Washington D.C. Enfrascado en una disputa comercial con China, el presidente Donald Trump optó este viernes por reducir las tensiones con aliados de Estados Unidos: canceló los aranceles al acero y aluminio provenientes de Canadá y México, y postergó la aplicación de otros sobre automóviles de Japón y Europa.
Con la eliminación de los aranceles a los metales, Trump retiró un obstáculo importante al pacto comercial de Norteamérica que su equipo negoció el año pasado. Como parte del acuerdo del viernes, Canadá y México aceptaron quitar los aranceles que habían impuesto como represalia a las mercancías estadounidenses.
“Me complace anunciar que hemos alcanzado un acuerdo con Canadá y México, y estaremos vendiendo nuestros productos en esos países sin que les impongan aranceles, o grandes aranceles”, declaró Trump en un discurso ante la Asociación Nacional de Agentes de Bienes Raíces.
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En un comunicado conjunto, Estados Unidos y Canadá dijeron que trabajarían para impedir las importaciones baratas de acero y aluminio en América del Norte. La medida al parecer está dirigida contra China, a la que se acusa desde hace mucho de inundar los mercados mundiales con metales subsidiados, lo que ha causado una caída de precios a nivel global y perjudicado a los productores estadounidenses. Los países podrán restaurar los aranceles si experimentan un incremento en las importaciones de acero y aluminio.
En Washington, algunos han solicitado a Trump que aproveche la tregua con los aliados de Estados Unidos para endurecer medidas contra China.
“China es nuestro adversario”, fustigó el senador republicano Ben Sasse. “Canadá y México son nuestros amigos. El presidente tiene razón en aumentar la presión sobre China por su espionaje, robo de propiedad intelectual y hostilidad hacia el estado de derecho. El presidente también tiene razón en reducir las tensiones con nuestros aliados en América del Norte”.
Horas antes el mismo viernes, la Casa Blanca informó que Trump había aplazado seis meses cualquier decisión relacionada con imponer aranceles a los vehículos extranjeros, medida que afectaría con particular severidad a Japón y Europa.
El mandatario estadounidense confía en recurrir a la amenaza de aplicar aranceles automovilísticos para apremiar a Japón y la Unión Europea a que hagan concesiones en las actuales conversaciones comerciales.