Los franceses recuperan este lunes una tímida normalidad tras dos meses de cuarentena, con la reapertura de comercios no esenciales y la posibilidad de salir a las calles sin salvoconducto, aunque las autoridades piden no bajar la guardia para evitar un rebrote de la epidemia de COVID-19.
"Gracias a ustedes el virus ha retrocedido. Pero sigue aquí. Salven vidas, sean prudentes", tuiteó el presidente, Emmanuel Macron, unas horas antes de que arrancara el desconfinamiento de los 67 millones de habitantes.
Con 70 decesos en 24 horas, el menor balance desde que se inició la cuarentena el 17 de marzo, Francia ha logrado desacelerar la propagación del nuevo coronavirus y disminuir la presión sobre sus hospitales, que rozaron el colapso.
Pero el virus sigue circulando en el país y las autoridades registraron tres nuevos focos de infección en regiones consideradas hasta ahora de bajo riesgo, lo que despierta miedo a un nuevo repunte de contagios.
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Apertura de comercios
Con el levantamiento paulatino de las restricciones, cientos de miles de personas retornan al trabajo este lunes, un regreso vital para reactivar la economía francesa, sumida en su peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial.
Peluquerías, tiendas de ropa, florerías y librerías vuelven a abrir sus puertas, con una batería de precauciones para empleados y clientes. Pero los restaurantes, bares, teatros y cines permanecerán cerrados al menos hasta junio.
Tras más de dos meses dictando clases a través de un computador, los maestros regresan este lunes a las escuelas para preparar el retorno de los niños a las aulas a partir del martes.
"Cerca del 86% de las 50.500 escuelas de Francia van a abrir, para recibir a más de 1,5 millones de niños", dijo al semanario Journal du Dimanche el ministro de Educación Jean-Michel Blanquer.
El regreso a clases se hará de forma voluntaria y siguiendo un estricto protocolo sanitario, que incluye que los niños deberán mantener una distancia de al menos un metro a todo momento y los profesores portar mascarillas.
Sin embargo, varios alcaldes amenazaron con no abrir los establecimientos de sus ciudades porque consideran que los riesgos sanitarios siguen siendo importantes.
Mascarillas obligatorias en el metro
Los franceses pueden desde este lunes a salir a las calles libremente, sin tener que llevar un justificativo, pero sin alejarse a más de 100 kilómetros de su domicilio.
Para tomar el metro, el autobús o el tren, deben obligatoriamente llevar una mascarilla.
Para ello, el Estado francés puso a disposición de las empresas de transporte público 10 millones de mascarillas para distribuirlas entre los usuarios.
En París, quienes quieran tomar los transportes públicos en las horas de mayor frecuencia deben además presentar un certificado de su empresa que justifique la necesidad de desplazarse, una medida tomada para evitar multitudes.
Para asegurar la distancia física entre pasajeros, se instalaron señalizaciones y flechas en el suelo de los andenes de las estaciones del metro. En caso de que no se respeten las reglas, se podría interrumpir el servicio, advirtieron los responsables.
Pese a los temores de una segunda oleada de contagios, que los infectólogos consideran "posible", el ejecutivo estima que es vital reactivar la economía para evitar una cascada de quiebra de empresas y un desempleo masivo.
Debemos encontrar un equilibrio indispensable entre “reactivación económica y respeto de las precauciones”, dijo la semana pasada el primer ministro, Edouard Philippe, en primera línea en la crisis.
El coronavirus, que ha matado a más de 26.000 personas en Francia, ha tenido también un impacto devastador en la economía francesa, cuya actividad disminuyó en un tercio, con la desaparición de cerca de medio millón de puestos de trabajo en el sector privado.