El ministro de Hacienda, Nogui Ramón Acosta Jaen (54 años), considera que el país ya no debe buscar más impuestos, pero sí maniobrar con los que están vigentes. Habla de cambios en exoneraciones y en el modelo de cálculo de tributos, con un férreo discurso en favor de la aplicación de un sistema de renta global, en el que se tribute por varias ganancias en un solo paso y con una sola tasa, en lugar del sistema actual, en el que cada ingreso se tributa por separado.
“Ya no es un tema de impuestos, es cómo hacemos más justo el sistema tributario”, afirmó el jerarca en una extensa conversación de una hora con EF, este 11 de julio, en una salida adjunta a su despacho, en el sexto piso de las oficinas centrales del Ministerio que dirige.
Los temas fueron variados: oscilaron entre el endeudamiento público hasta el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). También fueron de los cambios aplicados en la regla fiscal hasta las transformaciones que, según dice, buscará en el esquema tributario costarricense, entre muchas otras cuestiones.
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Usted fue viceministro de Hacienda durante el primer año y cuatro meses de la administración anterior. ¿Qué tan diferente es el escenario de estos primeros meses como ministro?
— Hay dos asuntos importantes. El primero es un tema de confianza. Creo que hay una gran diferencia en relación con lo que la gente esperaba entonces. Lo que no ha cambiado es el nivel de endeudamiento que tenemos y el impacto que tiene la deuda sobre el gasto del gobierno.
¿El Gobierno propondrá nuevas medidas como parte del acuerdo con el FMI o considera que es “asunto cumplido” con metas fiscales que se proyectan cubiertas?
— Hay dos aristas que tienen los acuerdos con el Fondo. Son un préstamo, pero también un compromiso de modificar cosas.
Desde el punto de vista del Ministerio de Hacienda, las medidas enviadas por el gobierno anterior al Congreso eran un popurrí de impuestos y no un cambio estructural en el pago de los mismos. Me parece que no es justo seguir en la misma dinámica de buscar cédulas para subirles tasas o encontrar un nuevo impuesto, como el de las loterías. Ya pasamos por una reforma fiscal que nos permitió tener ingresos y ahora lo que debemos pensar es cuál es el marco para que la gente que tiene más pague más. Ya no es un tema de impuestos, es como hacemos más justo el sistema tributario.
El otro tema que es importante es la parte estructural: cuál es el Estado que queremos, cuáles son los servicios que tenemos que proveer. ¿Se requiere que el Estado tenga una empresa de correos? No lo hemos discutido ¿Se requiere que tengamos una empresa que produce licores? No lo hemos discutido. ¿Debemos tener tantos bancos? No sé.
¿Qué piensa sobre esos tres ejemplos?
— Yo creo que el Estado tiene que ser más un Estado subsidiario y enfocarse en ayudarle a los grupos más vulnerables que dedicarse a actividades empresariales. Eso lo digo a título completamente personal.
Usted ha dicho en la Asamblea Legislativa que el Gobierno ve con buenos ojos impulsar un sistema de renta global. ¿Lo harán en los mismos términos que lo planteaba el gobierno anterior?
— Creemos en el concepto de la renta global. Le hemos pedido el Fondo Monetario Internacional (FMI) que nos ayude a estructurar una propuesta. No hemos avanzado con el proyecto que está en la Asamblea Legislativa por un tema meramente procedimental. Queremos saber si lo que tenemos que hacer son pequeños cambios dentro de este proyecto o si se debe tramitar un texto completamente nuevo. Sí, nos interesa renta global, no necesariamente el proyecto que está ahí.
Hacienda siempre ha defendido que la base exenta de las rentas salariales es muy alta y que, en cambio, es baja para los trabajadores independientes. ¿Esta administración buscaría reducir el monto exento general para asalariados?
— Nosotros queremos trabajar con el Fondo ese tema particularmente. Queremos ver cuál es la tasa marginal del impuesto. Solo ahí tomaremos la decisión, pero hoy no estamos valorando el tema de bajar el umbral sobre el cual se paga el impuesto al salario.
