La expectativa sobre el impacto de las nuevas políticas comerciales de Estados Unidos crece conforme se acerca el 2 de abril, fecha bautizada por el presidente Donald Trump como el “día de la liberación”, cuando anunciará los llamados “aranceles recíprocos” que pretenden equiparar los gravámenes y las barreras no arancelarias impuestas a los bienes estadounidenses en otros países.
Si bien la economía global mostraba un desempeño favorable a inicios del 2025, la amenaza de una posible desaceleración es cada vez más latente a raíz de la imposición de aranceles por parte del gobierno estadounidense, como el impuesto del 25% anunciado esta semana para todos los vehículos y sus componentes que no sean fabricados en Estados Unidos. En este caso, dos de los países más afectados son México y Canadá, sus socios en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
El objetivo de Trump es proteger a la industria estadounidense e incentivar la inversión en su país, a la vez que los aranceles se convierten en una creciente fuente de ingresos y en un poderoso instrumento de presión sobre sus socios y rivales comerciales. Así lo explicó el economista José Luis Arce, director de la firma de asesoría FCS Capital.
Según el experto, estas medidas proteccionistas con fines geopolíticos podrían impactar negativamente el crecimiento económico de Estados Unidos y de sus socios comerciales, como Costa Rica, dado que los aranceles crean una serie de distorsiones. En su criterio, quienes terminan pagando esos impuestos a la importación de mercancías son los consumidores y las empresas de los países que los imponen.

“Los aranceles encarecen los bienes importados en Estados Unidos y ese aumento en el nivel de precios reduce el ingreso real de las familias, disminuye el consumo, aumenta los costos para las empresas que utilizan insumos importados y, por ende, es probable que se genere una desaceleración de la producción en ese país. En consecuencia, posiblemente la economía costarricense también se va a desacelerar porque vamos a vender menos bienes a nuestro principal socio comercial, se reducirá el crecimiento de las exportaciones y también el turismo podría resultar afectado”, explicó Arce durante una charla organizada este jueves por BAC para analizar esta coyuntura internacional.
Desde su perspectiva, los efectos para Costa Rica serán principalmente indirectos, pues es poco probable que la escalada arancelaria se traslade a los países que conforman el Acuerdo de Libre Comercio entre EE.UU. y Centroamérica.
Sin embargo, las medidas adoptadas por la administración Trump pueden convertirse en un shock negativo de oferta que aumenta el nivel general de precios y reduce la actividad económica, además de generar un aumento significativo de la incertidumbre y la percepción de riesgo a nivel global. Adicionalmente, las políticas migratorias, los recortes presupuestarios y despidos en el sector público tienen un efecto significativo en el mercado laboral y en la economía, cuyas consecuencias están por verse.
“Por lo pronto, empiezan a ajustarse al alza las previsiones de inflación a nivel global y se prevé un impacto transitorio sobre la variación en los precios al consumidor a nivel global”, dijo.
Al acercarse el “día de la liberación”, se prevé que se implementarán aranceles recíprocos de manera prioritaria sobre las importaciones de países que poseen altos déficits comerciales bilaterales con EE.UU, que mantienen aranceles o barreras no arancelarias a las exportaciones estadounidenses, o bien que representan intereses geopolíticos, como China, Canadá, México, Vietnam, India, Japón, Brasil, Corea del Sur y la Unión Europea.