Un 44% de los estudiantes de 15 años que asisten a los colegios costarricenses afirman que quieren dedicarse a alguna profesión relacionada con las ciencias.
La alta proporción (mayor a la de cualquiera de los países desarrollados en el mundo) cree que estudiar ahora ese tipo de materias les permitirá tener un empleo en el futuro. Incluso dicen que disfrutan y valoran ese tipo de aprendizaje más de lo que lo hacen los estudiantes promedio de los países ligados a los mejores indicadores socioeconómicos del globo –miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE)–.
Ahora en las aulas, sueñan con las ciencias más allá de la gran mayoría de países en el mundo, y esperan que a los 30 años puedan dedicarse a salud, a las ingenierías u otras profesiones técnicas. Sin embargo, al otro lado del sueño, la realidad parece escribir otra historia.
Esos mismos jóvenes registran algunos de los indicadores más bajos en la última medición de las pruebas del Programa Internacional de Evaluación de Alumnos (PISA) para el 2015.
Se trata de una prueba efectuada por la OCDE en 70 países entre jóvenes de quince años que –lejos de medir los conocimientos de los estudiantes– evalúa sus capacidades para traducirlos a la vida real para afrontar retos.
En Costa Rica la prueba se aplicó a una muestra representativa de 6.866 estudiantes de quince años del total de los 66.524 que, para el 2015, se mantenían en cualquier nivel educativo.
En Ciencias, el país figura en la posición número 55, con una calificación promedio de 420 puntos, inferior a la de vecinos regionales como Chile o Uruguay, aunque levemente superior a la de México, Colombia o Perú.
La baja alfabetización científica relativa del país se mantiene estancada desde hace una década y aparenta ser mucho más deficitaria entre las mujeres.
El promedio del país tampoco resalta en otras áreas como matemáticas o lectura, donde el país se ubica en la posición 59 y 51, respectivamente.
Alto disfrute... bajos resultados¿Qué factor suele estar más asociado con el éxito de un estudiante en las pruebas PISA de ciencias? ¿Es más importante una alta participación en actividades científicas o un alto disfrute de ese tipo de contenidos?
Los datos de la OCDE destacan que, para todos los países, un alto disfrute de las ciencias se asocia a mejores notas en las pruebas.
A través de encuestas aplicadas a los jóvenes, los investigadores crearon un índice que estima el grado de disfrute de los estudiantes hacia las ciencias.
El aumento de un solo punto en ese “índice de disfrute de la ciencia” genera un alza de 25 puntos en la calificación promedio de cada país que participa en la OCDE. En zonas como Malta, ese leve cambio genera aumentos de hasta 48 puntos en el desempeño.
La asociación anotada por la OCDE debería ser positiva para Costa Rica.
Es el segundo país con el mayor porcentaje de jóvenes de quince años que aspiran a trabajar en ciencias: 44% quieren tener ese tipo de profesiones, por encima del 24,5% promedio de la OCDE. Un 80% cree que el estudio de esa materia es clave para obtener un empleo, y asegura disfrutar más esa materia que el promedio de los países más desarrollados.
Costa Rica, sin embargo, es la zona en donde ese factor tiene los menores efectos. Un aumento de un punto en el índice de disfrute solo genera alzas de 4 puntos en la calificación de las pruebas.
Es decir, la distinción entre un estudiante apasionado por las ciencias y uno con menor interés en el tema, parece tener un menor efecto en Costa Rica que en cualquiera de los otras 69 zonas evaluadas por la OCDE.
El panorama de las ciencias aparenta también ser mucho más difícil para las mujeres: las mayores brechas de género en los resultados de PISA para ciencias se observan en Austria, Italia y Costa Rica. En el país, aunque las mujeres manifiestan tener un leve interés mayor en las ciencias que los hombres, anotan 18 puntos menos en las pruebas.
Más allá de la pasión
¿Qué es la ciencia para ellos? Si en Costa Rica se le pregunta a un estudiante de 15 años cuán interesado está en aprender cómo la ciencia puede ayudar a prevenir una enfermedad, conocer la historia del universo o garantizar la sostenibilidad ambiental mostrarán un alto interés, mayor –incluso– que el de la media de los miembros de la OCDE. Es falso que los bajos resultados en Costa Rica se deban, en su mayoría, a la apatía.
“Esto es algo que nos tiene que poner a todos a reflexionar”, valora Lilliam Mora, directora de evaluación de la calidad del Ministerio de Educación Pública (MEP).
Aprovechar la disposición de los estudiantes a este tipo de carreras también sería clave en un futuro que anuncia altas demandas de profesionales formados en estas áreas. Ya hoy la Coalición Costarricense de Iniciativas de Desarrollo (Cinde) asegura que las empresas instaladas en los sectores de alta productividad podrían disponer de más de 6.000 empleos si existieran más personas formadas en ciencias de la vida o software .
Mientras tanto, el MEP pone sus esfuerzos en una nueva currícula, que empezará a aplicarse durante el próximo año.
“No podemos seguir trabajando con planes de estudio viejos, que solo se enfocan en el área de los conocimientos y no en algo tan importante como las habilidades para la vida, que es lo que también evalúa PISA”, cerró Mora.