El conservador Alejandro Giammattei, electo presidente de Guatemala en unos comicios con baja partición, encara el desafío de reducir la pobreza, la corrupción y la violencia —sus principales promesas de campaña— para frenar la migración irregular a Estados Unidos.
Giammattei, un médico de 63 años que se moviliza en muletas por una esclerosis múltiple desde hace 40 años, ganó ampliamente el domingo el balotaje a la ex primera dama socialdemócrata, Sandra Torres.
Escrutado el 99,15% de los votos, el presidente electo tenía 58,01% de los votos frente a 41,99% de Torres, según datos del Tribunal Supremo Electoral (TSE), que calificó los resultados como "irreversibles".
Sin embargo, los comicios estuvieron marcados por la baja participación y, según los datos preliminares del TSE, el abstencionismo podría superar el 55%.
"El objetivo se cumplió. Hoy, de veras con un nudo en la garganta, 12 años después, vengo a decirles (que) (...) va ser un inmenso honor ser el presidente del país", afirmó en un mensaje a periodistas el político que había buscado la presidencia en tres ocasiones anteriores.
El partido de Torres había reconocido la derrota la noche del domingo, pero la candidata se pronunció por primera vez este lunes, agradeciendo en Twitter "de todo corazón la confianza depositada en nuestro proyecto a todos los guatemaltecos que votaron por una Guatemala de bienestar y progreso para todos".
Agradezco de todo corazón la confianza depositada en nuestro proyecto a todos los guatemaltecos que votaron por una Guatemala de bienestar y progreso para todos. Hoy, es momento de la unidad. Cuenten conmigo. #PorTiYTuFamilia #GuateNosUNE pic.twitter.com/w3VOwp4znR
— Sandra Torres (@SandraTorresGUA) August 12, 2019
"Hoy, es momento de la unidad. Cuenten conmigo", concluyó Torres, quien por segunda vez consecutiva pierde un balotaje, la primera en 2015 ante el actual gobernante, Jimmy Morales, quien deja el cargo de cuatro años en enero próximo.
Acuerdos urgentes
Los objetivos a cumplir por Giammattei son enormes, tomando en cuenta que la pobreza afecta a 59% de los 17,7 millones de guatemaltecos y la violencia deja unos 4.500 muertos anualmente, siendo los principales factores que motivan la migración, según expertos.
Giammattei reconoció que la tarea será titánica y tendrá que hacer cabildeos en el Congreso, donde la mayor fuerza la tiene el partido de Torres.
El próximo mandatario hasta el momento ha evitado profundizar sobre el acuerdo firmado a fines de julio por el gobierno de Morales con Estados Unidos para convertir a Guatemala en "tercer país seguro", lo que implica recibir a migrantes que buscan pedir asilo en el país norteamericano.
Este acuerdo sacudió la recta final de la campaña y generó múltiples críticas y acciones legales, principalmente basadas en el elevado índice de pobreza y la falta de infraestructura para recibir a los migrantes.
El gobierno de Giammattei deberá enfrentar una "política exterior bastante exigente" para "recuperar espacios" que permitan abordar el tema migratorio y acercarse a Honduras, El Salvador y México, dijo a la AFP el exvicepresidente Eduardo Stein (2004-2008).
"La actual administración (de Morales), por razones que no terminamos de entender, ha descuidado" la relación con los países vecinos, aseveró.
Además, señaló que Giammattei debe lograr consensos con opositores y otros sectores para llegar a "entendimientos políticos fecundos y constructivos".
"Guatemala ya no puede aguantar otros cuatro años de fracturas constantes y de antagonismos extremos como los que se han venido dando en este último periodo" de gobierno, sentenció Stein.
Justicia y corrupción
El gobierno de Giammattei se inaugurará sin el acompañamiento que ha dado desde 2007 la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (Cicig), un ente adscrito a la ONU que apoyó la revelación de casos de corrupción de alto impacto, que llevaron incluso a la renuncia en 2015 del entonces presidente Otto Pérez.
La Cicig terminará sus funciones en septiembre debido a que Morales no pedirá a la ONU una nueva ampliación de dos años del mandato de la entidad, y Giammattei, quien fue involucrado en una matanza de reos cuando fungió como director del Sistema Penitenciario tras una investigación apoyada por Cicig, se ha negado a apoyar la continuación del ente.
Organizaciones sociales y activistas han alertado de retrocesos importantes en la lucha contra la corrupción.
Álvaro Montenegro, integrante del colectivo de organizaciones Alianza por las Reformas, expresó su temor de que con Giammattei al mando del gobierno continúe el hostigamiento a funcionarios de justicia, como ha sucedido en el gobierno de Morales.
"La ciudadanía tiene que estar muy atenta a que no haya un ataque permanente a los operadores de justicia, sobre todo tras la salida de la Cicig", advirtió.
Montenegro consideró “bastante complicado” que Giammattei conforme un ente similar a la Cicig, con apoyo internacional, para una verdadera lucha contra la corrupción.