egipcia que fue criticada por la UE y otros miembros por la supuesta opacidad del proceso.
A pesar del ambiente de satisfacción en la sala del plenario, algunos delegados no pudieron evitar quedarse dormidos en la silla, mientras la sesión se interrumpía y se reanudaba para acabar la negociación.
La idea de un fondo de pérdidas y daños empezó a gestarse hace tres décadas, cuando los países del Sur empezaron a exigir reparaciones por el calentamiento del planeta, del cual no han sido responsables históricamente.
“Los acuerdos logrados en la COP27 son un triunfo para todo el mundo. Demostramos a los que se han sentido despreciados que los escuchamos, los vemos y que los respetamos”, aseguró un comunicado de la Asociación de Pequeños Estados insulares (AOSIS).
El fondo, que no será inmediatamente operativo, proporcionará financiación "predecible y adecuada" a "los países en desarrollo especialmente vulnerables", según el texto.
Un comité de transición compuesto de 24 países, entre ellos tres de América Latina y el Caribe, elaborará durante un año los detalles sobre el funcionamiento y la financiación de esta iniciativa, con vistas a una adopción en la COP28 a fines de 2023, un año antes del plazo previsto hasta ahora.
La financiación recaerá básicamente sobre los países ricos, los que más han contribuido al calentamiento global.
Una de las pistas de trabajo acordadas este domingo llama a “expandir las fuentes de financiación”, lo que dejaría la ventana abierta a que países como China participen, una demanda expresada por la Unión Europea y Canadá, entre otros.
El representante chino, Xie Zhenhua, advirtió previamente que la participación de los países en desarrollo a ese fondo debía ser "voluntaria".
“Estados Unidos y China deberían ser capaces de acelerar el progreso juntos, no sólo por nuestro bien, sino por el de las generaciones futuras”, declaró el enviado de EE.UU. para el clima, John Kerry, tras reunise con Xie.
El acuerdo de la COP27 invita también al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional a aportar "soluciones de financiación".
Calcular el impacto directo e indirecto del cambio climático es muy difícil. Algunas cifras son astronómicas.
Según el Instituto Grantham, las pérdidas y daños podrían llegar a oscilar entre $290.000 millones y $580.000 millones anuales en 2030.
La declaración final de la COP27 también menciona la actual crisis energética mundial, que planeó durante las dos semanas de la COP, y recalca la importancia de reforzar una mezcla de fuentes de] energía limpias, sin olvidar las circunstancias de cada país.
A pesar de largas negociaciones, el texto no evoca específicamente la necesidad de abandonar los combustibles fósiles, como deseaban la Unión Europea o países como Colombia.
"Nuestro planeta aún se encuentra en la sala de urgencias. Necesitamos reducir drásticamente emisiones ahora, y ese es un tema que esta COP no confrontó", dijo Guterres.
"Lo que tenemos ante nosotros no es suficiente. No aporta los esfuerzos añadidos necesarios para que los principales emisores aumenten y aceleren sus recortes de emisiones", declaró el vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans.
Otro de los puntos a debate en Sharm el Sheij era el futuro de la financiación a largo plazo para adaptarse al cambio climático, y mitigar la emisión de gases.
En 2009 los países desarrollados prometieron que a partir de 2020 se desembolsarían $100.000 millones anuales para ayudar a los países pobres a adaptarse al cambio climático y a disminuir sus emisiones, así como emprender la transición energética. Ese monto, que no ha sido completado, debe ser aumentado en principio a partir de 2025.
La COP27 optó por aplazar la decisión al respecto a la conferencia del clima que se celebrará en noviembre de 2024.