Douglas Madriz es un productor de carne del Atlántico. Desde hace tiempo se propuso que su finca produjera más carne y lo logró.
Con un plan de rotación de animales en su terreno y una mejora en la genética llegó a tener 2,2 unidades animales por hectárea, mucho más que el promedio nacional, que es de 0,77.
Cada unidad animal son 500 kilogramos de carne y hay países en la región que alcanzan 3,4 y hasta 6 unidades animales por hectárea (UA/HA).
Es poco para un país que, según la reciente encuesta ganadera, tiene 1.575.779 cabezas de ganado, en 45.780 fincas que se dedican a esta actividad.
“El promedio nacional anda por el suelo, pero obedece a que los ganaderos no quieren poner en práctica los consejos técnicos que las organizaciones han dado”, explicó Madriz.
La situación de la carne tiene preocupados a los líderes del sector, porque temen que al producirse tan poca, los consumidores migren a buscar proteína en otras fuentes como cerdo o pollo.
Para el director Ejecutivo de la Corporación Ganadera (Corfoga), Enaldo Miranda, el país tiene que subir ya la unidad animal por hectárea a 3 o 4.
A esto le añade la falta de innovación de los ganaderos para ser más productivos y competir a nivel nacional e internacional. “Uno de los principales elementos que explican esta situación es que la ganadería nacional ha sido extensiva y no intensiva; es decir, se usan grandes terreno de pasto con pocas reses”, explicó.
Maximizar fincas y reses
Para la Corporación, el reto del sector ganadero es buscar las formas de aumentar la productividad de carne.
Pero para lograr ser más eficientes, los productores tienen que trabajar en mejorar, entre otras cosas, el índice de preñez de la res, bajar la tasa de mortalidad y la edad de sacrificio del ganado.
Esto aunado al buen manejo de la finca. Ese manejo lo logró Madriz dividiendo el potrero en áreas pequeñas para ir pasando el ganado de un área a otra, una vez que consuman el pasto.
De esta forma, al espacio que dejan las reses se le puede dar los 25 días de descanso que necesita para que el pasto vuelva a germinar y así consecutivamente.
Muchos de los ganaderos siguen la costumbre tradicional de dejar las reses en grandes potreros donde caminan por todo el espacio, se dispersan y en época de invierno destruyen el pasto con sus patas.
Madriz también ha incursionado en la mejora genética de su ganado para lograr una mayor productividad. “Si antes duraban 2 años para pesar 500 kilos, ahora se logra en año y medio”, explicó.
A pesar de estos esfuerzos que han hecho algunos productores, ellos reclaman que si se les pide mejorar la productividad, la industria debe pagar por eso.
Así lo considera el ganadero Aldo Mazzero, cuya finca se ubica en San Vito de Coto Brus.
“Pedimos que si hacemos ese esfuerzo para mejorar, la industria nos compense, que pague mejor por la res y que haga diferenciación en cuanto a precio y calidad. El aliciente para que yo mejore son los buenos precios”, dijo.
En la actualidad, la industria paga alrededor de ¢1.800 por kilo de carne lista para enviar a las carnicerías.
Sin embargo, según Mazzero, un animal de 24 meses de edad con mejoramiento de genética brinda una mejor carne y el costo sería entre 10% y 15% más de ese precio. El precio de la carne lo define la industria que compra.
Apoyo al ganadero
Como una forma de respaldar al productor e incentivarlo a mejorar su producción cárnica, Corfoga, con apoyo del Banco Nacional y el Ministerio de Agricultura, aprobó hace unos días el Plan Nacional de Fomento a la Ganadería.
La idea es apoyar al ganadero desde el punto de vista financiero para que se enrumbe en el mejoramiento genético de las reses, mejoramiento de pastos y forrajes y para innovación.
El plan piloto cubrirá un número limitado de productores, pero en una segunda etapa se incluirá a todos los que lo necesiten y cumplan con los requisitos.
Algunos de los beneficios que se les ofrecerá es el subsidio en los intereses de los préstamos bancarios que realicen.
Corfoga también le está pidiendo a los productores que introduzcan la sostenibilidad ambiental en el proceso productivo. Esta será una de las condiciones para acceder al plan que comenzará en un par de meses.
Con esto se espera que muchos productores sigan el ejemplo de Marín en el Atlántico y logren aumentar la producción cárnica del costarricense.