Desde este 2025 las puertas arancelarias de Costa Rica se abrieron de par en par a los productos lácteos originados en Estados Unidos (EE. UU.). La leche fluida, quesos, yogures, mantequillas, y más derivados, no tendrán que pagar arancel por entrar al territorio nacional.
Esto significa un ahorro para los importadores que se enmarca en el Tratado de Libre Comercio entre República Dominicana, Centroamérica y Estados Unidos (DR-CAFTA). El acuerdo es a dos vías, razón por la que enviar producto lácteo nacional al país norteamericano ya no tiene barreras arancelarias.
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Esta apertura comercial se dio gradualmente desde el 2016, año en que el impuesto para los lácteos estadounidenses comenzó a descender. La leche, por ejemplo, pagaba un impuesto del 66% antes de la reducción escalonada; en el 2020 el porcentaje se situó en la mitad y hoy está en cero.
“Siguieron un esquema de desgravación no lineal. Esto significa que los aranceles no se recortaron en 20 etapas, sino durante los primeros diez años de esos 20 el arancel no se tocó y fue en los últimos diez años cuando se redujo gradualmente hasta llegar a cero”, explicó Francisco Monge, economista en jefe del Ministerio de Comercio Exterior (Comex).
Aunque la desgravación total llegó hasta el 2025, lo cierto es que desde antes los comercios incorporaron a su catálogo más marcas dentro de la sección de lácteos. Esto se traduce en más opciones para los consumidores y mayor competencia dentro del mercado costarricense que ha sido dominado por una sola compañía.
Apertura comercial de lácteos
El programa a plazos para reducir este arancel de importación y exportación se firmó en el 2004 por parte de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Estados Unidos, República Dominicana y Costa Rica. Entró en vigor dos años después; excepto en el territorio costarricense, donde su vigencia inició en el 2009 tras su aprobación por medio de referéndum.
En términos prácticos, desde el año 2006 todos los países dentro del acuerdo empezaron con el conteo de los periodos fijos y escalonados en los productos lácteos. Costa Rica se sumó al vagón en cuanto los ciudadanos dieron el respaldo oficial.
El queso había quedado sujeto a un contingente donde cualquier exceso a las toneladas establecidas como libre de impuestos debían pagar su arancel correspondiente, el cual variaba según su categoría.
Los quesos frescos pagaban un 59,4% de impuesto de entrada en el 2016. El rubro empezó a dosificarse en 6,6 puntos porcentuales por año hasta llegar a cero.
La versión rallada, o en polvo, se mantuvo un 38% de arancel preferencial fijo entre el 2006 y 2016. Luego inició la reducción de un 3,8% cada año.
En el caso de los quesos maduros la disminución fue de un 5,1%. De manera tal que hace diez años los productos fuera del contingente pagaban un 51% por concepto de impuesto de entrada.
“(Esta diferencia en aranceles) se da porque el socio comercial no es bueno produciendo todo. Estados Unidos tiene poca capacidad para producir quesos frescos, pero sí es competitivo en el segmento de quesos como el mozzarella o el cheddar; en Costa Rica, por el contrario, no hay una gran producción de queso cheddar”, detalló Monge.
El economista agregó que, debido a la capacidad del país norteamericano, los consumidores podrán encontrar más variedad de precios y calidad en los quesos mozzarella.
Producción nacional
El arancel cero no tomó por sorpresa a los productores nacionales. En realidad, les brindó tiempo para que lograran diversificar e innovar en las creaciones que ofrecen al público.
Los lácteos no se enfrentan a algo totalmente nuevo. La oferta de distintos supermercados cuenta con marcas extranjeras desde hace algunos años: Crystal Farms y Emborg llegan desde distintas partes del mundo, pero los originados en EE. UU. incurrirán en menos costos. Esto brinda la posibilidad de que dicha reducción se traslade al bolsillo de los consumidores.
“Estimamos que en el 2024 ingresaron productos lácteos de Estados Unidos por un total de $64,7 millones siendo las mayores importaciones las de quesos (especialmente mozzarella) que representaron $48,4 millones. El incremento en las importaciones de quesos de los últimos dos años fue impulsado por unafuerte apreciación del tipo de cambio del colón frente al dólar, que hace muy atractivo importar y una baja coyuntural en el precio internacional de los quesos, factores que pueden cambiar en el tiempo”, comunicó Ivannia Quesada, presidenta de la Cámara Nacional de Productores de Leche (Proleche).
Dentro de esas importaciones se encuentran las realizadas por la Cooperativa de Productores de Leche Dos Pinos R.L. (Dos Pinos). Esta cooperativa importa de EE. UU. los quesos rallados tipo mozzarella que comercializa bajos las marcas Dos Pinos y Zarcero; lo mismo sucede con el queso molido parmesano.
El DR- Cafta no solo representa un reto para la cooperativa que ahora competirá bajo las mismas condiciones que las marcas extranjeras, sino que le da la oportunidad de fortalecer su presencia en el mercado estadounidense. Asimismo, desde el 2016 el negocio dio un giro a nivel local con el ingreso a distintos segmentos.
“Con la compra de Gallito, la cooperativa ha venido ingresando en otros segmentos como las heladerías La Estación, el negocio de bebidas no lácteas, así como el segmento de carnes y embutidos, y más recientemente el de galletas. Este proceso se ha complementado con la expansión productiva hacia otros países de la región de Centroamérica y el Caribe, donde hemos aprovechado las ventajas competitivas que ofrecen estos mercados y que nos permiten tener plantas de producción propias en Panamá, Guatemala, República Dominicana y Nicaragua y desde ahí servir a otros países de la región”, indicó Francisco Arias, gerente genior de Relaciones Institucionales de Dos Pinos.
Dos Pinos cuenta con 1.300 productores asociados que abastecen el negocio de la cooperativa. Dichos asociados representan 5.600 empleos que se generan en las fincas lecheras; de manera directa la compañía sostiene más de 5.000 empleados.
Por su parte, Proleche informó que “el 80% de la leche cruda producida en el país se destina a garantizar el abastecimiento nacional de productos lácteos y el otro 20% a la exportación, principalmente a la región centroamericana y algunos países del Caribe”.