París. El presidente francés Emmanuel Macron convocó a los altos funcionarios de seguridad el lunes luego de que la policía no pudo contener los disturbios durante una protesta de los chalecos amarillos que transformó una representativa avenida parisina en un campo de batalla.
El primer ministro prometió anunciar nuevas medidas dentro de las próximas horas para evitar que se repita la violencia registrada el sábado, en la que los manifestantes provocaron incendios, saquearon tiendas de lujo y se enfrentaron a la policía a lo largo de los Campos Elíseos.
La nueva ola de violencia se produjo en momentos en los que la fuerza del movimiento de los chalecos amarillos –que empezó hace cuatro meses y exige una justicia económica– ha disminuido. Las imágenes de la destrucción, incluido un incendio en un banco que envolvió en llamas un edificio residencial y puso en peligro la vida de una madre y su hijo, podría erosionar el apoyo del público.
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Pero la renovada atención ha revitalizado a algunos manifestantes, que tomaron las redes sociales y convocaron a más protestas este sábado para ocupar la avenida parisina y exigir menos impuestos y más apoyo a los trabajadores de grandes empresas.
Las tiendas de lujo ubicadas en los Campos Elíseos permanecieron cerradas y protegidas con tablas el lunes. Algunas de ellas fueron saqueadas y quemadas por los manifestantes.
El ministro de finanzas sostuvo una reunión el mismo lunes con grupos que representan a las pequeñas empresas, a restaurantes, hoteles, aseguradoras y bancos para estimar el impacto económico de las protestas.
La Cámara de Comercio de la región de París dijo que 91 negocios sufrieron consecuencias de los disturbios del sábado, de los cuales 80% tienen daños severos. Pidió un “plan de emergencia” para apoyar a los comerciantes y empleados afectados.
Uno de los funcionarios de seguridad convocado por Macron, el secretario francés de Estado de Seguridad, Laurent Nuñez, reconoció que la respuesta de la policía francesa a los disturbios del sábado fue un “fracaso” .
Nuñez comentó a la radiodifusora RTL que la policía se había preparado para un resurgimiento de la violencia, pero que los manifestantes fueron excepcionalmente radicalizados. Agregó que las autoridades fueron “menos reactivas” el sábado que en otras manifestaciones, y fueron notablemente más cautos sobre el uso de balines de goma debido a que han provocado heridas en protestas anteriores.
El mes pasado, el Parlamento francés aprobó una iniciativa respaldada por el gobierno de Macron para evitar la violencia en futuras protestas y para ayudar a las autoridades a mantener el orden. La ley “contra los alborotadores” no ha entrado en vigor debido a que el Consejo Constitucional debe evaluarla primero.