Entre las playas paradisíacas, las tierras altas y la bajura de Guanacaste se asoma cada vez con más fuerza la problemática del agua en la provincia.
Esta situación ha generado roces en distintas comunidades, que se quejan de que al mismo tiempo exista agua para desarrollos inmobiliarios pero escasez en otras zonas.
Las proyecciones dejan ver que el futuro será más seco en la provincia, lo que afectará la disponibilidad del líquido. Mientras tanto, el proyecto denominado como Paacume es la apuesta del Estado para paliar parte del problema, pero su avance es dudoso y sus alcances, inciertos.
Agua, generador de disputas
La raíz del problema del agua en Guanacaste reside en su distribución en el territorio, y mucho de ello está relacionado a fenómenos climáticos y la geografía.
A grandes rasgos se suele dividir a la provincia en las tierras altas o la altura y las tierras bajas o la bajura. En las primeras suelen presentarse más lluvias y existe un entorno más verde, lo contrario de la otra parte.
La variabilidad climática agrava las consecuencias que genera esa característica por sí sola. Guanacaste, como el resto del país, sufre el embate de los fenómenos meteorológicos de El Niño y La Niña: uno genera sequía y el otro, precipitaciones, con frecuencia extremas.
“No es lo mismo lo que llueve en Tilarán que lo que pasa en la bajura”.
— Christian Golcher, académico del Hicrocec-UNA.
Esos cambios están ocurriendo actualmente. Christian Golcher, académico del Centro de Recursos Hídricos para Centroamérica y el Caribe (Hicrocec) de la carrera de Ingeniería Hidrológica de la Universidad Nacional (UNA), contó que hace tan solo unas semanas los ríos de la bajura se veían secos, pero ahora las recientes lluvias no solo los llenaron sino que han provocado inundaciones y destrozos en distintos sitios.
Además, acciones humanas como las quemas o naturales como los incendios (aunque algunos pueden ser provocados involuntariamente) exacerban dichos efectos climáticos. La descripción anterior tiene que ver con el agua pues todo ello afecta las fuentes de agua superficiales y los procesos de recarga.
El problema no tiene solo una perspectiva ambiental, sino también social. La disparidad en el recurso hídrico genera conflictividad y un freno a sectores como la construcción.
María Fernanda Vargas es consultora de Avina, una fundación internacional que tiene entre sus labores un programa de acceso al agua en diferentes países, que incluye ejes como gestión comunitaria e incidencia política. Vargas mencionó que la región Chorotega posee el índice más alto de rechazo de solicitudes de disponibilidad de agua, un requisito necesario para construcciones.
Además, 20 Asociaciones Administradoras de Acueductos y Alcantarillados Comunales (Asadas) de la costa guanacasteca están sin capacidad hídrica, algunas de ellas son las de Sámara, Huacas, playa Potrero y Nosara. Por si fuera poco, otro castigo es que Guanacaste es, junto con San José, la provincia con más Asadas en una categoría D, que significa mínimo desarrollo en su gestión y capacidad, según un índice del Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA).
Sin embargo, se presenta una situación contradictoria. Vargas comentó que los distritos con más metros cuadrados de construcción nuevos coinciden con esas Asadas sin capacidad hídrica, lo que genera preguntas sobre cómo se da un crecimiento inmobiliario si, en el papel, no hay agua.
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Mientras tanto, se da desabastecimiento en ciertas comunidades. Los vecinos suelen reclamar a las Asadas, que tienen poco músculo financiero y administrativo, también se han dado manifestaciones por el acceso al agua. Esta efervescencia es sinónimo de disputas sociales en torno al agua.
“El agua es un elemento integrador que ha comenzado a generar disputas”.
— María Fernanda Vargas, consultora de la fundación Avina.
El Programa Estado de la Nación (PEN) ha registrado esta problemática social. En su estudio El agua como derecho humano: reconocimientos y disputas en Costa Rica, del 2022, indica que para el período de 1980 a 2017 las protestas se relacionaron sobre todo con el acceso al agua potable (59%), seguidas por reclamos en torno a la protección del recurso (29%) y saneamiento (12%).
