La nueva Asamblea Legislativa ha tenido un estreno de profundo letargo. Sin aprobaciones de leyes demasiado llamativas, con sesiones del Plenario que muchas veces se quedan muy lejos de las tres horas reglamentarias y con un control político extremadamente cauto, las fracciones todavía parecen lejos de consolidarse y sus acciones se asimilan más a las de un actor secundario de la escena política a las de un Poder de la República que algunos llaman “el primero” –aunque realmente los Poderes de la República nunca hayan sido concebidos en algún orden específico.
Es cierto que la agenda legislativa la domina desde mayo pasado el Gobierno de la República, al encontrarse el Congreso en etapa de sesiones extraordinarias. También es cierto que esta es la primera vez que eso ocurre, por una reforma constitucional que se aprobó en 2020. Pero la crítica a la escueta agenda definida por el Poder Ejecutivo en los primeros meses de su administración ha sido tenue por parte de la oposición, a pesar de que ella acumula 47 de los 57 escaños en Cuesta de Moras.
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Tampoco se ha conseguido mayor avance con proyectos o reformas estructurales. Los primeros tres meses de la legislatura si acaso han dejado como consecuencia la aprobación de una iniciativas como una que instó a revisar el modelo de exoneraciones vigente y otra para congelar los aumentos del impuesto único a los combustibles. Esas son algunas de las pocas acciones legislativas de los nuevos diputados que han derivado en titulares de prensa hasta ahora.
El control político tampoco ha sido la tónica de esta Asamblea Legislativa, que parece descafeinada en su seguimiento a la administración. Los legisladores apenas han reaccionado levemente y con comunicados escuetos a temas que habrían desatado ‘incendios’ en el pasado, como el desorden en relación con la firma, la presentación y la publicación de los primeros decretos de la nueva administr
ación. Tampoco reaccionaron con mayor fuerza ante cuestiones como la inédita visita del presidente Rodrigo Chaves a la Fiscalía tras conocer sobre al existencia de pesquisas en su contra o ante el reciente relajamiento de la regla fiscal, entre otras cuestiones.
Algunos consideran que este fenómeno podría ser consecuencia de que el presidente Chaves ha logrado posicionarse como único gran protagonista de la escena política, a punta de decisiones ejecutivas y anuncios que realiza con potencia. Otros, que quizás los actores políticos viven esa ‘luna de miel’ típica del inicio de las nuevas administraciones, en las cuales se suele dar un trato más benevolente y sereno al gobierno de turno en su arranque, respetando su triunfo electoral.
Las teorías son muchas, pero el letargo es evidente y la Asamblea parece cómoda. Al menos por ahora.
Pocos resultados
La pasividad con la que esta Asamblea Legislativa se ha replegado a un papel secundario en sus primeros meses de trabajo podría explicarse por múltiples factores. Coincidencias ideológicas con el nuevo gobierno, inexperiencia de algunos actores políticos, un papel presidencial más dominante y reactivo ante la crítica, y cierto nivel de fatiga posterior a las elecciones de este año son algunas de las teorías.
Desde el punto de vista del exdiputado del Partido Liberación Nacional (PLN), Francisco Antonio Pacheco, algunos de esos factores podrían estar interactuando en este momento; pero apuntó principalmente a la desidia con la que, desde su punto de vista, la nueva administración ha atendido la agenda del Congreso en estos primeros meses de sesiones extraordinarias (momento en el que el Poder Ejecutivo domina el debate de los diputados).
“Los resultados de la Asamblea Legislativa en lo que llevamos de este período de tres meses que ya va a concluir son muy pobres. El Gobierno no ha sabido alimentar adecuadamente a la Asamblea Legislativa, no tenía proyectos madurados, no tenía ideas claras y el país va sin rumbo, lo cual se manifiesta también en la dinámica legislativa”, observó el expresidente del Congreso entre 2006 y 2010.
Carolina Hidalgo, la expresidenta legislativa del Partido Acción Ciudadana (PAC) que inició dirigiendo el trámite político en el primer año del cuatrienio pasado, coloca una buena parte de la responsabilidad sobre la oposición. Según dijo, ve un control político débil, inexperiencia en algunos casos y alineamiento con el gobierno en otros.
“Es cierto que la agenda está en manos del Poder Ejecutivo, que es el encargado de mandar sus proyectos en sesiones extraordinarias, pero los diputados y las fracciones tienen herramientas para pedir proyectos a la fracción oficialista”, apuntó la expresidenta legislativa. “Además, con el control político no percibo posiciones fuertes o críticas relacionadas con el gobierno, y mi explicación a eso es que el presidente está poniendo sobre la mesa una agenda fuera del Congreso que complace a sectores que históricamente han hecho oposición y que ahora se sienten reflejados en esa agenda”.
Pacheco dibuja un escenario en el que la oposición, como actor político, también podría estar en una etapa de “desconcierto”. El presidente Chaves se ha logrado posicionar como único gran protagonista de la escena política y eso podría descolocar a muchas personas, incluidos actores de alto nivel y poder.
