Estados Unidos enviará próximamente a Taiwán su delegación de más alto rango desde 1979, año en el que rompió con Taipéi y reconoció a China, un anuncio que provocó este miércoles la ira de Pekín.
En un momento de deterioro casi cotidiano de las relaciones entre China y Estados Unidos por temas como la nueva ley de seguridad nacional en Hong Kong, el comercio y la tecnología, Pekín acusó a Washington de "poner en peligro la paz las relaciones entre China y Estados Unidos, así como la paz y la estabilidad en el estrecho de Taiwán".
La oficina estadounidense que se encarga de las relaciones comerciales con Taiwán confirmó que el secretario de Salud, Alex Azar, encabezaría la delegación que visitará la isla.
“Esto marca (...), la primera visita de un miembro del gobierno en seis años”, informó el instituto estadounidense de Taiwán, precisando que “desde 1979” no había ido ningún miembro del gobierno estadounidense de este rango.
Ese año Estados Unidos rompió las relaciones diplomáticas con Taipei para reconocer al gobierno comunista con sede en Pekín como el único representante de China.
Sin embargo, con cierta ambigüedad, sigue siendo el aliado más poderoso del territorio insular y su principal proveedor de armas.
Taiwán confirmó la próxima visita, precisando que Azar se reunirá con la presidenta Tsai Ing-wen, bestia negra de los líderes comunistas chinos que la acusan de buscar la independencia formal de la isla de 23 millones de habitantes.
“Confianza mutua”
"El ministro Azar es desde hace mucho tiempo un amigo cercano de Taiwán", comentó en un comunicado la presidenta, precisando que esta visita es una "prueba de los sólidos fundamentos de la confianza mutua" entre Washington y Taipéi.
Pese a los vínculos, Estados Unidos solía ser prudente en los contactos bilaterales oficiales.
Esto ha cambiado desde la elección de Donald Trump, quien se ha acercado a Taiwán a medida que las relaciones se deterioraban con Pekín.
El éxito de la isla en la lucha contra el nuevo coronavirus y su afirmación como una de las democracias más progresistas de Asia también le han valido un apoyo político estadounidense.
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Poco después de su elección, Trump se convirtió en el primer presidente en entrevistarse con su homóloga taiwanesa desde 1979, cuando Tsai lo llamó para felicitarlo.
El gobierno de Trump ha multiplicado las ventas de material militar sofisticado a la isla, incluyendo decenas de cazabombarderos.
La última visita a Taiwán de un miembro del gobierno estadounidense fue la del jefe de la Agencia de Protección del Medio Ambiente en 2014. La anterior fue en 2000, cuando el Secretario de Transporte de Bill Clinton viajó a la isla.
Modelo de transparencia
En sus comunicados, Washington y Taipei señalan que la visita de Azar está vinculada a la pandemia.
Pese a la proximidad geográfica y comercial con China continental, de donde partió la epidemia, Taiwán registró menos de 500 casos de coronavirus y siete muertes, gracias a una estrategia de detección y localización de las personas con las que los pacientes habían estado en contacto. La isla también tomó la iniciativa muy pronto de cerrar las fronteras.
"Taiwán fue un modelo de transparencia y cooperación sanitaria durante la pandemia de covid-19, y mucho antes de eso", declaró Azar.
Pero la pandemia no constituye ninguna excepción para China.
"China se opone firmemente a los intercambios oficiales entre Estados Unidos y Taiwán", recordó a la prensa el portavoz del ministerio chino de Relaciones Extranjeros Wang Wenbin, precisando que Pekín había realizado una protesta ante la administración Trump.
Pekín se esfuerza en aislar aún más a la isla desde la llegada al poder en 2016 de Tsai, procedente de un partido político tradicionalmente hostil a Pekín.
La República Popular de China considera a Taiwán una de sus provincias. La isla está gobernada por un régimen rival que se refugió en ella después de que los comunistas tomaran el poder en el continente en 1949, después de la guerra civil china.
Taiwán no es reconocido como un Estado independiente por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Y Pekín amenaza con usar la fuerza en caso de proclamación formal de independencia en Taipei o de una intervención exterior, sobre todo de Washington.