Cada cuatro años Estados Unidos acapara la atención del mundo entero a raíz de las elecciones presidenciales. El proceso de 2024 no es la excepción y, a pocos días de conocer los resultados, la lucha entre Kamala Harris y Donald Trump, especialmente en algunos estados clave, mantiene a analistas y ciudadanía en vilo, sin prediccones claras.
No obstante, antes de llegar a ese punto del 5 de noviembre, es vital entender cómo funciona el sistema electoral estadounidense que, además, se vuelve complejo cuando se toma en cuenta que cada uno de los 50 estados rige esta materia a su manera. A continuación explicamos algunos rasgos generales.
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¿Quiénes son los candidatos y qué dicen las encuestas?
Oficialmente hay cuatro partidos participando por la presidencia de Estados Unidos, pero la política estadounidense suele funcionar con base en las dos agrupaciones históricamente mayoritarias.
Una de ellas es el Partido Republicano, que lleva como candidato al expresidente Donald Trump (2016-2020), junto con James Vance, conocido como JD Vance, como compañero de fórmula. Antes de su faceta política, Trump era conocido por ser un empreario millonario, especialmente dentro del mundo de bienes raíces.
La segunda candidatura con posibilidades reales de entrar a la oficina oval es la de Kamala Harris, del Partido Demócrata, quien lleva a Tim Walz como ficha para la vicepresidencia. Harris es actualmente vicepresidenta de Estados Unidos, es abogada de formación y anteriormente se desempeñó como fiscal general de California y senadora por ese mismo estado.
Hay otros dos partidos que participan en este proceso. El Libertario, con su candidato Chase Oliver, y el Verde, quien lleva a Jill Stein como ficha presidencial.
Las encuestas más recientes muestran un panorama ajustado, sin posibilidades de prever con certeza quién será electo. Según el sitio web Fivethirtyeight.com, que lleva un conteo de sondeos de los últimos meses, Harris saca una diferencia de apenas 1 punto porcentual sobre Trump. Para el 31 de octubre las cifras estaban en 47,9% para la demócrata contra 46,7% para el republicano.
Además del cargo de presidente, los estadounideses eligen el 5 de noviembre 33 miembros del Senado y 435 de la Cámara de Representantes.
¿Cómo se vota?
En Costa Rica estamos acostumbrados a acudir a las urnas en un solo día y dentro de un horario establecido, pero en Estados Unidos el sistema de votación permite a los ciudadanos ejercer su derecho de distintas maneras.
Explicar cuáles son cada uno de estos mecanismos de votación es algo complejo, pues, al ser una nación federal, cada estado tiene a su cargo el tema electoral y puede establecer sus propias reglas.
Al carecer de una entidad central nacional tipo Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), no existe en Estados Unidos algo como un padrón electoral. Por eso, lo primero que hacen los estadounideses es registrarse para votar. Sin embargo, una vez registrado no es obligatorio votar, se trata de un paso para estar habilitado en caso de querer ejercer ese derecho.
El portal web oficial del gobierno estadounidense indica que en todos los estados, excepto en Dakota del Norte, es necesario registrarse como votante antes de votar. Algunos estados cierran las inscripciones hasta un mes antes del día de las elecciones, pero otros permiten registrarse incluso el mismo día de las elecciones.
En ese registro cada persona suele inscribirse como demócrata, republicano o independiente, pero tampoco es obligatorio votar luego por el partido seleccionado previamente.
Para ejercer el derecho al voto los estadounidenses tienen, al menos, cuatro mecanismos. Para cada uno de ellos existen, igualmente, reglas diferentes en cada estado.
El primero es el voto en ausencia. Esta es una herramienta que permite a ciertos ciudadanos emitir su voto cuando, por diversas razones, no pueden asistir físicamente a los centros de votación.
El segundo es el voto por correo, en donde el proceso de recibir y devolver la tarjeta electoral se hace a través del correo. Este suele estar disponible para cualquier ciudadano e incluso algunos estados envían automáticamente boletas a todos los votantes registrados aunque no lo soliciten. En algunos estados, el voto en ausencia se sustiyuye con este mecanismo.