¿Está eso fuera de la mesa entonces?
— Hasta que tengamos una evaluación con el Fondo.
El Gobierno anterior planteó un tratamiento dual de la rentas, con rentas del trabajo por un lado y rentas de capital por otro. ¿Esa visión de que el sistema de renta global sea solo para rentas del trabajo es la que perseguiría ahora Hacienda o buscarían algo más amplio?
— Lo que queremos con el Fondo Monetario es evaluar eso. Ellos están trabajando con nosotros para que, antes de septiembre, que vienen a hacer las las evaluaciones para ver cuáles fueron los resultados (del primer semestre de 2022) tengamos un texto. Ya estaríamos otra vez en periodo de sesiones extraordinarias y entonces estaríamos planteándoles a los diputados el escenario completo.
El FMI estimó que este 2022 Costa Rica cerraría con un primer superávit primario en más de una década. ¿La previsión favorable se mantiene?
— Sí, claro. Estamos por encima del superávit primario que nos solicitó el Fondo Monetario. Para este año es 0,7% del PIB y para el otro año es 1,3%, y estamos cumpliéndolo. Me preocupan las metas del Banco Central. Me parece que ellos no solamente se pusieron metas de temas que son muy difíciles de controlar, sino también que fueron bastante osados y eso tiene un efecto.
¿En qué sentido fueron “osados”?
— Las metas de inflación es muy difícil planteárselas. Nadie esperaba una guerra. Nadie esperaba una invasión de Rusia a Ucrania. Todo el mundo sabía que había muchísima liquidez en las economías, pero no se dieron cuenta del impacto que estaba teniendo.
Con esas metas “osadas”, ¿hay problemas reales para cumplir con el acuerdo con el Fondo?
— Por supuesto. Si se tiene una meta que no está cumplida, el Fondo puede no desembolsarte.
¿Hacienda analiza ese riesgo (del no desembolso) entonces?
— Por supuesto.
La inflación y las medidas de política monetaria para aplacarla, incluidos los aumentos en las tasas de interés, no serán gratuitos para el Estado. ¿Qué va a hacer Hacienda para enfrentar esa subida en las tasas de interés?
— Las tasas están subiendo, pero mucho en el corto plazo y muy poco en el largo plazo. Por eso nosotros no pensamos seguir este incremento de corto plazo. Nos queremos quedar en la parte larga de la curva, como corresponde a un Ministerio de Hacienda. ¿Por qué para nosotros es importante eurobonos? Porque nos va a dar la oportunidad de salirnos de este corto plazo.
Sí, se contempla una subida en los pagos de intereses. Por eso es que tenemos que ir a buscar una mejor condición de financiamiento y no es en el medio local. El mercado (local) es muy pequeño y además hay jugadores muy grandes, y eso hace que tengan mucho poder de negociación. Por eso el papel tan importante de los diputados de tomar una decisión pronta.
El Ministerio de Hacienda puja por el permiso legislativo para emitir $6.000 millones en títulos de deuda externa durante los próximos seis años. ¿Con el vencimiento por $1.000 millones de enero, hay tiempo suficiente para obtener y aplicar la autorización?
— Esa es la fe. Yo creo que los diputados tienen clara la situación. Me parece que es un tema de responsabilidad y que están convencidos de que se requieren los eurobonos por dos razones: primero, porque el país no puede darse el lujo de generar todavía más crecimiento de las tasas en el entorno en el cual estamos y, segundo, porque la propuesta de Hacienda es mucho más integral, con una visión de más largo plazo, y no por un problema puramente de caja.
Tenemos dos opciones: me financio en el mercado local, con las consecuencias que tiene eso para tasas de interés y tipo de cambio, o me financio en el mercado internacional. Esos $1.000 millones yo los voy a pagar. ¿A qué costo? No lo sé hoy.
¿Hacienda puede garantizar el pago de ese vencimiento de $1.000 millones aún sin acceder a los mercados internacionales primero?, ¿los puede conseguir fácilmente en el mercado local?
