Los hogares costarricenses perdieron un 6,2% de poder adquisitivo en 2022, ante la subida en los precios provocada por la crisis inflacionaria de los últimos meses.
El ingreso promedio de los hogares costarricenses creció un 3,2%, según las mediciones recién publicadas por el Instintito Nacional de Estadística y Censos (INEC); es decir, 6,2 puntos porcentuales menos que la inflación hasta junio (10,06%): momento en que se realizó el estudio sobre ingresos.
Eddy Madrigal, coordinador de la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho), explicó que el aumento en los ingresos es generalizado en zonas urbanas y rurales; sin embargo, insuficiente para cubrir la subida de los precios en ambos casos.
Un 63,8% de los ingresos promedio de los hogares costarricenses correspondieron a salarios, un 15,6% a ingresos autónomos, un 4,1% a rentas de la propiedad, un 1,8% a subsidios y becas estatales y un 14,7% a otras transferencias. De ellos, experimentaron subidas de 3,9% y de 7,7% los ingresos salariales y las otras transferencias; mientras que las rentas de la propiedad (alquileres, rendimientos y similares) más bien cayeron hasta un 25,2%.
LEA MÁS: ¿Por qué todo está tan caro? La inflación explicada en cuatro gráficos y una tabla
Hogares más pobres se sostuvieron
Pese a la caída general en el ingreso de los hogares costarricenses, el crecimiento del ingreso per cápita logró compensar la inflación en los grupos poblacionales de menores recursos.
El primer quintil registró un crecimiento en sus ingresos de 13,6%, mayor que la inflación; mientras que el segundo y el tercero se le acercaron a la variación en los precios, con aumentos de 10,5% y 10% por persona, respectivamente.
Esto incidió, según el INEC, en que los indicadores de pobreza no crecieran de más este año.
No obstante, el dato no es del todo alentador, pues el porcentaje de hogares en condición de pobreza continúa situándose en un 23%, al igual que el año pasado. El de pobreza extrema también se mantuvo, sin variación significativa, en un 6,4%.
Esto quiere decir que 399.439 hogares reportan ingresos inferiores a ¢128.406 mensuales en zonas urbanas y a ¢99.140 en zonas rurales. De ellos, unos 110.631 ni siquiera alcanzan los ¢59.744 o los ¢49.913, respectivamente.
La línea de pobreza establece como referencia el monto mínimo para suplir necesidades alimentarias y no alimentarias. La de pobreza extrema, únicamente incluye los recursos de la canasta básica alimentaria.
Un 23% de pobreza es el mismo indicador de 2021. También es 3,2 puntos porcentuales menor que el máximo alcanzado en 2020, durante el pico de la pandemia de la covid-19; pero 2 puntos porcentuales mayor que el anterior a esa situación de emergencia.