“El presidente ha ocupado un espacio muy grande de la agenda nacional y obviamente está la gran cantidad de ‘troles’ (en redes sociales), que defienden cualquier gesto del presidente y fulminan a cualquier opositor”, analizó. “Eso ha hecho que la oposición, en sus distintas ramas, esté un poco desconcertada y no me extrañaría que incluso algunos diputados que terminen por gravitar hacia el gobierno en algún punto”.
‘Luna de miel’
Además de todo lo anterior, es una especie de tradición en la práctica política costarricense que la oposición otorgue una especie de “tregua” a los nuevos gobiernos en sus primeros meses. Dicho fenómeno usualmente se describe como una ‘luna de miel’ e implica un menor debate y una menor crítica posterior al proceso electoral recién concluido.
Algo de eso mencionó el actual presidente legislativo, Rodrigo Arias, consultado por EF, sobre la parsimonia de la nueva nómina legislativa en sus primeros tres meses. Él, sin embargo, evitó usar ese término en específico.
“El país viene pasando una elección reciente de un período muy largo, hay cierto cansancio”, observó Arias. “También ganó un candidato que no estaba previsto en las encuestas y con un mensaje diferente, que atrajo a personas inconformes con el establishment, con los partidos políticos, y el presidente en estos meses ha hecho cosas para mantener esa base electoral. Eso se siente en el ambiente, pero la Asamblea ya tendrá su momento”, añadió el diputado de Liberación Nacional (PLN), la principal bancada de oposición en tamaño.
En materia de agenda legislativa, Arias aseguró que los legisladores han sido respetuosos de las agendas dadas por el Poder Ejecutivo en su período de sesiones extraordinarias. “Yo no puedo ir a Zapote a decirle a la señora ministra de la Presidencia que nos haga una convocatoria, porque es la que queremos, pues se respeta la división de poderes”.
Con muy pocas excepciones, los diputados de oposición han mantenido un discurso tranquilo y poco confrontativo en relación con la agenda reducida impuesta por el Ejecutivo al Congreso. De hecho, muchos de ellos han aceptado y repiten explicaciones qua ha dado la jefa de fracción oficialista, Pilar Cisneros, como el hecho de que el partido de gobierno es nuevo y que requiere de alguna cantidad de tiempo para acomodarse todavía y definir prioridades.
Sin embargo, el diputado Eliécer Feinzaig, jefe de fracción del Partido Liberal Progresista (PLP), consideró que esa comprensión al período de “acomodo” poco a poco empieza a desgastarse. Ahora dice ver a un gobierno que quizás se siente muy cómodo dejando de lado al Congreso, en un muy segundo plano.
“Uno podría haber aducido que el gobierno, al principio, no tenía proyectos que presentar; pero ya a estas alturas han pasado dos meses y medio, y lo que uno percibe es que el Gobierno está muy contento haciendo su trabajo desde la parte ejecutiva y en sus conferencias de prensa, y no le interesa que la Asamblea le robe los reflectores”, criticó.
Similar había opinado semanas atrás, en declaraciones al diario La Nación, el jefe del Frente Amplio (FA), Jonathan Acuña. Él se preguntaba si la decisión del Gobierno era pasar por encima de la Asamblea Legislativa y y tomar sus decisiones al son de “decretazos”.
Ante las afirmaciones de Feinzaig, este 20 de julio, la jefa de fracción oficialista Pilar Cisneros respondió con un “¿por qué no?”.
“Los últimos presidentes que hemos tenido han tenido un muy bajo perfil y no han querido ejercer ese poder, pero cuando los ciudadanos eligen a un presidente le dan poder y existe la posibilidad de que muchas cosas se muevan por decretos ejecutivos, así que para qué vamos a recurrir a la Asamblea... la Asamblea siempre es un enredo”, afirmó la principal operadora del Ejecutivo en el Congreso.
Cisneros aseguró ver, sin embargo, un Congreso con ánimo constructivo hasta este momento. También dijo observar poco revanchismo partidario y politiquería, pero dejó entre signos de interrogación cuánto durará la calma vista hasta ahora. “¿Será parte de la ‘luna de miel’ y se va a acabar? No sé. Solo el tiempo dirá”, afirmó.
Feinzaig también dijo percibir cierto “desconcierto” en algunos de sus colegas, como también decía el expresidente legislativo Pacheco. Según dijo, el presidente Chaves ha logrado mostrarse ante la población como alguien que toma decisiones por su cuenta y eso desequilibra a algunos actores políticos. “Yo creo que a muchos diputados les ha impactado que haya alguien tomando decisiones que, nos gusten o no, al final de cuentas es lo que uno espera de los gobernantes”.