Una tercera forma es el voto anticipado en persona, en el que las personas pueden acudir a las urnas dentro del periodo de votación temprana. La mayoría de estados permite esta forma de votar y no suelen solicitar justificación a la persona.
Por último, la forma más natural es la de votar presencialmente el propio día de las elecciones, como sucede en Costa Rica.
El día de la elección lo usual es que a las personas se les solicite un documento de identidad, pero, de nuevo, las reglas dependen de cada estado. Lo más común es presentar la licencia de conducir, pero también se puede votar con el pasaporte, el documento de identificación estatal o la tarjeta del Seguro Social. Aún sin identificación, algunos estados permiten a la persona votar pero se debe llenar un formulario, firmar o se vota de forma provisional hasta que se compruebe la identidad posteriormente.
¿Qué es el colegio electoral?
La base del sistema estadounidense es el voto indirecto. Esto quiere decir que las personas no escogen en primera instancia entre alguno de los candidatos, sino que votan por representantes que cada partido elige en listas cerradas llamados electores, quienes, en una segunda etapa, votarán por el presidente.
A este órgano se le conoce como Colegio Electoral y está formado por 538 electores. La cantidad de electores por estado corresponde al mismo número de asientos que tienen en el Congreso, sumando el Senado y la Cámara de Representantes. En el Senado cada estado tiene dos sillas, pero en la Cámara de Representantes la cantidad es proporcional a la población. Esto hace que, en suma, los estados más poblados también tengan más electores.
La forma en que los partidos escogen a estos electores varía de estado en estado, puede ser antes o durante la elección general.
La idea de Colegio Electoral es tan antigua como la fundación misma de Estados Unidos. A finales del siglo XVIII, los constituyentes de 1787 quisieron encontrar un punto medio entre dos perspectivas: el voto popular directo y la elección del presidente por parte de Congreso. El voto indirecto en dos etapas (población en general y electores) surgió entonces como una forma de mantener un equilibrio entre los poderes del Gobierno federal y de cada estado.
¿Cómo se gana la elección?
A diferencia de una elección directa como la que existe en Costa Rica, la mayoría de votos no asegura la presidencia en Estados Unidos.
Para ganar, el candidato debe sumar la mitad más uno de los electores, es decir, si el Colegio Electoral tiene 538 miembros, el número mágico que da la llave para la Casa Blanca es 270.
Puede darse el caso de que el candidato que gana la mayoría de votos populares termine perdiendo en cantidad de electores. Eso sucedió, por ejemplo, en las elecciones del 2016 cuando la demócrata Hilary Clinton logró casi 3 millones más de votos que Trump, pero este último captó más electores: 304 contra 227.
Por eso la clave está en ganar en una combinación de estados que asegure los 270 electores.
¿Cuántos votos aporta cada Estado?
Aquí empieza el juego de números. Como se mencionó, cada estado aporta una cantidad específica de electores, de acuerdo al número de asientos en el Congreso estadounidense.
California es el que posee la mayor cantidad, con 54 electores; le siguen Texas (40) y Florida (30). Mientras tanto, un grupo considerable de estados entrega apenas unos cuantos electores: Alaska y otros seis dan tres cada uno; Idaho y Montana tienen cuatro; Nuevo México otorga cinco, y la lista continúa. Sin embargo, todos estos electores suman.
En general, la candidas de electores no se reparte: el candidato que gana en un estado se lleva todos los electores que corresponden a ese territorio, así haya sacado apenas unos cientos o miles de votos más que su rival.
Solo existen dos excepciones: Nebraska y Maine, donde decidieron segregar su territorio en distritos, cada uno con una cantidad de electores, por lo que los electores del estado se pueden dividir entre los candidatos.
¿Qué es un ‘swing state’ y cuáles son en esta elección?
En muchos estados la tradición pesa, por lo que es más sencillo alinearlos con algún partido y sumar sus electores hacia uno u oteo candidato. Por ejemplo, California ha sido históricamente demócrata, mientras que Texas se ha decantado repetidamente por los republicanos.