— No, pero lo que vamos a tener que buscar es cuál es el precio de esos $1.000 millones.
¿Cuál podría ser el precio?
— No te lo puedo decir a priori porque va a depender de mis necesidades en ese momento. La necesidad tiene cara de caballo, ¿verdad? Esperemos que no sea en condiciones ruinosas para el país.
Pensando que sí se hará una colocación de títulos de deuda externa, ¿en qué plazo planea hacerlo Hacienda?
— La autorización dice que sea por lo menos cinco años, pero hemos salido con títulos a más largo plazo antes, normalmente 10 años. El mercado internacional tiene la particularidad de que usted puede colocar a 30 años. En el 2025 se vence un bono que tenía 15 años plazo y ese es un tema interesante.
Un objetivo de esa autorización también es distribuir en el tiempo el acumulado de deuda: hacer que el grueso de vencimientos deje de colocarse en el corto plazo. ¿Por qué eso es importante?
— Yo tengo que buscar ¢4 billones en el 2023, ¢4 billones en el 2024, ¢4 billones en el 2025 y ¢4 billones en el 2026, luego empieza a disminuir ese monto. ¿Por qué pasa eso? Porque hoy lo que estamos haciendo es empujando estas torres de vencimientos cada cuatro años y yo lo que debería hacer es bajarlas todas y hacer algo más plano, a largo plazo. Hoy no es así porque no tengo opciones de financiarme en tan largo plazo.
Usted ha dicho, al igual que la mayoría de exministros de Hacienda que recuerdo, que pujar por aprobaciones legislativas para cada crédito externo es muy engorroso y que debería cambiarse el modelo de aprobación de deuda externa, de modo que se hagan autorizaciones anuales generales. ¿El gobierno impulsará esa reforma?
— Es fundamental tener un control político sobre el endeudamiento del gobierno, la pregunta es en donde lo damos. Sí, vamos a mandar una propuesta para que lo discutamos. Lo vamos a discutir y me parece de lo más relevante para el país. En otros países lo que hacen es que la discusión del endeudamiento puede ser por un saldo, por cuánto puedo emitir en el mercado internacional o con algún tipo de aprobación dentro del presupuesto particular; pero no es como hacemos hoy. Hoy en Costa Rica tenemos que ir a la Asamblea por un empréstito de $400 millones o por uno de $1.500 millones, aunque los pueda conseguir en el mercado local con solo la autorización del presupuesto.
¿Cuándo se impulsará el cambio?
— La Asamblea tiene tiempos, tiene temas. Hoy el Ministerio de Hacienda está empeñado en los presupuestos, en la posibilidad de permitir que los inversionistas internacionales vengan al medio local y en el proyecto de eurobonos, en su dimensión completa de $6.000 millones.
Sobre la apertura del mercado de la deuda interna para inversores extranjeros, ¿realmente hay apetito de inversionistas extranjeros de invertir en el país con las reglas nacionales?
— Sí, claro. Nosotros ya hemos tenido aquí inversionistas en diferentes momentos. Fondos de pensiones salvadoreños vinieron aquí a invertir y por eso te decía que somos rentables. Cuando se hicieron los contratos de colocación también vino este recurso del exterior y hay posibilidades. Lo que pasa es que deberíamos hacerlo mucho más sencillo y más cotidiano. Cuando mejoremos las condiciones vamos a tener mucha más competencia.
¿No se corre el riesgo de una dolarización de la deuda interna?
— No, porque el que emite soy yo. Yo emito colones o dólares, dependiendo de mis necesidades, no de lo que el mercado quiera. Es importante abrir el mercado porque hoy tenemos seis operadores de pensiones, tres bancos públicos, el Instituto Nacional de Seguros (INS) y algunos fondos, pero son muy pocos jugadores, que usan la información de un mercado poco profundo para cobrarme tasas de interés a mí.
¿No es paradójico pretender que vengan a invertir entes externos pero las operadores de pensiones estén saliendo al mercado externo?