Futuro poco esperanzador
Las proyecciones sobre la situación del agua en Guanacaste no dan buen augurio. Los escenarios más preocupantes son los que se están cumpliendo.
“Lo que se espera para Guanacaste en los próximos 50 o 100 años es que haya una disminución de las precipitaciones, un aumento en la temperatura y que se vaya dando un proceso de aridización. Eso va a afectar la disponibilidad de agua”, explicó Golcher.
Lo que parece ser una realidad sin marcha atrás abre un sinnúmero de retos para el país y la población local. Los especialistas del medio ambiente insisten en la necesidad de adaptación, pues aunque el clima es un factor fuera del alcance humano, sí se puede generar medidas de resiliencia.
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Por ejemplo, mejorar la infraestructura del agua, la de abastecimiento y tratamiento; incorporar la naturaleza en las soluciones a largo plazo; y fortalecer la protección de las fuentes de agua mediante un mejor ordenamiento del territorio.
Este último punto está relacionado con los planes reguladores, una de las herramientas básicas para incluir la protección del agua. El problema es que muchas municipalidades del país carecen de planes reguladores o los tienen de forma parcial.
Por esa razón, a finales de mayo el Ministerio de Planificación (Mideplán) anunció la aprobación de un presupuesto de ¢3.000 millones para financiar la creación de planes reguladores de 22 municipalidades. De Guanacaste están incluidos los cantones de Nandayure, Hojancha y Abangares.
Paacume, la apuesta (incierta) del Gobierno
Ante la realidad que enfrenta Guanacaste y el futuro que se avista, el Ejecutivo está impulsando el Proyecto de Abastecimiento de Agua para la Cuenca Media del río Tempisque y Comunidades Costeras, conocido como Paacume. Este proyecto surgió en años anteriores como una solución durante, al menos, 50 años para los problemas de riego y consumo humano de agua principalmente.
En 2022, el entonces presidente Carlos Alvarado contrajo un préstamo por $425 millones con el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) para financiar el proyecto.
El académico de la UNA considera que Paacume podría significar un respiro para la margen derecha del río Tempisque en cuanto a la capacidad de riego, lo que podría aumentar la productividad agrícola. No obstante, señaló que se debe poner el ojo en cuál será el tratamiento y la calidad de esa agua destinada al consumo.
Anteriormente empresarios del sector inmobiliario en Guanacaste objetaron que la provincia no podría soportar una proyección de 50 años para solventar la falta de infraestructura hidráulica y que se requieren soluciones más inmediatas.
En entrevista con EF en noviembre del 2022, el exgerente general del AyA, Jorge Zapata, mencionó que Paacume tenía un “nuevo giro” enfocado en el consumo humano.
“No solo los desarrolladores inmobiliarios y el sector turístico tendrán disponibilidad, sino también las comunidades en general van a tener la posibilidad de contar con el recurso”, dijo entonces Zapata. Consultado al respecto, el AyA no supo explicar las palabras del exgerente y remitió las consultas con Servicio Nacional de Aguas Subterráneas, Riego y Avenamiento (Senara).
Senara, encargado directo de Paacume, comentó que el componente de infraestructura de agua potable “no se incluyó a detalle” en las etapas iniciales del proyecto. Por esta razón, agregó que se está trabajando en la definición de la demanda del servicio y el estudio de factibilidad asociado a la implementación de este eje dentro de las obras de ejecución del proyecto.
La entidad dejó sin respuesta las consultas sobre el retraso en la ejecución de Paacume, los plazos previstos y el tiempo que se proyecta que Paacume solucione el faltante de agua en Guanacaste.
Mientras tanto, existen varios vacíos que podrían llenarse en el corto plazo. Uno de ellos es mejorar el ordenamiento territorial, incluir actores locales en la planificación, realizar estudios hidrogeológicos y optimizar modelo de las Asadas.
Por lo pronto, el agua en Guanacaste es un bien más preciado que nunca.
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Esta publicación es parte del especial 200 Años Anexión Nicoya de ‘El Financiero’. Cliquee aquí para consultar todos los reportajes y artículos.