Sin embargo, algunos no tienen esa característica y, por el contrario, son lugares donde suele ganar uno u otro partido. A esos estados se les conoce como swing states, lo que se suele traducir como “estados péndulo”, pero a los que también se les llama “estados bisagra”, “estados morados” (por la combinación del rojo republicano y el azul demócrata) o simplemente estados en disputa o indecisos.
En esta elección son siete: Arizona, Nevada, Georgia, Carolina del Norte, Wisconsin, Míchigan y Pensilvania. En cada elección suelen repetirse algunos de estos, pero también pueden surgir otros, dependiendo de las circunstancias.
“Georgia se transformó en un ‘swing state’ porque siempre había votado republicano pero en la última elección (2020) votó por Biden”, comentó el anaslista político Constantino Urcuyo.
El politólogo explicó que existen diversas “fracturas” sociodemográficas que alientan ya sea la tradición o la variación entre las preferencias de los estados. Una de ellas es la de ruralidad, pues los estados del extenso centro-oeste de Estados Unidos suelen ser republicanos.
Otra “fractura” se presenta en el Medio Oeste y es conocida cono el rust belt o el “cinturón del óxido”, estados que han vivido procesos de desindustrialización que ha llevado a diversos malestares económicos y sociales en sus poblaciones, entre ellos está Michigan.
Debido a su condición de incertidumbre, los candidatos suelen concentrarse en los “estados bisagra” para captar votos de los indecisos. En la recta final de la campaña, tanto Harris y Trump aprovechan cualquier desliz del rival para tratar de sumar apoyos.
EF le ofrece este mapa de Estados Unidos, donde los estados con inclinaciones más claras se encuentran pintandos del color correspondiente al partido que probablemente gane los votos electorales (rojo para los republicanos; azul para los demócratas).
Los estados en disputa se muestran en gris. El usuario puede cambiar los colores de cualquier estado, definido o bisagra, al dar click y se modificará el conteo de votos electorales mostrado en la parte superior del mapa.
¿Cuál es la matemática final?
En vista de que en la mayoría de estados es predecible cuál candidato ganará, es también fácil hacer la suma de los electores respectivos. Pero la matemática final depende de los resultados de los swing states.
El diario The New York Times predice que, hasta el momento, Harris tiene 226 electores asegurados y Trump posee 219. Si Trump gana en los estados indecisos donde actualmente está liderando las encuestas llegaría a los 287 electores, sobrepasando los 270 necesarios para ganar. Harris alcanzaría 251.
En otro escenario, si Harris ganara en esos estados indecisos alcanzaría 308 y dejaría a su adversario con 230.
Siguiendo la predicción de dicho medio, la clave para el triunfo de Harris es 44, pues sumados a los 226 cerraría en 270. Y esos 44 votos electorales se los dan tres estados: Míchigan, Wisconsin y Pensilvania, por lo cual es vital la victoria en estos tres estados, que son parte o rodean el rust belt, por lo que comparten preocupaciones similares.
Sin embargo, todo indica que los resultados en Wisconsin están más que ajustados y Harris solo está adelante en Míchigan.
Por el contrario, Trump necesitaría 51 votos para alcanzar los 270, pero le son suficientes los que obtendría al ganar todos los swing states menos Wisconsin y Míchigan.
No obstante, el sitio web Realclearpolling.com le da a Harris 211 electores y 219 a Trump, con lo cual le sería más difícil a la demócrata llegar a los 270. Para este portal los resultados de New Hampshire y Minnesota son inciertos también.
Urcuyo aseguró que los tres campos de batalla más importantes son Michigan, Wisconsin y Pennsylvania. Los medios estadounidenses están poniendo sus ojos principalmente en este último estado, y se repite la farse de que no hay camino a la Casa Blanca sin Pennsylvania.
“No hay nada cierto en esto, sobre todo con diferencias de 1 punto porcentual. Nadie puede decir quién va a ganar las elecciones”, aseveró el analista.
La preferencia de los swing states que decidirán la elección solo se sabrá hasta la noche del 5 de noviembre, cuando se revele quién será el presidente número 47 de la primera economía global.