— En ese caso lo que pasa es que en este país no hay renta variable. ¿Qué tienen que analizar a los operadores de pensiones? Cuando usted saque el promedio de edad de los fondos de pensiones es de 44 años, faltan 20 años para la pensión; entonces deberían estar financiando en renta variable. No es culpa de ellos salir, es una condición del mercado.
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¿Debería o podría Hacienda participar en una solución para eso?
— No, por dos razones. Las operadoras de pensiones tienen una responsabilidad con el inversionista, Hacienda no es la razón de ser de ellos. Además, necesitamos mercados más profundos. La proporción de títulos de gobierno en las operadoras de pensiones viene disminuyendo porque han entendido que la población es muy joven y que hay que permitir que se rentabilice más.
Hace poco se firmó un cambio al modelo de aplicación de la regla fiscal que permitirá invertir más dinero. ¿De qué tamaño estima Hacienda que será el impacto fiscal de esa situación?
— Las metas con el Fondo me amarran también. El hecho de cambiar la regla no significa que la estemos cambiando para gastar más. Con el FMI se acordó un superávit primario y eso es un control del gasto. Yo tengo que cubrir todo mi gasto corriente con ingreso corriente, y a la par de eso pagar una parte de los intereses, entonces yo ya tengo una regla fiscal implícita. Adicionalmente mi capacidad de endeudamiento también tiene una limitación con el Fondo. Por eso yo no estoy flexibilizando la regla para gastar más, estoy flexibilizando la regla para poder presupuestar más adecuadamente.
¿Hacienda se compromete a que esto no sea una llave para gastar más?
— Por supuesto.
Cuando se le nombró en el cargo se habló de revisar exoneraciones como un foco de su gestión, ¿cómo marcha eso?
— Vamos en esas dos direcciones: simplificar el esquema tributario y eliminar exoneraciones. Vamos a empezar en un proceso de valoración. No todas las exoneraciones son malas porque cumplen un rol, la pregunta es si ese rol ya se cumplió y deberíamos estarlo cambiando. En Costa Rica somos muy dados a crear instituciones y dejarlas para siempre, y la institución se convierte en el fin y no en el medio para lograr un objetivo. Igual le pasa al tema de los impuestos e igual le pasa al tema de la exoneraciones. Veremos si todavía cumplen un rol. Ese es un trabajo importante que la que el Ministerio de Hacienda no ha hecho a lo largo de los años.
¿Cuándo tendremos un avance en esa materia?
— No debería pasar un mes más sin mandar un proyecto que delinee ese “vamos a empezar por aquí”.
Usted en su momento defendió eliminar la exoneración de renta a cooperativas. ¿Sostiene esa postura?
— Uno tiene que segmentar a las cooperativas. Hay cooperativas que son comerciales, que prácticamente constituyen una empresa y no tienen esa connotación de cooperativa de autogestión. Yo sí creo que deberíamos empezar a discutir como país cuál es el tipo de apoyo que se requiere para la generación de empresariedad y que, en el momento en el cual se “gradúen” (las cooperativas), contribuyan con el país como hacen todos. Esa valoración tenemos que hacerla más temprano que tarde.
¿Qué nivel de afectación continúa teniendo el país relacionada con Conti? ¿Todos los sistemas se han restablecido?
— Nosotros tenemos 57 sistemas. La prioridad siempre fue levantar aquellos de cara a los clientes. Esos ya están. Ahora estamos pensando en el Sistema Integrado de Gestión de Administración Financiera (Sigaf), en el tema de presupuestos. Faltan muchos sistemas accesorios y nuestra idea es tenerlos listos a más tardar en agosto.
En este momento no tenemos cifras fiscales, pero ¿tenemos información sobre los costos de atender este hackeo?
— Tuvimos dos grandes ventajas: mucha ayuda de países amigos, no tanto para restablecer el sistema, sino como para evitar que fuese más extendido el hackeo. Además, los proveedores han colaborado. No tenemos una valoración todavía porque esto sigue y hay que seguir limpiando servidores. Desde el punto de vista de la recaudación, no hemos tenido una caída importante y, en materia de gasto, se ha mantenido controlado.