GDA. Latinoamérica es una de las zonas del mundo que menos preparada estaba para vivir una crisis sanitaria y económica de tal calibre como la actual. La región no ha sido especialmente devastada por la pandemia en cuanto a cifras de infectados, pero sí es una de las que menos colchón tiene para amortiguar el golpe económico de los próximos meses.
La desaceleración a nivel mundial se ha extendido casi con la misma rapidez que el Covid-19, pero habrá países que podrán sobreponerse con cierta rapidez; otros permanecerán demasiado tiempo en cuidados intensivos.
LEA MÁS: Estela de incertidumbre por crisis del coronavirus limita claridad de proyección del Banco Central
Latinoamérica ya ha vivido importantes debacles económicas a lo largo de su historia; sin embargo, según el grupo financiero Monex, el efecto del coronavirus en la región superará con creces las anteriores crisis: la pandemia generará una caída de la actividad de aproximadamente 4%.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) revisó este martes sus estimaciones y también prevé que la crisis sea el doble de severa. Su estimación es aún más pesimista que la de Monex, ya que espera una contracción de 5.3% para 2021. La recuperación llegará, pero lidiará con bajos precios de las materias primas y un contexto de escaso crecimiento estructural.
En política monetaria, los bancos centrales han recortado las tasas de interés, relajado las restricciones regulatorias y facilitado las condiciones de liquidez. El último en hacerlo ha sido el Banco de México, que este martes no solo bajó la tasa de interés de referencia a 6%, sino que además anunció un plan económico de 750.000 millones de pesos para dar oxígeno al sistema financiero.
Deuda y divisas
Estas medidas fiscales llevadas a cabo por los gobiernos latinoamericanos elevarán el principal quebradero de cabeza de la región: el endeudamiento. Además, estos volúmenes de deuda se agravan debido a la profunda depreciación que viven las divisas locales, ya que gran parte de esta deuda viene denominada en moneda extranjera.
En este contexto, México será uno de los países que más dificultades tendrá. El peso es la moneda emergente más lastrada por la crisis, pues desde finales de febrero se ha depreciado más de 22% y se posiciona como la segunda más volátil de la región por detrás del peso chileno.