El mercado laboral empieza a dar algunos signos de lenta recuperación a un año del shock ocasionado por la pandemia en Costa Rica. Estas luces vienen acompañadas de la reapertura comercial que también se refleja en repuntes en la actividad económica y en la confianza de los consumidores.
Entre enero y marzo del 2020 (antes del principal golpe de la crisis), 13 de cada 100 personas en la fuerza de trabajo estaban desempleadas; al momento más crítico, que se registró entre mayo y julio del año anterior, la proporción se elevó a 24 de cada 100 personas.
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Sin embargo, para el trimestre móvil comprendido entre noviembre y diciembre del 2020 y enero del 2021, la relación cayó a 19 desocupados de cada 100 en la fuerza de trabajo.
Claves de la recuperación
Con la ayuda del economista Javier Adelfang, autor del blog El Economista Argentico, EF analizó las cifras de ocupados, desocupados y personas fuera de la fuerza de trabajo entre el cuarto trimestre del 2019 (cuando no había pandemia) y el mismo periodo, pero para 2020.
Se utilizaron los datos de la Encuesta Continua de Empleo (ECE) para los trimestres naturales. Antes es importante entender tres conceptos:
➨ Población ocupada: la integran los asalariados, independientes y los no remunerados, que están activos en sus labores.
➨ Población desocupada o desempleada: quienes fueron despedidos, suspendidos o cesaron su propia actividad, son además personas que buscaron trabajo y no encontraron.
➨ Población fuera de la fuerza de trabajo: personas de 15 años y más que no estuvieron ocupadas en la semana de recolección de datos y que un mes antes no intentaron buscar empleo.
El análisis muestra que antes de la pandemia (cuarto trimestre del 2019) había 2,18 millones de ocupados, la cifra cayó de golpe a 1,74 millones en el segundo trimestre del 2020 y a partir de entonces empezó un repunte hasta llegar a 1,95 millones al cierre del 2020.
El mismo comportamiento se registró en el caso de los desempleados quienes antes de la crisis eran 309.465 y se dispararon a 551.373 para el segundo trimestre del 2020, luego iniciaron una lenta reducción que para finales del año pasado estaba en 487.675 personas.
Quiere decir que el desempleo aumentó en un 78% en nueve meses, pero la reducción es de apenas un 12% en los siguientes seis meses.
Una de las razones que explica que el desempleo no se disparara con mayor fuerza fue la salida de personas de la fuerza de trabajo.
Antes de la pandemia había 1,47 millones fuera de la fuerza laboral del país, la cifra creció a 1,69 millones en el momento más crítico (segundo trimestre del 2020) y empezó un descenso que al cierre del 2020 se contabilizó en 1,57 millones.
Natalia Morales, economista e investigadora del Programa Estado de la Nación (PEN), enfatizó en que el impacto de la crisis en el empleo fue severo sobre todo en los primeros meses, por eso muchos grupos y sectores siguen sin recuperarse.
“Los indicadores podrían ser peor si la población fuera de la fuerza de trabajo no hubiera aumentado, eso está conteniendo un poco, un mayor desempleo, aunque sí parece estarse recuperando la cantidad de ocupados”, agregó Morales.
Los recientes datos de la ECE para el trimestre móvil comprendido entre noviembre y diciembre del 2020 y enero del 2021, también revelan algunas claves de posible recuperación, sobre todo en dos grupos: los que estaban inactivos del todo (fuera de la fuerza de trabajo) y pasaron a ocuparse, y los desocupados que encontraron empleo.
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De acuerdo con Adelfang, es justamente en el segundo grupo, el de los desocupados que se emplearon, donde se muestra un cambio de tendencia en la última medición del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
En resumen, para el trimestre móvil de noviembre a enero, los ocupados aumentaron en 31.292 personas, los desocupados cayeron en 20.136 y 7.380 personas salieron de la inactividad para sumarse a la fuerza de trabajo.
El desempleo bajó al 19,1% (entre noviembre y enero), una caída de 5,3 puntos porcentuales con respecto al pico máximo alcanzado en el tercer trimestre del 2020. Pero la recuperación del mercado laboral es muy lenta y todavía no regresa a los niveles previos a la pandemia −del 12,5%− que ya de por sí eran los más altos históricamente.
¿Es sostenible?
Luego de una contracción económica del 4,5% del Producto Interno Bruto (PIB) en 2020, y bajo una proyección de crecimiento del 2,6% para este año, es lógico que se perciba una leve mejoría en la generación de puestos laborales y una reducción en el desempleo.
Otros indicadores como el Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE) y el Índice de Confianza del Consumidor (ICC), también reflejan la recuperación, pero a un ritmo muy lento.
Sobre qué tan rápido puede regresar el mercado laboral a sus niveles prepandémicos, todo dependerá de cómo evolucione la vacunación, de que no se apliquen nuevos cierres comerciales y restricciones a la movilidad, y de las condiciones propias del ciclo económico.
Gloriana Ivankovich, economista y directora ejecutiva de la Academia de Centroamérica, afirma que la velocidad de la recuperación está relacionada con la normalización de las actividades productivas afectadas por la pandemia.
Incluso la pérdida de empleos durante el 2020 reaviva las brechas que erosionaban el mercado laboral costarricense antes del shock. No es lo mismo recuperar un empleo para una persona poco calificada que trabajaba en turismo o comercio, que para alguien con estudios universitarios que laboraba en puestos administrativos.
“Es posible que algunos patrones de consumo hayan cambiado de manera permanente. De la misma forma, si se supone que una cantidad de trabajo que antes se realizaba en las oficinas se hará desde la casa, se verá un impacto en algunos empleos”, agregó Ivankovich.
En ese mismo sentido, Morales es clara en que la sostenibilidad y la velocidad de la recuperación puede cambiar en poco tiempo y por el efecto de cualquier variable, como, por ejemplo, nuevas restricciones o, incluso, el adverso panorama fiscal del Costa Rica.
“En otros países, la situación no es optimista. Europa sigue aún con muchos cierres, tratando de controlar la emergencia sanitaria, lo mismo en Estados Unidos. Algunas actividades están lejos de recuperarse, tanto a nivel interno como externo. No es fácil encender el motor de un solo”, comentó la economista.
Existen claves que podrían ayudar a una pronta recuperación del empleo más allá de la normalización de las actividades económicas; entre ellas, una mayor rebaja en el costo de la energía y otros gastos asociados a la producción, menores cargas sociales, y opciones para renegociar deudas o acceder a crédito.