Una de las pocas diputadas que ha tenido un discurso de mayor confrontación con el gobierno y sus actuaciones hasta el momento ha sido la liberacionista Andrea Álvarez. Ella evitó dar un diagnóstico de por qué el control político parece tan pobre hasta el momento y consideró que ese es un tema que quizás habría que consultar a cada uno de los 57 legisladores. Desde su punto de vista, el Gobierno entrante ha demostrado “actitudes preocupantes” y “atropellos”, y eso se ha conjugado con “un Poder Ejecutivo al que le cuesta aceptar la crítica”.
Álvarez es diputada por primera vez en el Congreso, pero antes había sido asesora legislativa de su padre, el expresidente legislativo y excandidato presidencial del PLN, Antonio Álvarez.
¿Efectos duraderos?
Para la expresidenta legislativa Carolina Hidalgo, quien también fue asesora parlamentaria del PAC durante el gobierno de Laura Chinchilla, la pausa de los primeros meses legislativos debería encender algunas luces de alarma. En su experiencia, es usual que la dinámica parlamentaria del arranque de cada cuatrienio se replique en el resto del período constitucional, pues es cuando los diputados entrantes desarrollan su curva de aprendizaje, y tanto lo bueno como lo malo se arraiga.
“Por ejemplo, en el cuatrienio pasado entramos en ordinarias y la agenda era enorme, entonces instalamos la idea de negociar la agenda todos los días y meter proyectos de todas las fracciones para que cada grupo se sintiera reflejado en la agenda. Esa práctica se quedó como una costumbre de los cuatro años y nadie la cuestionó, porque se hizo desde el primer mes”, comentó.
Para Francisco Antonio Pacheco, sin embargo, el asunto no es tan definitivo y mucho depende del papel que jueguen los liderazgos políticos existentes en el futuro cercano.
“No es algo absoluto”, consideró. “Recuerdo perfectamente que la administración de don Rafael Ángel Calderón Fournier comenzó vacilante, con ciertos déficits, y luego el rumbo cambió con la entrada de Rolando Laclé como ministro de la Presidencia. Por supuesto que los liderazgos son muy definitorios”, remató.
Un cambio es algo esperan Arias, conforme la Asamblea recobre el control de su propia agenda y los legisladores se asienten con más fuerza en sus curules.
“Si usted me dice ‘mire, es que no ha habido nada trascendente’ o ‘la Asamblea ha estado muy inactiva’, bueno, por el momento están en paz y en buena hora que está en paz (...) habrá momentos en los que habrá más acción”, señaló.
Pilar Cisneros, del Progreso Social Democrático (PPSD), por su parte, considera que el trato puede ser algo injusto si se habla de una culpa estricta del Gobierno en relación con la corta agenda de proyectos trascendentes tramitados en estos primeros meses.
Es cierto que el Ejecutivo no convocó todas las iniciativas de ley disponibles, pero también han existido trabas, comentó. Entre ellas señaló el hecho de que la Asamblea Legislativa anterior dejó decenas de proyectos aprobados en las últimas semanas, que las iniciativas propias del nuevo gobierno apenas inician su trámite en la corriente legislativa y que al menos dos fracciones (las del PLP y la del propio PPSD) no tenían pasado en el Congreso y debieron empezar sus estudios desde cero. La periodista también agregó un peso importante a la reforma constitucional, que dejó la agenda del Congreso en manos del Poder Ejecutivo muy temprano para un partido sin tradición parlamentaria.
El acomodo del nuevo Congreso, sin embargo, ha sido un tanto más atropellado que en el pasado. Un recuento hecho por el periódico La Nación, por ejemplo, determinó que el tiempo de los nuevos congresistas en el Plenario durante su primer mes de labores fue un 44% que en el cuatrienio anterior, por citar un ejemplo.
Si la Asamblea Legislativa retomará o no su protagonismo acostumbrado en la escena política solo lo dirá el tiempo. Quedan tres años y nueve meses por delante.
“Los últimos presidentes que hemos tenido han tenido un muy bajo perfil y no han querido ejercer ese poder, pero cuando los ciudadanos eligen a un presidente le dan poder y existe la posibilidad de que muchas cosas se muevan por decretos ejecutivos, así que para qué vamos a recurrir a la Asamblea... la Asamblea siempre es un enredo”.
— Pilar Cisneros, jefa de fracción PPSD.
“Es cierto que la agenda está en manos del Poder Ejecutivo, que es el encargado de mandar sus proyectos en sesiones extraordinarias, pero los diputados y las fracciones tienen herramientas para pedir proyectos a la fracción oficialista. Además, con el control político no percibo posiciones fuertes o críticas relacionadas con el gobierno”.
— Carolina Hidalgo, expresidenta de la Asamblea Legislativa.
“Uno podría haber aducido que el gobierno, al principio, no tenía proyectos que presentar; pero ya a estas alturas han pasado dos meses y medio, y lo que uno percibe es que el Gobierno está muy contento haciendo su trabajo desde la parte ejecutiva y en sus conferencias de prensa, y no le interesa que la Asamblea le robe los reflectores”.
— Eliécer Feinzaig, jefe de fracción PLP.