La crisis económica provocada por el coronavirus generó repercusiones en todos los negocios y ámbitos, el deporte no escapa de esta adversa realidad. Equipos de diferentes disciplinas y atletas tuvieron que postergar sus participaciones en competencias ante la incertidumbre que rodea al mundo.
Uno de los mejores ejemplos es el cambio de fecha de los Juegos Olímpicos en Tokio, que incialmente iban a ser entre julio y agosto del 2020 y ahora están programados para el 23 de julio del 2021.
En medio de esta coyuntura, el pasado 29 de julio, la Comisión de Gobierno y Administración de la Asamblea Legislativa avaló el proyecto de Ley de Patrocinio en el Deporte Nacional (21.663) que pretende abrir la puerta para que compañías comercializadoras y distribuidoras de bebidas alcohólicas puedan inyectar recursos a equipos y atletas de diferentes disciplinas.
Aunque se trata de una iniciativa vieja presentada inicialmente en marzo del 2015 por el entonces legislador Otto Guevara, la discusión recobró nuevos bríos en el Congreso. El expediente promovido por Erwen Masís, diputado del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), avanzó hasta un punto inédito en la discusión política.
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Voces del fútbol, ciclismo y atletismo nacional esperan que muy pronto los diputados aprueben el texto para permitirles contar con respaldo económico de empresas que venden licor −como ocurre en otros países−.
Sin embargo, en el Instituto sobre Alcoholismo y Farmacodependencia (IAFA) y en el Ministerio de Salud sostienen que promulgar una ley de este tipo tendría efectos negativos, sobre todo en la población más joven que se ve mayormente expuesta a la publicidad que promueve el consumo de alcohol en eventos deportivos.
Costa Rica alcanzaría al mundo
La Ley de Regulación y Comercialización de Bebidas con Contenido Alcohólico (9.047), que rige desde el 25 de junio del 2012, prohíbe que empresas dedicadas a la venta y distribución de este tipo de productos puedan patrocinar actividades deportivas.
El proyecto de ley 21.663 modificaría esta situación para permitir que las compañías dedicadas a la venta de licor puedan patrocinar con sus marcas los estadios, uniformes, gimnasios, artículos deportivos, federaciones, asociaciones y hasta al Comité Olímpico Nacional (CON).
La única restricción aplicaría para el uso de logos de bebidas alcohólicas en uniformes deportivos de ligas menores.
Cada empresa patrocinadora tendría que reportar el monto económico del contrato ante el Ministerio de Salud y esta institución se dejará el 10% del total para distribuirlo en diferentes programas como: prevención de obesidad (2%), atención sobre consumo de drogas (2%) y equipamiento de atletas en el CON (6%).
El congresista Masís considera que la crisis del coronavirus abre el momento idóneo para permitir que los deportistas reciban respaldo económico de nuevas fuentes como sucede en otros países del mundo.
“Espero lograr los consensos necesarios para que el proyecto salga adelante y se pueda votar en un par de meses en el plenario. Hay varios diputados que manifestaron su apoyo”, indicó el congresista.
Masís defiende que el espíritu de esta ley es crear opciones no sólo para el fútbol, sino también para deportistas de diferentes disciplinas que perciben menos apoyo de empresas locales.
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En el mundo marcas como la cerveza Budweiser firmaron contratos de patrocinio con la Premier League (torneo inglés de fútbol) y con La Liga de España.
La empresa holandesa Heineken renovó este año su contrato como patrocinador oficial de la Champions League hasta el 2021, la marca es sponsor de la competición desde 1995. Esta compañía cervecera invierte cerca de $118,3 millones en los torneos de la UEFA y la Fórmula 1.
En setiembre del 2019, la empresa nicaragüense Flor de Caña anunció que se convertía en patrocinador oficial de los New England Patriots de la NFL (liga de fútbol americano de los Estados Unidos).
Las empresas cerveceras españolas invirtieron cerca de 60 millones de euros en patrocinios deportivos en ese mercado durante 2017, según datos publicados por El País.
El medio The Sports Biz dio a conocer, en noviembre del 2018, que existían unos 281 grandes contratos de patrocinio deportivo relacionados con el sector de bebidas alcohólicas en el mundo, 89% corresponden a acuerdos entre clubes o equipos con cerveceras por un monto de $764,5 millones.
La cerveza estadounidense Bud Light invierte cerca de $250 millones al año en acuerdos con la NFL y la Asociación del Fútbol Argentino (AFA).
Buen ambiente
Personas ligadas al mundo deportivo costarricense consideran que la crisis de la COVID-19 puso en evidencia la necesidad de acceder a nuevas fuentes de dinero.
Andrés Brenes, entrenador de la Selección Nacional de Ciclismo de Montaña, aseguró que la posibilidad de tener patrocinio de empresas que venden licor es una gran oportunidad para desarrollar el deporte.
“Cuando vamos a competencias internacionales vemos equipos y selecciones de países con marcas de cervezas o licores en sus uniformes. Es algo común”, apuntó Brenes.
