El caos podría estar a la vuelta de la esquina en Estados Unidos, que celebrará sus elecciones presidenciales el próximo 6 de noviembre. Hay dos posibilidades que amenazan con desestabilizar a la potencia norteamericana y ambas se relacionan con el candidato republicano Donald Trump, quien podría declararse ganador antes de tiempo o hasta rechazar los resultados, en caso de verse derrotado, como ya hizo en 2020.
Ambos escenarios son expuestos —aunque con cautela— por diversos medios de comunicación y analistas estadounidenses; los cuales temen una reacción todavía más virulenta que la de hace cuatro años por parte del expresidente y de sus seguidores más extremos, en caso de enfrentarse a resultados estrechos o del todo desfavorables.
Medios y analistas se fundamentan en la existencia del movimiento que ya impulsó —y continúa impulsando— la teoría infundada de que Trump realmente habría ganado las elecciones en 2020 frente a Joe Biden, y de que habría sido víctima de un fraude.
Esta es una narrativa que posteriormente detonó el recordado asalto al Capitolio, a principios de 2021, cuando una multitud irrumpió en el Congreso cuando este se encontraba en el trámite final para certificar los resultados obtenidos en las urnas.
Esta maquinaria discursiva podría activarse de nuevo y con más fuerza, tanto en las mesas administrativas como en las calles, según distintas versiones.
El antecedente
Ya en 2020, cuando Trump fue derrotado por Joe Biden en su primer intento por reelegirse, el republicano habló sobre la supuesta existencia de “votos legales” y de “votos ilegales”.
A través de esa retórica, intentó convencer a sus seguidores de que en realidad había ganado los comicios frente a Biden; a pesar de que el demócrata contabilizó unos siete millones de votos más que el republicano en el recuento nacional.
Trump también llevó su disputa a los tribunales, aunque sin éxito; en donde alegó supuestas inconsistencias con los mecanismos de votación que nunca fueron probados de manera alguna.
Sus palabras, sin embargo, tuvieron un arrastre significativo en diversos sectores extremistas de la población, e incluso provocaron el asalto antes mencionado al Capitolio, en el cual murieron cinco personas.
Esta situación ocasionó la apertura de múltiples procesos legales en contra de Trump y de varios asesores suyos por cargos como defraudación, obstrucción de actos oficiales y conspiración; los cuales siguen en curso. Pero también solidificó al grupo de seguidores del movimiento trumpista ‘Maga’ (las siglas en inglés de Make America Great Again) dispuestos a intervenir en procesos electorales para frenarlos, aún sin la existencia de bases sólidas para ello.
Cabos sueltos
Un reciente reportaje de The New York Times explicó cómo el movimiento de desinformación que abogó por revertir la derrota de Trump en 2020 continuó vivo con el paso del tiempo y “ha tomado el control de muchas juntas” encargadas de certificar las elecciones, a nivel local, de cara a este 2024.
Entre otras cuestiones, el reportaje señala que el movimiento Stop the Steal (Detengan el robo) que en 2020 llamó a no certificar las elecciones en favor de Biden es ahora mucho más sofisticado; aunque siempre empujado por teorías conspirativas con fondo patriótico, relacionadas con supuestos errores o fraudes a través de las máquinas de votación, los trabajadores electorales, los procesos de voto por correo y otros factores de los comicios.
Asimismo, otras publicaciones del mismo medio destacan que figuras como el exalcalde de Nueva York y exabogado de Trump, Rudy Giuliani, no han dejado de difundir acusaciones infundadas sobre las elecciones desde 2020; mientras que medios conservadores como OANN y Newsmax han dado la plataforma necesaria para legitimar esos mensajes y que más personas los consideren plausibles, a pesar de no tener respaldo fáctico alguno.
Los Angeles Times también hizo alusión a declaraciones del propio Trump que, según su criterio, podrían estar abonando el terreno para impugnaciones futuras en caso de una derrota.
Entre otras cuestiones, el expresidente ha dicho que “lo único que puede detenerle es el fraude" y además ha señalado la posibilidad de que el proceso electoral sea “manipulado”, en un tono similar al de hace cuatro años.
Consultado directamente sobre si aceptará o no los resultados de las elecciones en este 2024, el propio Trump abrió las puertas para la duda en una reciente entrevista con el Milwaukee Journal Sentinel. Dijo que “aceptará con gusto los resultados“, pero solo ”si todo es honesto" y agregó que, “si no es así, hay que luchar por los derechos del país”, alegando las supuestas irregularidades de 2020 que nunca fueron respaldadas por pruebas reales.
Posibilidad latente
La posibilidad de que Trump rechace los resultados electorales o se declare ganador antes de tiempo son latentes.
Incluso su contendiente, la vicepresidenta Kamala Harris, ha señalado estar preparada para para enfrentar ese escenario.
“Tenemos los recursos y la experiencia“, respondió en una entrevista con NBC News, a dos semanas de los comicios.
El actual presidente Joe Biden también ha reconocido su preocupación por este y otros asuntos. Ha dicho que la democracia de su país “está en juego" frente a un expresidente y un movimiento que le respalda que “no tienen ninguna consideración por la Constitución".
En medio de este clima de incertidumbre, la revista The Athlantic publicó otro reportaje según el cual Trump habría dicho durante su mandato que necesitaba “el tipo de generales que tenía Hitler", haciendo alusión a personas “totalmente leales y que siguieran órdenes” sin importar fundamento alguno. Esta es una publicación que ha elevado la preocupación de sus críticos, que dudan de su capacidad para aceptar una nueva derrota o un conteo muy parejo, pero no de su capacidad para movilizar masas en busca de un objetivo como la presidencia estadounidense.
La revista basó su artículo en el relato de dos personas que aseguran haber escuchado a Trump realizar esas afirmaciones en una reunión en la Casa Blanca, aunque el círculo del expresidente niega la veracidad de tales acusaciones.