Antes de entrar a las instalaciones de Teradyne, firma de origen estadounidense, hay que dejar atrás la idea de usar bata, lentes de protección o botas. La dinámica de trabajo no requiere de esos parámetros, aunque cada trabajador de planta tiene una pulsera que aísla la electricidad para evitar descargas cuando manipulan los semiconductores.
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Mientras camino por las instalaciones y trato de empezar a comprender en 25 minutos lo que aprendieron los ingenieros en cinco años de carrera, veo que se acerca un pequeño robot con materiales. “Este es uno de nuestros robots colaborativos. Lleva y trae las cosas de un lugar a otro”, dice Carlos Esquivel, gerente de la firma en Costa Rica.
Esquivel comenta que el equipo de trabajo se encarga de testear la oblea o wafer, el cual consiste en un disco de material semiconductor formado de silicio y que puede contener millones de transistores. El gerente acelera el paso, sabe que en minutos entrevistaré a representantes de otra empresa: Altanova.
Altanova también se desempeña en la etapa de testeo o testing - es usual acudir a palabras en inglés en ambientes tecnológicos. “Nosotros ofrecemos diseños de circuitos impresos en tarjetas que se usan para todos los chips que fabrica Intel. De hecho Intel nos compra tarjetas a nosotros”, expresó Marcial León, representante de Altanova.
La compañía elabora dos tipos de pruebas: wafer test que se refiere la inspección de la oblea y el final test que corresponde a la prueba final cuando el chip ya está instalado.
Esas dos empresas, junto a Rydev, hacen parte del grupo de 13 compañías que operan en Costa Rica en el sector de semiconductores. La administración Chaves tiene la ambición de aumentar ese número tomando ventaja de las tendencias en las cadenas mundiales de abastecimiento y los intereses de Estados Unidos (EE.UU.) por atraer la fabricación de estos bienes al Hemisferio Occidental.
¿Qué hacen?
Costa Rica es un tablero de juego donde se testean, arreglan o ensamblan las piezas (semiconductores) para que el rompecabezas (tarjeta) sea óptimo, de manera tal que se refleje que se atinó con su diseño.
La pandemia generó que Teradyne y Altanova experimentaran un aumento en la demanda, ya que más personas trasladaron su oficina a casa. Esa práctica provocó la compra de computadoras, celulares, tablets e incluso consolas de videojuegos para divertirse en casa; todo esto requiere de semiconductores.
Una crisis mundial puso en jaque la normalidad y en paralelo abrió una ventana de oportunidad para las empresas ligadas a la industria de semiconductores.
No es necesario ser trabajador o gamer para estar en contacto con los semiconductores, porque desde un niño hasta un adulto mayor están vinculados con esta tecnología a través del horno microondas o el refrigerador.
En Costa Rica no se fabrican semiconductores. Dentro de la cadena de producción, el país se ubica en los eslabones de diseño, ensamble y prueba y distribución; las materias primas son importadas.
“Nosotros le suplimos los equipos de test a los manufactureros de semiconductores”, destacó Esquivel.
En Teradyne también hacen pruebas de semiconductores empaquetados y cuando un cliente tiene alguna falla con el semiconductor, tienen la capacidad de identificar el problema por medio de rayos X.
Esquivel nos acerca al monitor de rayos X que es manipulado por un ingeniero, quien se dedica a encontrar fallas en series diminutas que debe agrandar. Detrás de él está una compañera que tiene una tarea técnica: arreglar esos problemas.
A lo lejos hay un grupo de extranjeros. Me entero que son trabajadores de Teradyne en Filipinas y que están de visita para capacitarse.
Experimentar lo que ocurre en las demás empresas no fue posible. Algunas compañías mencionaron que solamente tienen cubículos o bien la mayoría del personal teletrabaja.
Marcial León, gerente de Altanova, comentó que la oficina que está en el país “es solo para diseño, por lo que no hay nada interesante que ver, solo cubículos y computadoras”.
León se soltó más que otros colegas de la industria, ya que mencionó la lista de clientes. La firma es proveedora de Intel, AMD, Nvidia, entre otros; es decir, está en el juego de la mano de los más grandes a nivel mundial.
“Nosotros diseñamos la tarjeta que de un lado se inserta, se pueden probar dos al mismo tiempo, y se conecta con un tester que es una computadora”, detalló Óscar Barquero, gerente de Ingeniería Senior de Proyectos.
Altanova lo conforma un equipo de 18 personas; en Teradyne son 428 colaboradores. Ambas firmas tienen mayor demanda de ingenieros eléctricos.
Rydev, con 30 colaboradores, es otra de las firmas que se concentra en el diseño y verificación de circuitos en el país. Es decir, trabajan con las empresas que desarrollan los bloques de propiedad intelectual.
La firma es de capital costarricense; el 95% de las operaciones están en suelo nacional y el restante se apoya en Argentina.
Para esta empresas es más conveniente constituirse en EE.UU, ya que brinda confianza a los clientes. Rydev se incorporó en EE.UU. en el 2021 como una compañía norteamericana con una subsidiaria en Costa Rica.
Alfonso Chacón, vicepresidente de desarrollo de negocios de Rydev, asegura que la etapa de diseño les da mayor valor agregado porque no tienen que invertir tantos insumos como en las fases de ensamblaje.
Además de las empresas mencionadas, el ecosistema de semiconductores lo componen Samtec, East West, Smiths Group, Zollner, Briskneat, Grupo Capris, Siemens, HPE, Qorvo e Intel.
Intel tiene en territorio nacional el único Centro de Ensamblaje y Prueba de la región. Es la empresa tecnológica que marcó el camino de semiconductores en Costa Rica desde 1998 con el diseño, pero antes de ella empezó Qorvo.
Nuevos encadenamientos
La electrónica avanzada es el nicho de mercado de Bourns, empresa con más de 40 años de operar en el país. Hace dos años empezaron a verticalizar el negocio con un proyecto en el que producirán protectores contra alto voltaje.
“Hemos ido trabajando, en varios números de partes, en dos grandes familias de semiconductores. Ya pasamos por el proceso de auditoría y aceptación del cliente; es muy posible que las primeras exportaciones sean en el mes de julio”, indicó José Salazar, gerente de operaciones de Bourns.
Si hacemos cálculos podría pensarse que el proyecto surgió por los incentivos de la Chips Act que se promulgó en el 2022. Pero la idea nació a raíz de que un suplidor en Inglaterra está en la dinámica de la industria.
Salazar no niega la oportunidad que se les abre con los esfuerzos que está haciendo el país para consolidar la industria en territorio nacional. El gerente expresa con emoción que tienen la infraestructura para “estar metidos” en los semiconductores.
Tanto en Salazar como en los demás entrevistados, presencial y virtual, no solo se escucha conocimiento, sino emoción por un mundo que ellos respiran y viven desde hace muchos años, pero en el que Costa Rica puso el acelerador hasta hace poco.
Los semiconductores se mantendrán en demanda, ya que la tecnología depende de ello. El tablero de juego indica que el mercado crecerá y que Costa Rica podría recibir más empresas del sector para pulir las piezas de cada rompecabezas que crea la industria.