“Las vacunas impiden el desarrollo normal de la placenta”, “sus componentes atacan a los espermatozoides” o “el 97% de los vacunados quedarán estériles”, son algunos de los mitos más difundidos en América Latina respecto a los efectos de las vacunas contra el COVID-19.
La afirmación falsa de que vacunarse puede causar infertilidad comenzó a circular en redes sociales y medios que difunden pseudociencia meses antes de la aprobación de emergencia de las primeras vacunas, en diciembre de 2020.
En Estados Unidos, esa desinformación está desalentando a la población a inmunizarse, y llevando a los profesionales de la salud a persuadir a los pacientes de que las historias que han leído en línea son infundadas.
Una investigación publicada a principios de mayo reveló que en ese país aproximadamente dos tercios de quienes dijeron que "definitivamente no" se vacunarán estaban preocupados por el impacto en su fertilidad.
Y a aproximadamente la mitad de las personas no vacunadas les preocupa que “la vacuna contra el COVID-19 pueda afectar negativamente su fertilidad en el futuro”, dijo a la AFP Ashley Kirzinger, directora asociada de Investigación de Opinión Pública y Encuestas en Kaiser Family Foundation, la organización sin fines de lucro que realizó el estudio.
Alrededor del 50% de las mujeres y el 47% de los hombres de entre 18 y 49 años que aún no se habían vacunado dicen tener esos temores, lo que supone una amenaza para el objetivo del gobierno de Joe Biden de lograr la inmunidad colectiva en Estados Unidos.
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“La aburrida verdad”
Las redes sociales son la principal caja de resonancia para la desinformación sanitaria. En América Latina; videos, memes y textos que aseguran que las vacunas contra el COVID-19 esterilizan a quienes las reciben se han compartido millones de veces.
La exclusión inicial de las mujeres embarazadas de los ensayos clínicos de las vacunas pudo haber creado un espacio para la difusión de este tipo de desinformación.
Hoy los datos disponibles sobre la seguridad de estas vacunas en embarazadas son limitados “pero tranquilizadores”, de acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos.
"Les digo a mis pacientes que impriman todo lo que encuentren que las ponga nerviosas o les dé miedo. Y que hablemos de ello", dijo a AFP Katharine O'Connell White, profesora asociada de obstetricia y ginecología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston.
Sin embargo, quienes son reticentes a la vacunación no suelen creer en su médico o buscar su consejo.
Abinash Virk, codirectora del programa de administración de vacunas de la Clínica Mayo, Estados Unidos, dijo que quienes están firmemente en contra de la vacunación no hacen consultas.
"La información falsa es pegadiza", agregó White. "Es mucho más pegadiza que la vieja y aburrida verdad".
Sin evidencia
Kenneth Witwer, profesor de patología y neurología molecular y comparativa en la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, dijo a la AFP que la supuesta relación entre la infertilidad y las vacunas no es nueva, y que “parece surgir con frecuencia en las comunidades antivacunas”. Señaló además que “no hay pruebas que avalen que las vacunas tengan efectos sobre la fertilidad masculina o femenina”, sean contra el COVID-19 o contra otras enfermedades.
Con él concuerda la inmunóloga María Victoria Sánchez, investigadora del Laboratorio de inmunología y desarrollo de vacunas de IMBECU-CCT-CONICET, Argentina. "No hay bibliografía que avale que una vacuna pueda afectar a la reproducción", dijo a la AFP.
El Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos, la Sociedad Estadounidense de Medicina Reproductiva y la Sociedad de Medicina Materno-Fetal dijeron en un comunicado conjunto que "no hay evidencia de que la vacuna pueda conducir a la pérdida de la fertilidad".
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha incluido el mismo mensaje en su campaña en favor de la vacunación contra el COVID-19 en la región.
En el continente americano, donde más de un millón y medio de personas han muerto por COVID-19, 384 millones han recibido al menos una dosis de la vacuna, de las cuales más de 258 millones en Estados Unidos, según datos del organismo.