Estados Unidos corre por reactivar su economía y al mismo tiempo marcha hacia al desconfinamiento mientras ofrece esperanzas de un tratamiento a los pacientes.
La Agencia Estadounidense de Medicamentos (FDA) otorgó una autorización de emergencia al antiviral remdesivir, que, según un estudio, facilita una recuperación más rápida de los pacientes con COVID-19.
Esto permitirá a los hospitales estadounidenses recetarlo para los enfermos más graves, por ejemplo.
Esta noticia, anunciada por el propio Donald Trump, ofreció un soplo de aire fresco en este 1 de mayo privado de las tradicionales manifestaciones del día internacional de los trabajadores y particularmente sombrío en los mercados financieros, preocupados por las amenazas de nuevas sanciones estadounidenses contra China.
El presidente Republicano, que relacionó la aparición del virus con un laboratorio de la provincia china de Wuhan, amenazó el jueves con imponer nuevos aranceles punitivos a Pekín por supuestamente haber permitido una mala gestión de la crisis.
Desde los primeros casos que surgieron en diciembre en Wuhan, más de 3,3 millones de personas han sido diagnosticadas con el nuevo coronavirus, y 235.000 han muerto en todo el mundo.
En un intento por frenar la pandemia, el mundo se ha cerrado, dejando a sectores enteros de la economía en suspenso.
El costo de estas medidas promete ser catastrófico para varios sectores de actividad económica, incluidos el turismo y la aviación, pero también para las poblaciones más vulnerables.
Sin puños levantados
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), hasta 1.600 millones de personas corren el riesgo de perder sus empleos como resultado de esta crisis.
En varios países africanos, las transferencias financieras de los trabajadores migrantes desde Europa casi se han agotado.
"Mi hermano trabaja en plantaciones en Zaragoza (norte de España). La última vez que nos envió dinero fue en febrero", dijo Tidiane Konté, en Dakar.
Unicef, por su parte, advirtió que decenas de países pueden encontrarse sin vacunas, particularmente contra el sarampión, debido a restricciones en el transporte aéreo.
El de este viernes fue el primer 1 de mayo de la historia sin manifestaciones.
Un símbolo: la Plaza de la Revolución en La Habana, que cada 1 de Mayo congrega a un millón de personas, permaneció desierta. Solo pancartas con los rostros de los grandes protagonistas de la revolución, como Ernesto “Che” Guevara, exhibidas en los edificios de la capital, remitían a los festejos de antaño.
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La meseta estadounidense
Los países más ricos no son inmunes a la crisis.
España prevé una caída del 9,2% de su PIB en 2020 y un aumento del desempleo al 19%.
Estados Unidos, que registró cerca de 1.900 decesos en 24 horas el viernes, es el país más afectado por la pandemia, con alrededor de 65.000 muertes.
"Afortunadamente, vamos a estar por debajo de las 100.000 vidas perdidas, lo cual es de todas maneras un número horrible", dijo Donald Trump el viernes en la Casa Blanca, luego de sugerir a principios de semana que el país podría esperar 60.000 o 70.000 muertes.
Estados Unidos ya totalizado, por otra parte, más de 30 millones de reclamos de subsidios de desempleo desde mediados de marzo, un récord histórico.
Para salir de esta depresión, más de 35 de los 50 estados estadounidenses han comenzado o están a punto de levantar las estrictas medidas de confinamiento, denunciadas por un puñado de manifestantes en todo el país.
Texas permitió el viernes la reapertura de tiendas, restaurantes o bibliotecas, siempre que operen al 25% de su capacidad.
El gran estado del sur había registrado el día anterior su mayor número de muertos (más de 50 en un día, para un total de 800).
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Sentado en un restaurante en Houston, donde los camareros ahora usan máscaras y guantes, Jack Sweed dice que está "feliz de poder apoyar a las empresas locales".
Para él, "las medidas de seguridad que se han implementado han funcionado" y las personas se han "adaptado al virus".
Sin embargo, Estados Unidos continúa deplorando unos 25.000 casos nuevos y 2.000 muertes por día, una "meseta" en la que el país está atrapado desde mediados de abril.
Por el contrario, el reflujo parece confirmarse en Italia, España o Francia, que, con el fin de evitar una nueva ola de la enfermedad, han planificado un levantamiento gradual de las restricciones.
En Gran Bretaña, el segundo país más afectado en Europa después de Italia, con 26.711 muertes, también se alcanzó el pico de la pandemia, según el primer ministro Boris Johnson, quien prometió un plan de desconfinamiento para la próxima semana.
Vacaciones en China
En China, donde ya prácticamente no se registran nuevos casos de COVID-19, los ciudadanos han comenzado sus primeras vacaciones reales desde el comienzo de la crisis.
La Ciudad Prohibida, por ejemplo, se ha reabierto, pero con menos gente.
"Es genial, realmente podemos disfrutarlo", se maravilló un joven que formó parte de las personas que pudieron ingresar al recinto.
Acusada por Washington de ser complaciente con China al comienzo de la crisis, la Organización Mundial de la Salud (OMS) pidió a Pekín que colabore con las investigaciones sobre el origen de la pandemia.
Para la agencia de la ONU, se trata de comprender cuál fue el "huésped natural" de este virus, su "transmisión del animal al humano".
Brasil, que registró 435 muertes en 24 horas, uno de los balances diarios más nefastos desde el origen de la crisis, vive una situación cada vez más preocupante.
En Rio de Janeiro el confinamiento fue extendido hasta el 11 de mayo, una decisión a contrapelo de lo deseado por el presidente Jair Bolsonaro, quien defiende la reanudación a toda costa de la actividad económica.
El mandatario generó una fuerte polémica luego de responder con un “¿y qué?” cuando le pidieron un comentario sobre las aproximadamente 5.000 muertes que el virus ha causado hasta ahora en su país.