En medio de los bajos precios del petróleo sobresale uno que, tal vez, no pueda sobrevivir la pesadilla. El petróleo de esquisto, shale o tight oil, fue años atrás, la gran salvación del mercado energético de los Estados Unidos. Hoy, se debate entre la vida y la muerte.
La extracción de petróleo se puede resumir en tres procesos: desde tierra, desde el mar y desde las rocas. Este último es el de esquisto. Es una técnica de extracción vieja, pero tuvo su boom comercial en 2003, cuando catapultó a los Estados Unidos al top de los países productores de petróleo. Para el 2019 representó el 63% del total de la producción de crudo en Estados Unidos, según datos de la Administración de Información de Energía (EIA, por sus siglas en inglés).
“Este petróleo ha sido la revolución en Estados Unidos”, explicó Hernán Varela, gerente de administración de portafolios de Banco Lafisse. Y el país lo logró a base de fracking, una técnica de extracción al inyectar agua en el subsuelo, que eleva los costos de producción la hace más vulnerable a la coyuntura actual de bajas cotizaciones internacionales.
LEA MÁS: EF Explica: ¿Por qué el petróleo cayó a precio negativo y qué sigue?
Auge y caída
La producción de esquisto se incentivó en los Estados Unidos por una simple razón, de acuerdo el analista Douglas Montero: no depender de otros países.
“Le ha ayudado al país a ser autosuficiente. Estados Unidos necesita ese combustible, es un mal necesario”, dijo.
En el pasado, una rebaja en los precios comerciales del crudo ya había amenazado la producción de esquisto, pero el mercado supo recuperarse. En el 2015 los precios cayeron de $105 por barril a $56. La consecuencia fue que varios productores de esquisto quebraran. Estas plataformas petroleras pasaron de casi 1.600 a menos de 700, según datos de Bloomberg.
Sin embargo, a los pocos meses, los productores volvieron aún más eficientes que antes y Estados Unidos tomó la batuta del mundo petrolero a base del shale oil. La caída de la producción sirvió para generar un equilibrio en el mercado y lo volvió más sostenible. Después del 2016, la industria de esquisto que surgió y catapultó al país como el mayor productor del mundo, se había duplicado.
Cinco años después, los precios volvieron a bajar. Pero esta vez, fue más bien una caída en picada y sin paracaídas. El golpe fue particularmente duro para el mercado norteamericano.
Ya se esperaba una menor demanda de petróleo para el 2020 –como respuesta de los conflictos comerciales– pero, cuando empezó la pandemia, la caída en la demanda se acentuó.
Los países productores actuaron demasiado tarde. Mientras la demanda ya estaba bajando, la producción siguió creciendo. En consecuencia, el precio se fue a pique.
“Hay tanto petróleo en el mundo que no hay dónde almacenarlo y es carísimo hacerlo”, detalló Montero. Y el esquisto lleva todas las de perder.
LEA MÁS: ¿Qué sucede cuando el valor del petróleo cae a niveles históricos?
El problema se acentúa porque el crecimiento de los productores de esquisto a partir del 2016 fue respaldado por varios factores. Se resumen en empresas sobre endeudadas, costos excesivos de producción y bajos rendimientos.
El precio para que los productores salgan “tablas” es mayor porque su extracción es más compleja, explicó Varela. Además, al ser productores privados los que generan este combustible, es más difícil controlar cuánto se genera o se deja de producir. No responden a un gobierno, sino al mercado, a pesar de que Trump se comprometa a recortes.
“Son empresas privadas y tienen deudas grandísimas, entonces a veces les es mejor sacar petróleo que se venda a $15 o a $20, que no sacar nada”, explicó Varela.
De acuerdo con la agencia de noticias Bloomberg, Wall Street podría estar reacio a financiar a los productores de esquisto después de años de gastos excesivos y bajos rendimientos.
En el 2016, en medio boom los productores de este petróleo generaron $35.000 millones en ganancias. Para 2019, antes del coronavirus, el número había caído a apenas $1.000 millones. Y las proyecciones a futuro son aún menos alentadoras. Bloomberg New Energy Finance (BNEF) estimó que los productores de esquisto necesitan que el barril alcance los $47 para lograr el punto de equilibrio.
Mientras los precios se mantengan cercanos a los $30 por barril la actividad productiva seguirá bajando. Las estimaciones señalan que podrían producirse hasta 1 millón de barriles menos por día, mucho más de lo prometido por el presidente Donald Trump para regular los precios, incluso sumando lo que recortaría Estados Unidos a nombre de México. Esto significaría la muerte para algunas empresas operadoras.
Futuro en las sombras
Uno de los principales problemas de la industria del esquisto es que los pozos se “secan” bruscamente. Esto significa que las perforaciones deben ser significativas para mantener los niveles de producción, de acuerdo con Michael Lynch, expresidente de la Asociación de Estados Unidos para la Economía de la Energía y economista especializado en petróleo. Es decir, deben buscar más adentro y para eso, deben perforar más, lo que resulta más caro.
Lynch proyecta que las perforaciones podrían caer hasta en 75%, o más, si los precios se mantienen por debajo de los $35 por barril. “Dada la sobreoferta actual, la reducción en el esquisto compensará, aproximadamente, el excedente después de 18 meses o más”, detalló el economista en una publicación para la revista Forbes.
La EIA proyectó que para junio del 2020 la producción de petróleo en las siete principales cuencas de esquisto del país caería en 197.000 barriles por día; una cifra récord. Un récord negativo.
¿Cómo va a cambiar esto la industria de esquisto en Estados Unidos? “Habrá empresas que no lo van a lograr. Algunas, las más pequeñas, tienen precios de equilibrio muy altos y esas van a quebrar”, augura Varela.
Es parte del proceso normal del mercado, se debe normalizar la oferta que existe. Para Varela, sin embargo, el panorama mundial no se verá tan afectado en el mediano plazo.
“No creo que vaya a cambiar el liderazgo del país. Cuando algunas empresas ya puedan volver al mercado porque es atractivo volver a producir, nada más vuelven a abrir la llave”, explicó. Esto, porque la reducción está siendo global lo que podrían compensar, al menos un poco, el impacto en los productores de esquisto.
Montero realizó un análisis similar. Una vez que la pandemia pase y se restablezca la demanda, es posible que Estados Unidos busque mejorar la energía para hacerla más eficiente.
“Tal vez cambie las posiciones del top 3 de productores mundiales, pero Estados Unidos se mantendrá entre los primeros”, declaró Montero.
Otros analistas internacionales son más pesimistas y consideran que los jugadores que se pueden quedar fuera, permanentemente, del partido son muchos más que unos cuantos productores pequeños.