La Junta de Administración Portuaria y de Desarrollo Económico de la Vertiente Atlántica (Japdeva) se juega su futuro ante la inminente entrada en operación de la Terminal de Contenedores de Moín (TCM) a cargo de la concesionaria APM Terminals.
La nueva instalación portuaria debe iniciar a funcionar en el primer trimestre del 2019 y manejará el 58% de los buques que transitan anualmente por el puerto de Moín.
Aunado a esto, la institución pública enfrenta cinco años consecutivos de resultados financieros negativos. El 2012 fue el último año que la entidad tuvo un resultado positivo, cuando tuvo una ganancia de ¢1.079 millones.
Este es el panorama que recibe a Greivin Villegas, nuevo director ejecutivo, y quien deberá enfrentar la transición de una entidad que está obligada a dar un giro en su estrategia para seguir subsistiendo.
Puertos con horarios definidos
A partir del primer trimestre del 2019 APM Terminals asumirá 700.000 de los 1,2 millones de contenedores que anualmente pasan por Limón. Ante la considerable disminución de labores, el Presidente de la República le encomendó a Villegas un plan de acción para enfrentar la transformación.
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Actualmente Japdeva cuenta con 1.294 trabajadores, 853 que laboran en administración portuaria y administración de desarrollo y 441 que se dedican a tareas administrativas.
Aunque el Director Ejecutivo prefiere no adelantar detalles sobre un posible cese de trabajadores, sí comentó que le gustaría valorar el horario de los puertos. Las instalaciones operan las 24 horas los siete días de la semana y esto implica tener una planilla robusta en diversos horarios.
Según Villegas, la industria y el sector productivo deberían de ajustarse a horarios establecidos para que la entidad trabaje de manera más eficiente.
De materializarse la propuesta, la atención de buques por parte de Japdeva contrastaría con la de su competidor APM Terminals, que brindará servicios durante 24 horas los 365 días del año.
Durante la próxima etapa la institución pública se enfocará en atender el mercado de graneles (cereales, agregados y materiales sueltos), mientras que la concesionaria trabajará con el mercado exportador costarricense y recibirá las importaciones de la región provenientes de Asia y Europa.
Turismo y buques de mayor tamaño
Para enfrentar la transformación de Japdeva, el jerarca también apostará a diferentes estrategias. En la terminal de Limón se procurará fortalecer -e incluso ampliar- la temporada de cruceros. También se maneja la posibilidad de desarrollar una marina turística.
El hecho de que no exista una marina en toda la costa Caribe le da al puerto limonense suficientes ventajas para materializar el proyecto.
En el caso de la terminal de Moín la apuesta será atraer buques de mayor capacidad. Para eso la institución dragó una zanja de 14 metros de profundidad -igual a la de APM Terminals- desde el canal de acceso hasta los puestos de atención.
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Por otro lado, la construcción del nuevo puesto de atraque 5-7, permitiría modernizar el puerto y complementar la infraestructura existente. Sin embargo, aún están pendientes el visto bueno del Ministerio de Hacienda, la firma del contrato y la aprobación del crédito en la Asamblea Legislativa.
Cinco años de pérdidas financieras
Otro de los retos de Japdeva son sus pobres resultados financieros. En el 2017 la entidad registró una pérdida de ¢4.134 millones y con eso sumó cinco años consecutivos de resultados financieros negativos, según publicó el diario La Nación en marzo de este año.
Los principales gastos de la institución están asociados con sueldos, beneficios laborales y cargas sociales. Estos rubros representaron el 70% de los egresos de la entidad portuaria durante el 2017, unos ¢32.163 millones.
Los costos ligados a las remuneraciones son fijos y experimentan crecimientos por los ajustes semestrales y por estar dentro de la convención colectiva, un convenio que Villegas está dispuesto a analizar.