Johnny Araya Monge, candidato del Partido Liberación Nacional (PLN), desistió de su candidatura presidencial este miércoles, desde el hotel Corobicí, a donde llegaron muchos partidarios decepcionados por la decisión del candidato. Insisten en que no desistirán de continuar con la campaña electoral. "Vamos a sacar la casta", dijo uno de sus seguidores.
Entre los asistentes a esta conferencia de prensa circuló la versión no oficial de que la decisión se debe a presiones familiares y a los resultados de al menos cinco encuestas que analizó el candidato, donde la brecha entre el PAC y el PLN era difícil de cerrar con los recursos disponibles para esta segunda vuelta.
"La sensatez indica ahora sopesar los elementos de realidad y actuar en consecuencia. Por ello, más allá de mi aspiración está Costa Rica. La prudencia aconseja no gastar millones de dinero en propaganda, reuniones y movilizaciones. Acatamos las normas constitucionales aplicables, pero me abstendré de cualquier actividad electoral", afirmó Araya durante su discurso, tras el cual no aceptó preguntas de la prensa.
"Estoy sereno, sin turbulencias internas. Estoy seguro de las decisiones que estamos tomando, enfatizó. Agregó que se aprestan ahora a ser una "oposición responsable" y llamó a un acuerdo nacional.
Técnicamente, la renuncia a la candidatura no es posible. La Constitución Política prohíbe en su artículo 138 que alguno de los dos candidatos que pase a la segunda ronda electoral renuncie a su postulación. "No pueden renunciar la candidatura para la Presidencia o Vicepresidencias los ciudadanos incluidos en una nómina ya inscrita conforme a la ley, ni tampoco podrán abstenerse de figurar en la segunda elección los candidatos de las dos nóminas que hubieran obtenido mayor número de votos en la primera", dice la Carta Magna. Por ello, el Tribunal Supremo de Elecciones siempre habrá segunda ronda.
En todo caso, empezaba a parecer una formalidad. En la primera ronda, Araya obtuvo 610 mil votos, para un 29,7% de los votos válidos, mientras Luis Guillermo Solís, del Partido Acción Ciudadana (PAC), alcanzó 626 mil, para un 30,6%. Como ninguno alcanzó el 40% de los votos válidos, debían acudir a una segunda ronda electoral, el domingo 6 de abril. Sin embargo, pese a la poca diferencia, el PLN terminó exhausto, luego de no quedar en primera ronda y con poco margen para obtener financiamiento. Además, la oposición tendía a encontrar más vínculos con Solís que con el PLN.
Esto se confirmó con la encuesta del Semanario Universidad que se divulgó ayer, en la que Solís tenía un 64% de respaldo, ante un 21% de Araya, y 15% de indecisos.
Así se confirmaba el derrumbe de Araya, que en las encuestas en agosto, cuando obtenía un 45% de los que decían que acudirían a las urnas, una cómoda ventaja que fue desmoronándose en la campaña.
Rompiendo la tradición
Se trata de una situación que no se había presentado en las 15 elecciones desde que el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) organiza las elecciones presidenciales en Costa Rica, pero que si se había presentado anteriormente. En 1914, Máximo Fernández y Carlos Durán pasaron la primera ronda y renunciaron en la definición de segundo grado, por lo que el Congreso tuvo que elegir al primer designado, Alfredo González Flores. Han pasado cien años y el escenario vuelve a plantearse.
En 1932 volvió a presentarse una elección de segundo grado, entre los candidatos Ricardo Jiménez y Manuel Castro. Sin embargo, Castro renunció luego de que fracasó su intento de golpe de Estado, el llamado Bellavistazo, por lo que el Congreso designó a Jiménez como mandatario.
También debe recordarse en esta contienda el antecedente de la renuncia de un candidato en pleno proceso electoral, con la dimisión del doctor Rodolfo Hernández a la candidatura del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), cuando ya había sido inscrito. El doctor Hernández dimitió, luego anunció que regresaba a la candidatura y finalmente confirmó que se alejaba de la contienda, obligando a los rojiazules a nombrar un candidato emergente, el doctor Rodolfo Piza.