Los ciudadanos europeos, todavía marcados por la pandemia, pasarán mayoritariamente sus vacaciones estivales en sus países, lo que permitirá relanzar las estancadas economías nacionales.
A partir del 15 de junio, tres cuartas partes de los Estados miembros de Unión Europea (UE) levantarán las restricciones de circulación en el interior del bloque. Italia, con el objetivo de reactivar lo antes posible el turismo, se adelantó y abrió sus fronteras a los visitantes europeos el 3 de junio.
En Francia, solo el 20% de las reservas para el verano registradas en las agencias de viaje son para el extranjero, frente al 66% habitual, según el presidente de la patronal del sector. Y el número de reservas nacionales en la plataforma Airbnb aumentó 40% respecto al año pasado.
"Todo tiene doble filo: idealmente, si los países pudieran, cerrarían sus fronteras para retener a los locales, y las abrirían para hacer venir a los turistas extranjeros", declara a la AFP Jean-Pierre Mas, que representa a las agencias de viaje francesas.
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Tras un confinamiento devastador para la economía, la prioridad de cada país es relanzar el consumo interior, con los gastos en turismo en el punto de mira. Una tendencia que coincide con las intenciones de muchos europeos, con pocas ganas de cruzar las fronteras.
"Pero si los franceses tienen lugares de vacaciones naturales en su país, el turismo costero en Alemania, por ejemplo, es un poco más complicado que en Francia, España o Grecia. Los europeos van a reaccionar de forma diferente", destaca Jean-Pierre Mas.
El gobierno francés defiende el turismo nacional y lanzará la campaña #CetétéjevisitelaFrance (Este verano voy a visitar Francia), para hacer hincapié en la rica diversidad del país.
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La vecina Alemania también ha hecho algo parecido con la campaña "Descubre Alemania", organizada por 16 Estados regionales y disponible solo en alemán.
En España, el jefe de gobierno Pedro Sánchez hizo un llamado a la "reactivación del turismo nacional". Pero para un país donde el turismo representa el 12% del PIB, es imposible imaginar una temporada sin visitantes extranjeros, de ahí la campaña "España os espera".
Rebajas en los transportes
"El verano griego, es más que el mar y el sol... es una manera de pensar", dice por su parte Grecia a los turistas internacionales. Para ellos ha bajado de 24 a 13% el IVA en los transportes (avión, tren, barco) y en los paquetes turísticos.
El gobierno griego no olvida sin embargo a su población: va a duplicar el número de personas que se benefician del turismo social y ha previsto reducir el precio de los billetes de barco para incitar a los locales a viajar a las islas.
Italia, por su parte, también busca al turista extranjero, aunque no olvida a sus ciudadanos, gracias a unos "bonos de vacaciones" de máximo 500 euros (567 dólares) para las familias. Un 73% de los italianos suele pasar sus vacaciones estivales en la península.
Eslovenia también repartirá cheques de vacaciones de 200 euros (226 dólares) para gastar localmente en alojamiento o restaurantes.
Una iniciativa parecida seguirá Viena. La capital austriaca enviará a 950.000 familias un vale de entre 25 y 50 euros (entre 28 y 56 dólares). "Acudan a los bares, ayuden a nuestra gastronomía a superar la crisis", pidió Walter Ruck, director de la Cámara de Comercio de Viena.
Pero, aunque se relance el consumo interno, se perderán decenas de millones de pernoctaciones.
"Hay un aumento de la demanda nacional pero estamos lejos de compensar la falta de visitantes extranjeros", advierte César Gutiérrez Calvo, presidente de la federación española de agencias de viajes Fetave.
Holanda asegura que tendrá entre 12 y 15 millones de turistas extranjeros menos en 2020. En Francia, los visitantes internacionales representan 135 millones de pernoctaciones, y en Alemania, cerca de 90 millones.