Las personas indecisas representan un 46% de los electores con intenciones de votar en los comicios de este 2022. En este año se elegirá a un nuevo Presidente de la República, a sus dos Vicepresidentes y a los 57 nuevos diputados de la Asamblea Legislativa.
La cifra de indecisos es alta y apunta a ser decisiva de cara al proceso electoral de febrero.
El grupo es tan grande que no es previsible que tenga una composición uniforme; sin embargo, la más reciente encuesta de opinión política del Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) de la Universidad de Costa Rica (UCR) determinó que la indecisión es un fenómeno queprevalece con mayor fuerza entre mujeres y jóvenes.
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El comportamiento de los ‘indecisos’ se asemeja al de 2018, el único antecedente reciente similar al de este período que se estudió con detalle. Sin embargo, el politólogo Ronald Alfaro asegura que podría ser aventurado realizar equivalencia. Se desconoce la volatilidad en el voto de estas personas, sus intereses actuales y en qué subgrupos podrían dividirse.
“Por ahora lo que sabemos es que es un grupo numeroso, decisivo y algunas de sus características muy destacables, como que son más entre mujeres y jóvenes; pero sus actitudes políticas y qué tanto se van a ir moviendo son cuestiones para las que vamos a tener que esperar un poco más”, afirmó.
¿Cómo son?
Aún son pocos los datos disponibles para definir a la población indecisa. Más bien, el politólogo Alfaro enfatiza que la evidencia de 2017 y la actual hace presumir que es un “grupo grande y diverso”, en el que bien puede existir gran variedad de subgrupos.
Lo que se conoce del grupo son números relacionados con sus características demográficas.
Por ejemplo, el número de personas indecisas es más alto entre mujeres (51%) que en hombres (43%). Asimismo, es más alto entre jóvenes de 18 a 34 años (58%) que en personas de 35 a 54 años (45%) o en mayores de 55 (32%).
No obstante, la configuración del grupo en relación con su forma de pensar puede ser muy diversa, incluso entre mujeres o entre jóvenes. Ambos son segmentos muy amplios, en los que caben distintos intereses.
Por ejemplo, el estudio del CIEP de este noviembre no logró identificar diferencias significativas entre la indecisión de aquellos que consideran que han valido la pena la restricciones y quienes opinan lo contrario.
Del grupo favorable a las medidas del gobierno. para contener el contagio de la COVID-19 y que además está dispuesto a votar un 48% dijo estar indeciso. El porcentaje de indecisos es de 46% entre quienes se oponen a las restricciones.
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Entre las personas decididas a votar sí hay una tendencia de mayoritaria a tener ya una decisión entre quienes dicen oponerse a la obligatoriedad de las vacunas, pues un 57% de este grupo dice haber elegido ya a quién respaldará. Ese segmento de la población, en términos generales, es de un 31% de la población, según el estudio del CIEP.
La encuesta consultó a 940 personas mayores de 18 años, seleccionadas aleatoriamente, para un margen de error máximo de tres puntos porcentuales.
Más allá de las características de los indecisos, el estudio preguntó al general de la población encuestada por sus intereses y las características que buscarían en un aspirante a la Presidencia.
Un 92% indicó que la personas que ocupe la Presidencia debería representar un cambio, un 89% dijo que debería tener trayectoria empresarial, un 86% que debería contar con experiencia política y, en menor medida, un 62% dijo que apreciaría que tenga habilidades de negociación.
Según el informe, la importancia de estos datos se profundiza aún más por “el panorama de indecisión y volatilidad que ha caracterizado la dinámica electoral de las últimas contiendas”, aunado a la documentada debilidad de las identidades partidarias y “la personalización de la política”.
Este último fenómeno es el que hace priorizar la selección de personas por parte del electorado, más allá de a qué grupo o ideales representen en sí mismas.
Otras características como la continuidad o la “mano dura” fueron apenas mencionadas por las personas encuestadas.
En aumento
La cantidad de electores indecisos es comparable con la del mismo período de 2017, antes de las últimas elecciones presidenciales.
Sin embargo, el número de este 2021 es ligeramente mayor.
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La encuesta del CIEP de inicios de octubre de 2017 documentó un 40% de personas sin una candidatura definida, mientras que la de mediados de noviembre de ese año documentó un 37%.
Ahora el número es 8 y 11 puntos porcentuales mayor, respectivamente, para inicios de noviembre.
Este fenómeno va muy de la mano con una menor sensación de representatividad y el deterioro de los partidos políticos, aunque esta vez haya más opciones que nunca para el electorado (26 opciones para la Presidencia).
Costa Rica enfrenta el proceso electoral de 2022 con la menor afinidad partidaria jamás registrada en la historia reciente y con un 67% de la población que dice no sentirse representada por las ofertas políticas de las que dispone.
“El asunto no es un tema de cantidad. Hay más partidos, pero más indecisos. El problema aquí es cuáles son los vínculos de los ciudadanos con los partidos. Los partidos políticos deberían ser una referente o una guía para los votantes; pero cuando los partidos son débiles, los ciudadanos no saben como reaccionar”, comentó Alfaro.
Muy impredecible
La “indecisión” de los votantes se trata de un estado impredecible y no existen tendencias registradas para determinar en qué momento los electores toman una decisión.
Este factor acrecienta la incertidumbre del proceso electoral, explicó Alfaro. Según dijo, “no hay una regla que diga cuándo se decidirá o no la persona, sino que todo depende de lo que estas personas estén observando en la campaña”.
Esto puede hacer cada vez aún más circunstancial el resultado de las elecciones.
En 2018, por ejemplo, un factor que –se presume– movilizó a muchos votantes pudo haber sido las discusiones religiosas y de derechos humanos.
Este tipo de temas tomaron una mayor relevancia en la arena política en enero, tras el pronunciamiento de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) sobre la obligación de garantizar el matrimonio igualitario.
Por eso, “el estímulo para las decisiones va a depender de la campaña”, puntualizó Alfaro.