El timonel entiende que el fútbol es el deporte con mayor impacto mediático en el país y recuerda que muchas empresas se acercan a atletas de otras disciplinas hasta que consiguen un logro que los pone en las portadas de los medios.
“En su momento muchas compañías quisieron patrocinar a Nery Brenes, a Leo Chacón, a Hanna Gabriels; ahora buscan apoyar a Yokasta Valle y a las hermanas Andrea y Noelia Vargas. Necesitamos que las empresas que venden licor entren a respaldar a todos, no solo a unos”, comentó el entrenador de ciclismo.
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La ultramaratonista de montaña Ligia Madrigal, quien se prepara para convertirse en la primera centroamericana en escalar el Monte Everest, considera que el patrocinio de empresas que venden licor le daría un fuerte impulso al deporte.
“Cuando voy a competencias internacionales he visto amigos ultramaratonistas que llevan los logos de cervezas en sus uniformes y equipamientos. Luego los veo en las redes sociales con algunos anuncios. Yo creo que es importante que demos ese paso en el país, pero que no se quede únicamente en fútbol o boxeo”, aseveró la atleta.
Es indudable que el fútbol nacional pasa por un momento económico difícil, el Torneo de Apertura 2020 se jugará con estadios completamente vacíos como medida para contener el contagio del coronavirus. Esta realidad exige ajustes y cuidados financieros a los clubes.
Juan Carlos Rojas, presidente del Deportivo Saprissa y una de las voces más fuertes en favor del patrocinio de bebidas alcohólicas en el deporte, espera que pronto los diputados den el paso más fuerte y definitivo con la aprobación de la ley.
“El beneficio es claro: el deporte de Costa Rica tiene un gigantesco impacto sobre la salud y el entretenimiento sano de la población. Pero recibe relativamente pocos recursos, sean privados o estatales”, indicó el jerarca.
Rojas entiende que la discusión se centra principalmente en el fútbol, porque es el deporte que percibe más dinero proporcionalmente. Pero asegura que el boxeo, el ciclismo, el baloncesto y muchas otras disciplinas también se verán beneficiadas.
Una posición similar defiende Fernando Ocampo, presidente de Liga Deportiva Alajuelense, quien considera que la aprobación de la ley daría un impulso importante al desarrollo del deporte nacional y rectifica un tema que se convirtió en “mito urbano”.
“Vemos a empresas como la Fábrica Nacional de Licores (Fanal), que es del Estado, patrocinando corridas de toros con la marca Cacique, una actividad que es muy familiar, y ahí sí se puede. Pero, cuando se trata de fútbol u otros deportes, no se puede”, zanjó el directivo.
Los contras
Mientras los equipos y los deportistas piden que se permita el patrocinio de bebidas alcohólicas; el Ministerio de Salud y el IAFA sostienen un discurso de oposición desde hace varios años.
Las cavilaciones de las autoridades se basan en la premisa de que la exposición a publicidad del alcohol influye en el comportamiento de los jóvenes y propicia el consumo. Esto, a su vez, produce una serie de riesgos sociales e impactos negativos como la deserción de secundaria, la pérdida de capacidades de concentración, problemas familiares y el impulso a probar otras drogas como la marihuana.
Daniel Salas, ministro de Salud, envió un documento a los diputados, el pasado 30 de julio, en el que expone los argumentos por los cuales se oponen a este proyecto de ley.
“Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el grupo etario de 20 a 39 años, un 13,5% de las defunciones a nivel mundial son atribuibles al alcohol. El consumo nocivo del alcohol es un factor causal en más de 200 enfermedades y trastornos y es uno de los cuatro principales factores de riesgo conductual de enfermedades no transmisibles (ENT)”, añadió el jerarca.
Para Luis Eduardo Sandí, médico y exdirector del IAFA, existe amplia evidencia científica que demuestra que la publicidad tiene efectos en el consumo de bebidas alcohólicas sobre todo entre personas jóvenes.
“Un ejemplo muy claro se da con la epidemia del tabaco, desde los años 60 era la primera causa de muerte cuando claramente había una promoción excesiva para el consumo, pero con proyectos de prevención y restricciones a la publicidad se logró disminuir su incidencia”, detalló el médico.
La posición de las autoridades de salud es cuestionada por quienes respaldan el proyecto de ley que está a un paso de ser votado en el plenario.
El diputado Masís considera que no deben existir diferencias entre las posibilidades de que marcas de bebidas alcohólicas aparezcan en eventos masivos como las fiestas de Zapote o un tope, o en actividades deportivas.
Aunque tanto el IAFA como el Ministerio de Salud basan su argumentación en la Estrategia Mundial para Reducir el Uso Nocivo del Alcohol, adoptada por los estados miembros del la OMS en el 2010; el mercado y las leyes de muchos de estos países permiten el patrocinio del licor en grandes eventos deportivos, equipos, atletas y hasta en sus propias selecciones nacionales.