La disponibilidad de vacunas ya no es el mayor reto para la campaña de inmunización contra la COVID-19 de Costa Rica. La recepción de donaciones por casi medio millón de dosis, aunada al alto cumplimiento en la entrega de unidades por parte de las farmacéuticas Pfizer y AstraZeneca, hacen que el país ya haya recibido casi 6 millones de unidades hasta el momento.
Esta cifra es alta y ya cubre casi tres cuartas partes del total requerido (8,5 millones) para garantizar la cobertura completa (con dos inoculaciones) a toda la población mayor de 12 años en este 2021. Esa cantidad de vacunas, suponen las autoridades, se alcanzarán fácilmente en lo que resta del año, si las empresas productoras cumplen con sus previsiones de envío.
Con la alta disposición de vacunas, ahora el reto para las autoridades sanitarias está en otros aspectos. Entre ellos, está la necesidad de convencer a la población renuente para que acuda a inmunizarse: ya sea porque evitan su primer o su segundo ‘pinchazo’.
También están los retos logísticos. El viceministro de Salud, Pedro González, recordó que la tarea de distribución es compleja porque la demanda de la vacuna implica la incertidumbre de esta población renuente y las vacunas de Pfizer (que son la mayoría disponible) tienen una vida útil de solo cinco semanas una vez que salen de su refrigeración de ultrabaja temperatura.
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A pesar de estos retos, Costa Rica ya ha colocado 4,6 millones de dosis, según el último corte dado por la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) hasta este 7 de septiembre: 3,1 millones de personas ya cuentan con al menos una dosis (un 60% de la población) y, de ellas, 1,5 millones ya tienen su esquema completo de dos inoculaciones (30%).
El ministro de Salud, Daniel Salas, ha sido cauto a la hora de establecer metas para hablar sobre “inmunidad de rebaño” o “inmunidad colectiva”. Sin embargo, dijo en una reciente visita a la Comisión de Asuntos Hacendarios en el Congreso que existe cierto consenso a nivel internacional en fijar esa cifra en un 70% de la población –tomando en cuenta que alguna parte de esta ya se contagió y adquirió alguna resistencia al virus.
No obstante, la meta determinada por la Caja para este 2021 es vacunar a los 4,27 millones de costarricenses que son mayores de 12 años. Este grupo representa un 83% del total de la población nacional.
Mayor disponibilidad
Costa Rica ha experimentado un mayor ingreso de vacunas en las últimas semanas. Por ejemplo, solo en los primeros cinco días de septiembre arribaron cerca de 900.000 unidades, de las cuales 388.000 correspondieron a donaciones de los gobiernos de España y Canadá. El resto de las dosis que ingresaron correspondieron a envíos de contratos bilaterales con Covax, AstraZeneca y Pfizer.
La mayor parte del impacto de ese ingreso todavía no se refleja directamente en las cifras de vacunación. El último corte suministrado por la Caja apenas recoge los datos hasta este 7 de septiembre y las vacunas que ingresan al país deben pasar primero por un proceso de control de calidad antes de su distribución.
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Esto provoca que exista una especie de ‘colchón’ de 1,33 millones de dosis de la vacuna contra la COVID-19 disponibles sin colocar hasta el momento, las cuales deberán administrarse de manera inteligente, según el viceministro González.
Cualquier envío de sobra podría implicar mayores pérdidas.
Sobre esa inteligencia de administración, el presidente de la CCSS, Román Macaya, afirmó en una conferencia de prensa, este 6 de septiembre, que la institución tiene total capacidad de aplicar las dosis de manera correcta. Incluso recordó que las 500.000 unidades que envió Estados Unidos en julio pasado se aplicaron todas en solo una semana.
No obstante, en aquella ocasión había mayor efervescencia por la vacunación y la demanda era más previsible. Ahora el escenario es menos claro y dispar entre regiones.
Los nuevos retos
Durante los primeros meses del año, las autoridades sanitarias alegaron que la falta de unidades de la vacuna disponibles era el principal reto para una vacunación más expedita.
El aumento en la llegada de inmunizaciones ha dejado este factor en segundo plano. Ahora uno de los principales retos es convencer a la población de que complete su esquema de vacunación.
Por un lado, se debe convencer a aquellas personas que ya recibieron su primera inoculación de que asistan por la segunda y, por el otro, terminar de convencer a un grupo de 1,2 millones de personas que todavía no acepta siquiera por su primera dosis.
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El viceministro González afirmó que en las próximas semanas se buscará mejorar la comunicación con este sector de la población. Según dijo, se debe profundizar en el convencimiento de los renuentes a vacunarse del todo; y aclarar las dudas de aquellos que estén esquivando su segundo ‘pinchazo’ por cuestiones como un sentimiento de falsa seguridad con su primera dosis, por haber sufrido efectos secundarios o por desinformación.
“El país ha hecho un esfuerzo muy importante. Es imperdonable que en Costa Rica, donde tenemos la posibilidad, la gente no se vacune”, comentó.
Macaya señaló que este avivamiento de la demanda es importante para evitar que se pierdan dosis.
“Tenemos que tener esa demanda para asegurarnos que la cantidad de dosis que se descongela se podrá aplicar en cinco días, porque las dosis no se pueden volver a congelar”, explicó.
La información suministrada por la CCSS da cuenta de que unas 1,2 millones de personas aún no se vacunan del todo y 1,5 millones aún deben recibir su segundo ‘pinchazo’.
De las personas que aún no se vacunan, casi una mitad estarían en el bloque de entre 20 y 39 años.
El presidente Carlos Alvarado afirmó en agosto pasado que la Comisión Nacional de Vacunación y Epidemiología (CNVE) incluso analizaría la posibilidad de implementar un sistema de permiso sanitario, como ya ocurre en distintos países del mundo. De este modo, únicamente las personas vacunadas podrían asistir a determinados establecimientos comerciales y actividades específicas.
No obstante, la CNVE únicamente ha establecido la obligatoriedad de vacunación contra la COVID-19 para los funcionarios del sector salud hasta el momento.
El ministro Daniel Salas afirmó que, más allá de una meta en cuestión numérica, el país debe continuar en su proceso de vacunación para reducir la asfixia de los hospitales públicos que enfrenta en la actualidad.
El periódico La Nación informó este 7 de septiembre de que los hospitales nacionales contabilizaban 1.271 personas hospitalizadas por complicaciones relacionadas con la COVID-19.
470 de estas personas estaban en unidades de cuidados intensivos (UCI) y esa cifra supera en casi una tercera parte a la capacidad de atención óptima de la CCSS (por el personal y equipo disponible).